Alberto D. Prieto Luis Casal

Las negociaciones "no están abiertas", según la versión oficial, pero los tanteos se repiten desde hace semanas. Discretamente, los encuentros entre el representante de Sumar, Nacho Álvarez, y la del PSOE, María Jesús Montero, avanzan con lentitud, todavía sin cerrar acuerdos de calado, contenido programático concreto ni una estructura fija.

Lo que sí tienen claro los equipos de Yolanda Díaz y de Pedro Sánchez, aseguran fuentes conocedoras, es que el presidente en funciones ha decidido reducir el peso del Consejo de Ministros, y que eso le restará aún más cuota de poder a la todavía vicepresidenta segunda.

Tal como confirman fuentes socialistas del Gobierno, Sánchez tiene muy claro que la pasada legislatura fue "muy ineficaz" en algunos aspectos. Si bien Moncloa presume a cada ocasión de su "frenética actividad legislativa", con más de 100 leyes y alrededor de 200 reales decretos-ley, el elefantiásico Ejecutivo de 22 Ministerios no se repetirá.

Una vez decaída la investidura de Alberto Núñez Feijóo, el líder del PSOE espera ahora que la ronda de consultas del Rey, este lunes y martes, culmine con su designación como candidato. Pero, del mismo modo que las negociaciones con Junts y Esquerra para asegurar sus apoyos en el Congreso para la investidura están "muy encarriladas", dice un portavoz de Ferraz, ni el PSOE ni Sumar pueden afirmar que Sánchez y Díaz se hayan sentado a hablar oficialmente del futuro Gobierno.

"Sánchez lo dejará en 16 o 17 carteras, a lo sumo", afirman las citadas fuentes. El objetivo es hacer un Ejecutivo "más eficaz" y controlado por Moncloa, según se explica desde el PSOE, "porque la aritmética parlamentaria exigirá estar muy encima de todo". Eso sí, esa reducción "le quitará dos o incluso tres ministerios a Podemos".

Este miembro del Consejo de Ministros, como casi todos los demás del ala socialista, sigue refiriéndose al socio minoritario con el nombre antiguo, el heredado de la época de Pablo Iglesias. Entonces, la proporción fue de 17 ministerios para la cuota PSOE y cinco para la morada.

Hablando de Podemos, de momento el partido que catapultó a Díaz sigue preparando una "respuesta dura" para cuando el PSOE y Sumar anuncien el acuerdo. Los morados se sienten "ninguneados de manera injusta" y, sobre todo, "mezquina", porque cuando eran ellos quienes lideraban el sector minoritario del Ejecutivo, "todos tenían su espacio y su voz", ya ahora ellos están arrinconados: sin portavocías y con la líder negociando a sus espaldas con Sánchez.

Podemos sigue insistiendo en que Irene Montero siga al frente de Igualdad, y rechaza la opción de que Nacho Álvarez sustituya a Ione Belarra en Derechos Sociales. "No aceptamos la doble militancia, y Nacho no es propuesta nuestra... él y ella [por Díaz] sabrán lo que hacen", advierten fuentes de la dirección morada.

Todo lo contrario

Iglesias forzó dos cosas principales en su negociación con Sánchez tras el abrazo con el que sellaron la coalición, el 12 de noviembre de 2019. La primera, que sería él quien decidiría los ministros de su parte del Gobierno. La segunda, que hubiera una cuota para cada una de las formaciones que integraban Unidas Podemos.

Eso quería decir, en el primer caso, que Sánchez no tendría capacidad de veto sobre los nombres que le pusiese el entonces secretario general de Podemos sobre la mesa. Ni tampoco podría ejercer el poder para destituirlos sin provocar una crisis que hubiera obligado a una renegociación "completa" del acuerdo. Eso explica la permanencia en el Ejecutivo, todavía, de Alberto Garzón (Consumo) y, sobre todo, Montero (Igualdad).

Última foto de familia del Gobierno de coalición de la XIV Legislatura, tras la remodelación de abril de 2023. Moncloa

Y en el segundo caso, la elefantiasis del Ejecutivo. Si Unidas Podemos tenía que tener ministros de los Comunes (Universidades, primero para Manuel Castells y luego para Joan Subirats), de IU (Garzón), de Galicia en Común (Díaz) y de Podemos (Montero y él mismo, como vicepresidente segundo, además), Sánchez se vio obligado a recrecer el número de carteras socialistas para guardar la proporción deseada.

Así acabaron antiguas subsecretarías, como la de Consumo, convertidas en Ministerio. O por eso se dividió Ciencia y Universidades. Y esa misma fue la razón por la que Seguridad Social se desgajó de Trabajo. O la de que la Secretaría de Estado de Igualdad abandonara Moncloa, donde, desde la moción de censura, la comandaba Carmen Calvo, como vicepresidenta primera.

Nueva estructura

Hoy, sin embargo, las fuentes consultadas en ambas alas del Ejecutivo confirman que eso se va a acabar. Que Sánchez diseña un modelo que será todo lo contrario del anterior, más compacto y con menos voces en la primera línea.

Volviendo a esta reestructuración del Gobierno, Sánchez y Díaz sólo saben que habrá coalición, pero aún no han abordado abiertamente el programa ni las carteras que pedirá Sumar. La vicepresidenta segunda sí sabe que en esta ocasión el presidente ejercerá su prerrogativa constitucional, y él decidirá quién puede estar en su Consejo de Ministros y cuándo destituirlo. Otra cosa es que ella pueda recomendar.

Además, el PSOE recuperará Igualdad. "No fueron los indultos lo que nos asustaba en las elecciones, lo que realmente nos daba pavor que nos pasara factura fueron las rebajas de condenas y excarcelaciones de violadores del sólo sí es sí", confiesa una fuente de Moncloa.

El departamento que hoy (todavía) lleva Irene Montero, es posible que se integre con otro Ministerio, aunque no desaparecerá el nombre oficial de Igualdad de la cartera, según las fuentes socialistas.

Algo parecido podría ocurrir con Consumo, Seguridad Social o incluso con Derechos Sociales, hoy en manos de Ione Belarra, secretaria general de Podemos, cuyo entorno da por descontado que no repetirá en el Ejecutivo. "El ninguneo de Yolanda a Podemos es tal que lo exigiremos, pero con poca esperanza de tener Ministerio". Aunque los morados aún no han dicho su última palabra.