La última jornada del debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo volvió a estar envuelta en polémica por el error de un diputado con el sentido de su voto. Con una diferencia, que esta vez la presidenta del Congreso, Francina Armengol, adoptó una resolución controvertida. Pese al criterio en contra de los letrados, la socialista contabilizó como nulo un voto que en realidad era afirmativo.
Según describen varios miembros de la Mesa, la persona que convenció a la presidenta de la Cámara de que debía tomar esa decisión fue su número dos, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, persona de la máxima confianza de Pedro Sánchez.
La secuencia fue la siguiente: la secretaria cuarta Carmen Navarro estaba pasando lista cuando pronunció el nombre de Eduard Pujol, parlamentario de Junts, que votó a viva voz con un "sí" rotundo. Apenas 48 horas antes había sucedido algo parecido con el socialista Herminio Sancho, al que echó un capote la secretaria socialista Isaura Leal, que había leído mal su apellido y repitió la votación ipso facto.
Pero Navarro no dio marcha atrás. En cuanto escuchó el "sí" de Pujol dio fe del sentido del voto. Aunque este, segundos después, rectificó con un "no" que de nada sirvió, porque ya se había contabilizado el voto. Cuando llegó el momento de proclamar el resultado de la votación, se armó la marimorena.
Gómez de Celis advirtió a Armengol de que no debía dar por válido el "sí" del diputado de Junts, dando pie a una discusión que duró varios minutos. En un momento dado, la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, llamó por teléfono al secretario tercero de la Mesa, Guillermo Mariscal, para interceder por su diputado y pedir que el voto fuera un "no".
"Lo que tienes que hacer"
Testigos de la escena aseguran que los letrados se inclinaron por mantener el voto afirmativo. De hecho, en un momento dado casi hubo unanimidad entre todos de ratificarlo así. Entre otras cosas porque no alteraba el resultado de la investidura, que seguía siendo fallida. Pero Gómez de Celis se negó. Y el secretario general de la Cámara dejó la decisión en manos de la presidenta, que tiene voto de calidad.
Fuentes próximas a Armengol aseguran que no recibió ningún tipo de presiones por parte de Gómez de Celis para declarar como nulo el voto del diputado de Junts. En cambio, el testimonio de los que estuvieron presentes en la Tribuna no es el mismo. El resultado, finalmente, fue de 172 votos a favor, 177 en contra y un voto nulo.
A la salida del Hemiciclo, el vicepresidente segundo del Congreso, José Antonio Bermúdez de Castro, del PP, criticó ante los medios la decisión de la presidenta: "Yo creo que todo el mundo ha podido comprobar que el diputado de Junts contestó sí y que la secretaria lo ratificó. Por tanto, no cabe modificación de un voto cuando este ya se ha emitido".
Bermúdez de Castro justificó esta afirmación en los precedentes que existen sobre esta cuestión: "El voto es irrevocable y el propio Tribunal Constitucional ya estableció que sólo cabe la posibilidad de modificar un voto por problemas y errores técnicos, nunca por errores personales".
El 'caso Casero'
Fuentes populares comparan este caso con el de Alberto Casero en la pasada legislatura, con la reforma laboral. El exdiputado popular se equivocó al votar a favor telemáticamente desde su casa -porque estaba enfermo- y se plantó en el Congreso antes de que comenzara la votación para pedir que le permitieran cambiar el sentido del voto, aduciendo un fallo informático. La entonces presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, se lo negó. Y la reforma laboral salió adelante.
En el PP califican como "arbitraria" la actuación de Armengol este viernes y avisan de que su mandato, en apenas un mes, sólo está sirviendo para crear "malos precedentes". Primero con la aplicación de la reforma del Reglamento para el uso de las lenguas cooficiales, antes de que entre en vigor. Y, ahora, con el cambio de un voto que ya ha sido emitido formalmente, a viva voz.
En esta legislatura, con un Congreso tan fragmentado, cada votación será muy ajustada. De ahí que los miembros de la Mesa del PP trataran ayer de convencer a Armengol para que fuera escrupulosa con los hechos.
Los populares temen que pueda hacer lo propio en votaciones que realmente sí se diriman por un voto. Porque podría suceder que un error frustrara la investidura de Sánchez. Si el PSOE consigue amarrar el apoyo de Coalición Canaria y Junts sólo tiene que abstenerse, un único traspié haría naufragar la reelección de Sánchez. Y en el grupo popular temen que la actuación de la presidenta de la Cámara sea la misma.
Por lo pronto, Feijóo ha descartado interponer un recurso, aunque en su partido hay quien pide acudir a "la vía judicial" para evitar que la mayoría progresista en la Mesa imponga el rodillo. "Van a arramplar con todo".