El pinchazo de Junts y ERC en el 1-O ayuda a Sánchez para ser investido a cambio sólo de la amnistía
Fuentes independentistas cercanas a las negociaciones recalcan que el referéndum no está sobre la mesa, al menos todavía.
2 octubre, 2023 02:26Carles Puigdemont y Oriol Junqueras siempre se miran de reojo, compitiendo en silencio por ver cuál de los dos cede antes o quién puede arrancar más compromisos al PSOE. La hegemonía independentista catalana, al menos en los últimos años, siempre se ha resumido en ese doble juego; pero la desmovilización en los fastos de este 1-O, con apenas 4.500 manifestantes en Barcelona, resta credibilidad al separatismo y abarata el precio de sus votos.
Si los líderes de Junts y ERC jugaban a tener la sartén por el mango y amenazar con la repetición electoral, el pinchazo de este domingo ha terminado por demostrar que no tienen fuerza para hacerlo. Hasta ahora, y a cambio de su apoyo en la investidura de Pedro Sánchez, tanto el PSOE como Sumar han dado a entender su total disposición a una amnistía total que cierre el capítulo judicial el procés, pero rechazan de pleno la idea de un referéndum en Cataluña.
Así, y al margen de la teatralización vivida esta semana, el mensaje que se transmite desde el búnker de Waterloo es nítido: no se renunciará al referéndum, pero con la amnistía es suficiente de momento. El problema, paradójicamente, no es tanto el grupo de Puigdemont sino el de ERC, que después de una legislatura como socio del PSOE ahora es quien más aprieta para poner la autodeterminación encima de la mesa.
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Fuentes a ambos extremos de la negociación coinciden en que, al margen de las declaraciones, las dos partes saben que no va a ocurrir. De hecho, un destacado dirigente independentista reconocía esta semana a EL ESPAÑOL que "el PSOE está comprometido en acabar con la represión por todos los medios legales posibles, pero de ahí [el referéndum] no se van a mover".
"Depende de ellos encontrar el punto de equilibrio. La amnistía está pactada desde agosto, pero falta ver cómo meterla", señala la misma persona. A la vez, el ala más dura de ERC plantea pedir una referencia a la "democracia directa" en el documento del acuerdo, remitiéndose al artículo 92 de la Constitución; de ahí la insistencia por reivindicar que "la autodeterminación es el único camino".
Ahora bien, al Gobierno le da igual "el camino" de Junqueras o "el destino" de Puigdemont, por utilizar las palabras que ellos mismos usaron en la víspera del 1-O. Al Gobierno lo que le importa son los hechos, y el hecho es que ninguno de los independentistas ha dicho, explícitamente, que el referéndum sea una condición para la investidura sino el final de su proyecto político.
Dicho de otro modo, lo mismo de siempre: amnistía sí, referéndum no (todavía).
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Semana de contactos
Sánchez tiene prisa por cerrar cuanto antes el capítulo de su inminente investidura, pero no tanto como para no entrar en el Congreso sin sus apoyos atados. En realidad, la partida con Junts y ERC está muy avanzada —llevan semanas reuniéndose discretamente para pactar las condiciones— y el trabajo de la amnistía, sobre todo, está a punto de finalizarse. Incluso ha pedido al expresidente Zapatero que haga campaña para vender sus ventajas.
Con toda probabilidad, Sánchez recibirá este martes el encargo del Rey para ir a la investidura. La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, podría fijar una fecha este mismo miércoles para seguramente antes del 31 de octubre, cuando la princesa Leonor realice su acatamiento de la Constitución en el Congreso. Los tiempos serán endiablados.
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El año 2024 apremia, toda vez que el inminente Ejecutivo de PSOE y Sumar tendrá apenas tres meses para atar la investidura, cerrar un programa de Gobierno, armar una nueva estructura ministerial, pactar el reparto de carteras y reactivar un segundo acuerdo amplio de Presupuestos Generales del Estado. Entremedias, el partido de Yolanda Díaz también estará inmerso en su propio proceso fundacional con un congreso constituyente y con guerra civil de la izquierda a la vista.
Con todo esto en mente, el contexto no podría ser mejor para los independentistas. En la aritmética actual, siete diputados son imprescindibles para todo; de hecho, los 14 que reúnen ERC y Junts son, hoy por hoy, mucho más valiosos que los 22 que tenían la legislatura pasada. En una hipotética repetición electoral sería muy difícil mejorar su posición y muy fácil empeorarla.
Las posiciones a ambos lados de la mesa pueden parecer extremas e inamovibles de cara a la galería, pero se interpretan como faroles y "parte del teatro" entre los interlocutores. En el fondo, nadie quiere apretar el botón nuclear, pero tampoco pasar por debajo del futbolín.