Sánchez negocia una 'Declaración de Granada' que prevé más gasto en la Defensa común de la UE
La ciudad nazarí acoge este jueves la III Cumbre de la Comunidad Política Europea, donde se espera a Zelenski. El viernes, el Consejo Europeo informal impulsará la nueva 'Agenda Estratégica', la ampliación de la UE y su reforma.
5 octubre, 2023 02:51Es poco habitual que un Consejo Europeo informal dé para una declaración final. Pero Pedro Sánchez es un maestro en el arte de aprovechar oportunidades, y eso en política es un capital indudable.
A pesar de que la presidencia española de turno ha quedado descafeinada por el proceso electoral del 23-J, su equipo de Moncloa y la Representación Permanente en Bruselas han seguido trabajando como si nada, y han negociado una Declaración de Granada que incluirá, entre otros hitos, un compromiso de los Veintisiete para aumentar y coordinar el gasto en Defensa.
Así lo confirman fuentes de Moncloa, horas antes de que el presidente en funciones ejerza de anfitrión en la ciudad nazarí de las 51 delegaciones que se reunirán en la III Cumbre de la Comunidad Política Europea este jueves, y de los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE, este viernes.
Entre la lista de invitados aparece el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Sánchez se hará de nuevo una foto con el líder europeo más requerido en el último año y medio. Y que Felipe VI protagonizará unas imágenes históricas paseando junto al presidente ucraniano en el atardecer de La Alhambra, este jueves.
La cumbre de Granada es la última oportunidad para que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea lancen el inicio de todas las reformas que afronta Europa.
Entre ellas, la de armar "una verdadera Política de Defensa Común", como se pidió este lunes en la reunión interparlamentaria organizada en Madrid. Allí, tanto Francina Armengol y Pedro Rollán (presidentes de Congreso y Senado) como el ministro José Manuel Albares dieron un empujón, junto a diputados, senadores y embajadores de una treintena de países (UE, candidatos y asociados) reflexionaron sobre el desafío de China, la amenaza de Rusia.
Las conclusiones de las intervenciones fueron un acuerdo en la necesidad de una política exterior que contemple "inversiones coordinadas, un mayor gasto en Defensa y, sobre todo, una mayor eficiencia e interoperabilidad de tropas y estrategias".
La llamada Golden Presidency (presidencia dorada) es la última que se desarrolla completa antes de las elecciones europeas. Y en esta ocasión le ha tocado a España el honor de cerrar (o impulsar el cierre) de expedientes importantes antes de que empiece una campaña electoral continental y, después, se armen los nuevos equilibrios comunitarios. Será la presidencia belga la que cierre la nueva Agenda Estratégica, que nacerá en Granada.
Pacto de migración
La Declaración de Granada incluirá otros compromisos, si nada se trunca. De inicio, hará referencia al nuevo Pacto de Migración y Asilo, que alcanzó este miércoles su punto de ebullición (parece que) definitivo, tras el acuerdo final entre las delegaciones de la Italia de ultraderecha comandada por Giorgia Meloni y la Alemania socialista de Scholz.
El acuerdo no satisface las pretensiones iniciales del sur mediterráneo: ni Roma lo aplaude ni Madrid está satisfecha realmente. Tampoco Malta, Chipre o Grecia ven recogidas todas sus reivindicaciones, pero importaba más no volver a fracasar en un expediente aplazado desde hace una década.
Y sobre todo, no contó con el apoyo del Grupo de Visegrado, los países más potentes del Este y sufridores de la mayor presión de refugiados y migrantes por tierra.
Votaron en contra Polonia y Hungría -insatisfechos, a pesar de que la Unión promete financiar nuevas "infraestructuras" fronterizas-, y se abstuvieron la República Checa y Eslovaquia: el Gobierno de Bratislava, que ya era reticente al pacto, estaba en posición precaria antes de las recientes elecciones; ahora, en funciones, y con un prorruso como Robert Fico a punto de tomar el poder, había aún menos opciones.
