Carles Puigdemont tiene prácticamente atada la amnistía a los protagonistas del procés independentista en Cataluña, pero su pugna soterrada con ERC por ver quién condiciona más la investidura sigue arañando compromisos al Gobierno, o intentándolo. En este marco, el expresident huido de la Justicia ha lanzado un último órdago al PSOE para, en la víspera del 1-O, condicionar de nuevo su apoyo a la celebración de un referéndum.

Este nuevo llamamiento a la movilización popular del independentismo, en horas bajas durante las últimas citas electorales pero reforzado por la importancia de Junts en la aritmética parlamentaria, pretende reavivar la llama del separatismo en una de sus fechas más señaladas, apenas unas semanas después de la Diada y en el aniversario del referéndum del 1 de octubre de 2017.

"Hace seis años que decidimos que este [el referéndum] es nuestro destino, que esta es la voluntad del pueblo de Cataluña y que todo lo que hacemos debe servir a este propósito", ha asegurado Puigdemont en un vídeo colgado en sus redes sociales en el que anima a participar en un acto conjunto del Consell de la República con entidades como la ANC, Òmnium Cultural y la AMI. El propio expresident intervendrá desde Bélgica. 

Con todo, y a pesar de la desactivación del independentismo en las urnas, este 1 de octubre llegará en uno de los contextos más beneficiosos para Junts, en medio de las negociaciones de investidura de Pedro Sánchez y con el futuro de la gobernabilidad de España en manos de Puigdemont. Oficialmente no hay ninguna versión oficial del Gobierno, pero en privado todo el mundo reconoce, como mínimo, los pasos para aprobar una amnistía.

El problema, en este caso, pasa más por el nuevo referéndum que reclaman Junts y ERC. Los socialistas no encuentran ningún encaje legal para permitir la consulta ciudadana —"por ese camino, no hay avance posible", recalcaban esta semana— ni creen que pueda incluirse en el marco constitucional, al menos de momento, pero la presión de los socios aprieta a pocas semanas de la investidura. 

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Puigdemont, por su parte, se esfuerza en demostrar que los independentistas no van a abandonar su objetivo y que los socialistas, por mucho que quieran, no tienen la sartén por el mango esta vez: "Hay quien quiere que nos olvidemos, que lo dejemos estar, que pasemos página, que lo dejemos correr. No lo haremos", certifica en su mensaje.

'Jornada antirrepresiva'

La chispa del expresident obedece a un contexto complicado para el independentismo catalán. El último 1 de octubre, el primero tras la pandemia de Covid-19, fue un fracaso de movilización y constató la ruptura entre Junts y ERC, por lo que ninguno de los dos partidos ha tenido demasiado que celebrar últimamente. Este sexto aniversario, sin embargo, promete encenderles de nuevo.

Así, con el viento de la investidura de cara, el debate de la amnistía sobre la mesa y la Fiscalía a punto de pedir prisión por terrorismo contra miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR), tanto Esquerra como Junts están deseosos de salir a la calle y mostrar músculo, sobre todo en Barcelona. 

Manifestaciones mañana y tarde en Sant Jaume y Gracia, actos dispares organizados por el Consell o la ANC y multitud de marchas a pie y en moto. Así será la denominada Jornada antirrepresiva de los independentistas este domingo, con la amnistía de telón de fondo, el referéndum esperando entre bastidores y el PSOE observando desde la barrera. Poc a poc.