La noche del 23-J, entre las explosiones de júbilo, las celebraciones y los brindis en la sede provisional de Sumar, un colaborador muy cercano a Yolanda Díaz era el único que intentaba mantener la calma. "Esto sólo acaba de empezar. El ciclo político termina en Europa", recalcaba entonces, y no se le volvió a escuchar hasta esta semana. Lo que ya se fraguaba entonces, y empieza a caldearse ahora, es la disputa sobre quiénes llevarán los colores de la vicepresidenta en las elecciones europeas del próximo año.
En aquella campaña electoral de verano, Díaz se dejó querer por los dos grupos comunitarios por los que potencialmente podría tomar partido, Izquierda Europea (The Left), vinculado a Podemos e Izquierda Unida, y Los Verdes, más cercano a los comunes y Más Madrid.
Aunque todavía mantiene su carnet del PCE (el de IU lo rompió en 2019, antes de entrar en el Gobierno), la líder de Sumar ha mostrado siempre más cercanía con el grupo de los ecologistas europeos, hasta el punto de que una de sus reivindicaciones en las elecciones generales era presentarse como la candidatura verde en España. El problema, como ocurre con todo lo que tiene que ver con la coalición, es que Díaz tendrá que hacer la cuadratura del círculo para conformar a todos y no ofender a nadie.
No suele ocurrir. Al margen de lo que pueda parecer al vincular el ecologismo con la izquierda, los grupos de la Izquierda y los Verdes no mantienen buena relación entre ellos y, de hecho, suelen competir por la hegemonía electoral del espacio en Europa, más aún en España. Así con todo, hasta las fuentes de la dirección de Izquierda Unida más conciliadoras con los problemas internos de Sumar fruncen el ceño cuando se saca el tema.
"Nosotros no somos verdes", zanjan con rotundidad, y la expresión cambia. "Desde esos sitios nos llaman 'sandías': verdes por fuera y rojos por dentro", señalan. Hoy por hoy, el programa de Díaz coincide más con el ideario verde, que afronta el reto de una transición ecológica justa y plantea la emergencia climática como uno de sus ejes vertebradores.
Las mismas fuentes afean, o temen, este presunto acercamiento de Sumar hacia sus competidores dentro del espacio de la izquierda europea. Mientras que The Left cuenta con sólo 28 parlamentarios, Los Verdes está formado por más de 70 miembros, es el cuarto en dimensión en la Eurocámara y tiene de vicepresidente a la mano derecha y portavoz de Díaz, el eurodiputado Ernest Urtasun.
Este mismo fin de semana, de hecho, los Verdes organizarán una cumbre en Madrid (la primera desde 2010) a la que asistirán, entre otros, la exalcaldesa de Barcelona y líder de los comunes, Ada Colau, o la propia Yolanda Díaz, encargada de clausurar el evento.
Las fechas no son casuales. Dos semanas después, el 10 y el 11 de octubre, la Izquierda Europea replicará la cita con sus propias jornadas en España. La diferencia, en este caso, es que el papel preeminente de la cita lo tendrá Ione Belarra, que inaugurará el encuentro, mientras que Díaz sólo participará de ponente en una mesa sobre trabajo y políticas laborales al día siguiente.
La vicepresidenta, de hecho, no coincidirá con la secretaria general de Podemos, pero sí con la ministra de Igualdad, Irene Montero, y el de Consumo, Alberto Garzón. Sus tres mesas de trabajo representan los ejes con los que el grupo parlamentario de la izquierda europea afrontará el próximo ciclo político: feminismo (Montero), los derechos laborales (Díaz) y la crisis ecosocial (Garzón).
Estas jornadas serán el último intento de la izquierda para agenciarse el apoyo de Díaz en las elecciones europeas. El problema, en todo caso, es que en el entorno de la vicepresidenta no tienen claro si Sumar sobrevivirá (electoralmente) hasta entonces, y temen que Izquierda Unida como sobre todo Podemos se desgajen de la coalición para los comicios del Europarlamento, presentando sus propias listas en las que, por ejemplo, nadie pudiera vetar a Irene Montero.