También Austria se abstuvo, pero todos juntos no lograban el peso para bloquear una decisión conjunta, sacada por mayoría cualificada en el Consejo: un éxito indudable para la presidencia española, que cumple con el acuerdo suscrito con el Parlamento Europeo hace un año. Ahora, la Eurocámara deberá enmendar el texto y volver a negociarlo en trílogos (con el Consejo y la Comisión).
Ampliación y reformas
Pero la clave de la Declaración de Granada estará en el lanzamiento de la nueva Agenda Estratégica de la UE. El documento se empezará a negociar en la ciudad andaluza, y pretende ser ambicioso.
Repentinamente, hay un consenso político a favor de la ampliación de la Unión. Olaf Scholz dio su permiso hace meses para un proyecto de "Unión de 36" con el que ya soñaba Ursula von der Leyen -hace un año, ya planteó la convocatoria de una Convención para "las reformas y una eventual ampliación de la UE"- y que, después, bendijo Emmanuel Macron en un discurso pronunciado en Bratislava a finales de mayo. Ahora, ha sido el presidente del Consejo, Charles Michel, el que ha querido ponerle una fecha al reto, el año 2030.
Si las dos locomotoras políticas y los presidentes de las dos principales instituciones de Bruselas están de acuerdo, al menos está claro que el tema se va a mirar "con la certidumbre de que se quiere hacer", según fuentes del Gobierno español.
La UE lleva una década paralizada en cuanto a la voluntad política para la ampliación y ahora se ve no sólo como buena, sino necesaria: los países de los Balcanes Occidentales llevan a la cola de la entrada en la Unión demasiado tiempo: sólo Croacia y Eslovenia, entre los de la antigua Yugoslavia, han sido aceptados de momento.
Tanto Albania como Bosnia-Herzegovina, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y el territorio de Kosovo tienen acuerdos de asociación preferentes como candidatos... se les encorajinará a que aceleren sus reformas mientras la UE acepta hacer lo propio con la negociación.
Sobre todo, porque hace falta asegurarse de que la influencia rusa no sigue creciendo en Serbia; que su conflicto con Kosovo no se recrudece -de hecho, Moncloa aspira a que haya una bilateral entre sus dos líderes en Granada, algo no muy probable-; que la autodenominada República Srpska, dentro de Bosnia no prosiga en su escalada identitaria y que Croacia no amplifique una influencia demasiado agresiva en la región.
Y además, porque el reconocimiento de las candidaturas de Ucrania y Moldavia (además del impulso a la de Georgia) levantó celos y molestó a los que llevan ya décadas mirando a la UE sin que termine de impulsarse su entrada en el club europeo.
España, por su parte, es muy partidaria de este movimiento... pero Moncloa no ve el plazo de 2030 como factible. Según fuentes del Gobierno, no es conveniente ponerse fechas, cuyos plazos no dependen de nadie en concreto y sí de la voluntad real de muchos actores (27 por un lado y nueve por el otro).
El Gobierno de Sánchez, además, mantiene el "no reconocimiento" a Kosovo, junto a otros cuatro Estados miembros de la UE. Y Madrid no atenderá ese dosier hasta que Serbia no alcance un acuerdo con este territorio independizado tras un conflicto que se mantiene larvado desde hace dos décadas y se ha recrudecido en los últimos meses.
La ampliación, vista como necesaria, implicará una reforma interna de la Unión. Muy probablemente, ésta exigirá cambiar los Tratados. Y todo eso se empezará a discutir y esbozar en Granada.
Como escribió hace dos días Charles Michel, presidente del Consejo, en la carta de invitación a los Jefes de Estado y de Gobierno para el Consejo informal de este viernes, "vamos a trazar colectivamente el rumbo de la Unión, definiendo su dirección y objetivos para los años venideros". Porque, "más allá de la Agenda Estratégica, debemos diseñar el futuro de una UE ampliada y las consecuencias que esta expansión puede conllevar, tanto para nosotros como para los aspirantes a ser miembros de nuestra Unión".