Tras la amnistía y el "derecho de autodeterminación", la próxima estación de los socios de investidura de Pedro Sánchez es el cuestionamiento de la Monarquía. La naturalidad y el aplomo mostrados por la Princesa Leonor, primero durante su etapa en la Academia Militar de Zaragoza y el pasado jueves durante el desfile militar del 12 de Octubre, ha hecho que se gane el aplauso de buena parte de los españoles. Algo que augura un futuro de continuidad para la institución de la Corona.

Pero la Princesa Leonor se encontrará un panorama muy distinto el próximo 31 de octubre, cuando acuda al Congreso de los Diputados a jurar la Constitución, al cumplir los 18 años: buena parte de los socios de investidura de Sánchez abandonarán el Hemiciclo para mostrar su rechazo a la Monarquía.

Podemos, IU, Compromís (hoy integrados en Sumar), ERC y Bildu han exigido reiteradamente un referéndum para que España se convierta en una "República plurinacional".

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Podrían buscar para ello la complicidad de la actual presidenta del Congreso de los Diputados, la socialista Francina Armengol, quien en 2018, durante su etapa como presidenta del Govern, se mostró partidaria de que el Parlament balear admitiera a trámite una iniciativa de Podemos en el mismo sentido: "Todo se puede debatir", argumentó. 

Armengol pronunció estas palabras tan sólo unos minutos después de ser recibida en audiencia por Felipe VI en el Palacio de Marivent, en Palma de Mallorca. Antes, en 2014, defendió en el seno del PSOE la conveniencia de organizar un referéndum sobre la Monarquía con una "reforma constitucional amplia". La sociedad española tiene "suficiente madurez democrática", argumentó, para abordar este debate "sin prisas, con sentido común".

El Rey Felipe VI junto a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, este viernes en el Palacio de la Zarzuela. Efe

Por su parte, aunque pasa por ser el más templado de los socios de Sánchez, el PNV aprobó el pasado mes de marzo junto a Bildu y Podemos en el Parlamento de Vitoria una proposición no de ley, que exige una reforma de la Constitución para que España se convierta en una República, como paso previo para obtener "el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado, y el derecho a decidir de los pueblos".

Los independentistas de Junts, ERC y Bildu son conscientes de que la Monarquía es el último dique que garantiza la unidad de España, como acreditó el discurso de Felipe VI del 3 de octubre de 2017, tras el referéndum del 1-O: "No estáis solos", dijo a cientos de miles de catalanes a los que el Govern de Puigdemont intentaba arrebatarles sus derechos como españoles.

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Desde esa fecha, la Monarquía se ha convertido en el objetivo prioritario de los independentistas catalanes y vascos. Como volvió a demostrar la portavoz adjunta de ERC, Teresa Jordà, durante el fallido debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo.

La "más alta" institución del Estado "está ocupada todavía por una familia de ladrones y corruptos", dijo Jordà durante su intervención en referencia a los Borbones.

En cuanto a los dirigentes de Podemos, necesitados de recuperar cierto protagonismo para salir del ostracismo al que Yolanda Díaz les ha sometido en el seno de Sumar, decidieron utilizar la investidura de Feijóo como ariete contra Felipe VI.

El todavía portavoz de Podemos, Pablo Fernández, exigió que el monarca "rinda cuentas" y le acusó de "borbonear" por haber propuesto a Feijóo como candidato a la investidura, sin contar con los votos necesarios para que salga adelante (tampoco los tiene el candidato socialista Pedro Sánchez en estos momentos).

"Es la mayor intromisión de la Monarquía en un proceso parlamentario desde 1923", sentenció otro dirigente de Podemos.

La líder de Sumar y vicepresidenta del Gobierno en funciones Yolanda Díaz ha decidido distanciarse de estas posiciones estridentes de Podemos. No siempre ha sido así. En 2014 defendió en la televisión autonómica gallega en 2014 que España necesita "un proceso constituyente para la tercera República". Y lamentó que "España no haya tenido la suerte histórica, profunda, civil, de haber cortado la cabeza, de haber guillotinado a algún rey".

Aunque Sumar ha eludido este debate en su programa electoral, aquellas palabras de Yolanda Díaz no están lejos del sentir de la mayoría de los 16 partidos integrados en su coalición. "Los Borbones a los tiburones", escribía la ministra en funciones Irene Montero en Twitter, antes de convertirse en número 2 de Podemos.

"El peor enemigo" de Felipe VI "no son los republicanos, sino que es su padre, su antecesor", advirtió en febrero de 2021 el líder de Más País, Íñigo Errejón. Y un año después, con motivo de la visita del Emérito a Sanxenxo, abundó: "Los monárquicos deberían ser los más interesados en una Monarquía que no diese vergüenza".

Aunque ya no tiene ninguna investigación judicial abierta en España, tras regularizar su situación con Hacienda, los escándalos financieros del Rey emérito (exiliado en Abu Dabi desde 2020) son el principal ariete utilizado por los socios del nuevo "bloque de investidura" contra la Corona.

Tras la abdicación de Juan Carlos I, los eurodiputados de IU, Podemos, ERC, Bildu y Compromís firmaron en junio de 2014 una declaración en Bruselas, en el que exigían un referéndum para abolir la Monarquía. Y en febrero de 2020, pocas semanas después de apoyar la investidura de Pedro Sánchez como presidente, sus socios de ERC, Junts, Bildu y BNG exigieron de nuevo "romper" con la Monarquía en una comparecencia conjunta en el Congreso de los Diputados.

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Según la declaración institucional leída por los portavoces de estos grupos, la sociedad catalana, vasca y gallega "rechaza mayoritariamente" la Monarquía, porque es una institución "anacrónica, heredera del Franquismo" que niega "los derechos civiles, políticos y nacionales" de estos pueblos e intenta imponerles "valores antidemocráticos". El Rey Felipe VI, añadía el documento, "ni tiene la legitimidad de nuestros pueblos, ni le reconocemos ninguna función política".

Para Podemos (también integrado en Sumar), los escándalos del padre son el pretexto, pero el problema es el papel que hoy juega el hijo, Felipe VI, como garante de la Constitución. La Casa Real es una institución "diseñada para delinquir". , afirmaba en mayo de 2022 la secretaria de acción institucional de Podemos, María Teresa Pérez.

El portavoz Pablo Fernández habló más claro al sostener que Felipe VI se ha convertido en "el principal impedimento para una reforma constitucional y para un avance progresista en sentido republicano".

Jaume Asens —al que Yolanda Díaz encargó negociar con Puigdemont la investidura de Sanchez tras el 23-J— calificó entonces al actual monarca como "el rey de la derecha y la extrema derecha". 

El espadón de Bolívar

Desde el propio Gobierno, Podemos intentó aprovechar el confinamiento por la pandemia para organizar con poco éxito una cacerolada diaria contra la Monarquía, alentada en las redes sociales por Juan Carlos Monedero. El partido morado también ha presentado de forma cíclica durante los últimos años varias iniciativas en el Parlament balear para exigir que la residencia de veraneo de la Familia Real, el palacio de Marivent, sea devuelta "al pueblo".

Y Podemos intentó provocar un incidente diplomático durante la toma de posesión de Gustavo Petro, acusando a Felipe VI de humillar al pueblo de Colombia por no ponerse en pie al paso del espadón de Simón Bolívar, que no tiene la consideración de símbolo oficial de aquel país.

Uno de los ideólogos del partido morado, el ya exdiputado Pedro Honrubia, recuperó entonces en Twitter la vieja cantinela de Pablo Iglesias y Yolanda Díaz: "Se echa de menos una buena guillotina en la historia del Estado español".