El expresidente de Cataluña Carles Puigdemont ha asestado un golpe a los socialistas donde tradicionalmente más les suele doler: en el recuerdo de los GAL y de la cal viva. Sin embargo, esto se ha producido en un momento en el que la dirección actual del PSOE está enfrentada a Felipe González por sus críticas a Pedro Sánchez y, en esta ocasión, nadie ha salido a defender al expresidente del Gobierno.
Puigdemont criticó este jueves las últimas declaraciones de González contra la ley de amnistía que negocian el PSOE y Junts diciendo que "hay políticos que cuando hablan suben el precio del pan, y otros que suben el precio de la cal viva". "Por el momento, parece que ha habido un repunte en el interés español por el óxido de calcio", ha compartido en la red social X, antigua Twitter.
Pero Puigdemont no ha sido el único de Junts en hacer alusión a los GAL. El secretario general de la formación, Jordi Turull, también dijo que "se ve que han aumentado las reservas de cal viva" enlazando directamente a una intervención de González en el acto celebrado este miércoles en el Ateneo de Madrid con motivo de la presentación del último libro de Alfonso Guerra.
La presidenta de la formación, Larua Borràs, no ha aludido a la cal viva pero también se ha sumado a los ataques contra González. Asegura que el expresidente del Gobierno reconoce que hace un esfuerzo por "exterminar" al independentismo. "Si por España hay que sacrificar la democracia, lo hacen y punto", compartió en la misma red social.
Estos ataques directos a dos de las figuras históricas y más relevantes del PSOE –González y Guerra–, sorprendentemente, no han sido censurados por nadie de la dirección actual del PSOE. El motivo es que la generación al frente del partido está enfrentada con la llamada vieja guardia crítica con los postulados que está defendiendo Sánchez.
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En el acto del Ateneo, tanto Guerra como González aseguraron que el PSOE está siendo chantajeado por Junts y que negociar una ley de amnistía va contra el programa con el que el partido se presentó a las elecciones del 23-J y contra el 40º Congreso celebrado en 2021. El expresidente del Gobierno llegó a decir que él no estaba siendo desleal, que estaba siendo disidente y que la deslealtad la estaba cometiendo Sánchez.
Un día después de dichas palabras, este jueves en el Congreso de los Diputados, el secretario de Organización, Santos Cerdán, dijo que el libro de Guerra "seguro que tendrá más éxito que las arengas que está alimentando". El ministro de Cultura, Miquel Iceta, dijo que las palabras le parecían "antiguas" y el ex número tres José Luis Ábalos aseguró que "hay que pensar el marco en el que se dicen las cosas y a quién beneficia, más allá de que se pueda llevar o no razón".
Han recibido más críticas por parte de los socialistas las palabras de González y Guerra que las de Puigdemont y los demás miembros de Junts. Nada queda de aquel famoso pleno en el que Pablo Iglesias dijo que "Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva" y toda la bancada socialista se revolvió en su escaño, sin dejar terminar su intervención al entonces líder de Podemos. Entonces, hasta Sánchez censuró las palabras diciendo que se sentía "orgulloso" del expresidente del Gobierno. Ahora, no hay más que silencio.