El PSOE todavía no habla con sus socios del contenido de su programa, sino de hasta cuándo podrán extenderlo. En su primera ronda de consultas para la investidura, Pedro Sánchez mira más allá de su examen ante el Congreso —todavía sin fecha, aunque antes del 27 de noviembre— y piensa en cuatro años vista, en una legislatura completa.
Así lo ha remarcado este martes el portavoz del Grupo Socialista en la Cámara Baja, Patxi López, a la salida de la reunión con el BNG y el PNV; este último, socio imprescindible para armar una mayoría contra el bloque de la derecha. Esta ronda de contactos, "en pañales" según las fuentes parlamentarias, todavía no ha abordado ningún contenido concreto.
"El presidente Pedro Sánchez está poniendo el marco de por dónde van a ir las negociaciones de la semana que viene", ha arrancado López, para luego matizar que las conversaciones serán "de legislatura" con todos los socios. El problema es que ninguno de los susodichos aliados del PSOE coincide en hasta cuándo se tendrán que extender sus acuerdos con el partido de Gobierno.
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El PNV, por ejemplo, da por hecho que apoyar la investidura de los socialistas en octubre o noviembre implicaría también votar a favor de sus primeros Presupuestos Generales del Estado, que irían inmediatamente después y que prometen ser un nuevo quebradero de cabeza. La razón: el apoyo o no de los grupos catalanes, Junts y ERC, quienes llevan semanas separando la investidura de cualquier otro pacto.
"Conseguir un acuerdo de investidura y luego negarle los presupuestos al Gobierno no tendría mucho sentido. Si les vas a dar la oportunidad de la investidura, tendrás que darle unos mínimos instrumentos para que pueda funcionar, y eso son los Presupuestos", ha argumentado el portavoz jeltzale, Aitor Esteban. "Pero no pongamos etiquetas todavía".
Los presupuestos son importantes porque garantizan la viabilidad del Gobierno, que incluso en el mejor de los casos tendrá que encajar bolillos cada semana para desbloquear cualquier ley. De momento, la coalición PSOE-Sumar está dispuesta a asumir decisiones complicadas en la investidura —Sánchez ya avanzó que la negociación sería "compleja"— si con ello consiguen atar las cuentas del Estado. De hecho, en el Ministerio de Hacienda siguen apostando por acordar unos Presupuestos para 2024, aunque su aprobación no llegaría hasta principios de enero.
La ruta de Sánchez
Ante el más que probable fracaso de un intento de investidura rápida, Sánchez tendrá un periodo inferior a dos meses para obtener el aval del Congreso. De hecho, las conversaciones impulsadas por personas de la más absoluta confianza del presidente en funciones como Félix Bolaños, María Jesús Montero y Santos Cerdán llevan sucediéndose durante semanas, todavía sin conclusiones.
La diferencia es que ahora llega el momento en el que Pedro Sánchez empieza a asumir públicamente el peso político de esas conversaciones, como ocurrió el pasado domingo en Barcelona. Aun así, nada parece indicar que no vaya a salirse con la suya, por mucho que el tablero de las negociaciones se haya agitado con las exigencias de amnistía y referéndum por parte de los independentistas.