"Era el sábado 7 de octubre, aún se estaban empezando a recoger los cadáveres, sin saber lo que había ocurrido en los kibutzim, y la vicepresidenta segunda del Gobierno ya estaba diciendo que había que acabar con la ocupación de los territorios palestinos". Para el presidente de la Federación de Comunidades Judías en España (FCJE), Isaac Benzaquén, "ésas manifestaciones de Yolanda Díaz son antisemitismo". Ésas y "las de la ministra Ione Belarra".
Este lunes, se ha presentado en Madrid el Informe sobre el Antisemitismo en España correspondiente a 2022. El trabajo lleva haciéndose desde que en el año 2009 se fundó el Observatorio Antisemitismo, es decir, que nada tiene que ver con el conflicto árabe-israelí, que empezó mucho antes, ni con el salvaje ataque terrorista de Hamás, a inicios de este mes en el sur de Israel, ni con la respuesta en forma de guerra por parte del Estado judío.
"Sin embargo, y a pesar de que toda posición política es legítima, y entre ellas, por supuesto, las críticas a la acción del Gobierno de Benjamin Netanyahu", advierte Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia (MCI), "la clave está en el lenguaje, en los términos que se utilizan para asimilar las políticas concretas de un primer ministro, con el mismo Estado, o más aún, con todo un pueblo".
Eso es antisemitismo, tal como denunciaban en la mañana de este lunes Benzaquén, Ibarra y María Royo, portavoz de la FCJE. Y eso es lo que hacen los líderes de Sumar y de Podemos, integrantes del Ejecutivo de Pedro Sánchez, "desde antes de saber quién, qué, cómo, dónde y por qué" pasó lo que pasó el sábado 7 de octubre por la mañana.
Por eso, y a pesar de reconocer "el apoyo de palabra y de acción" del presidente en funciones y de su ministro de Exteriores, José Manuel Albares -además del de Interior, Fernando Grande-Marlaska-, las comunidades judías reclaman "una sola voz" al Gobierno de España.
"Esos discursos hacen mucho daño, no aportan nada a la solución, fomentan actitudes y discursos antisemitas y, además, no contribuyen a la imagen del Gobierno de España en el mundo".
Benzaquén era muy prudente en sus declaraciones, y sólo ante las insistentes preguntas de la prensa ha establecido una postura firme: "No tengo ninguna duda de que son constitutivas de antisemitismo", aseguró, en relación con las declaraciones de Belarra, de Díaz y de otros políticos que hablan de "genocidio de Israel en Palestina" o que Israel está cometiendo "crímenes de guerra". Eso sí, ha aclarado que no se plantean denunciarlo, sino que se trata de "un reproche".
Saber qué es antisemitismo y qué es una crítica legítima es una frontera difícil de definir en el día a día. Pero precisamente para eso existe la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA, por sus siglas en inglés), de la que son firmantes 35 países, entre ellos España. Precisamente, la IHRA tiene una definición clara del antisemitismo:
"El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto".
Es decir, que es antisemita "justificar el daño a judíos, hacerles responsables de cualquier mal o negar al pueblo judío su derecho a la libre determinación o compararles con los nazis y hacerles responsables por las acciones de Israel", entre otras, según explicó Ibarra.
El líder del MCI reclama, por tanto, atención a "las declaraciones asumidas por España y por la UE" y lamenta que no se haga una diferenciación entre "el Gobierno y el Ejército de Israel y el conjunto del país; si esa disociación no se hace, estamos demonizando y estigmatizando a toda la comunidad".
Por eso, en la presentación del informe, los tres portavoces reclamaron que los políticos, "y también, especialmente, la prensa", difundan mensajes de paz y con soluciones ante la "eclosión y la emergencia" del antisemitismo en España.
Es decir, con especial cuidado del lenguaje, que evite "la demonización, la deslegitimación y la negación del derecho a existir de Israel como Estado" que implican pancartas como la que encabezaba la manifestación de este domingo en Madrid: "Del río hasta el mar, Palestina vencerá". Como destacó Royo, "eso significa negar a Israel, la resolución de Naciones Unidas de 1947, el legítimo derecho del pueblo judío a su autodeterminación".
Crece el antisemitismo
Ibarra insistió mucho en señalar el riesgo de los discursos, y la carencia de datos, seguimiento y monitorización del antisemitismo en España: "En las redes y en los medios, estamos detectando un crecimiento del discurso antisemita como nunca en España, al calor del conflicto... cuando en nuestro país siempre ha habido una armoniosa y perfecta convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos".
Al menos, en los 45 años largos de democracia. Evidentemente, de antes, no se habló en la presentación del informe.
"Existe una gran preocupación", entre los 45.000 judíos españoles, "en la medida en que estas manifestaciones están incidiendo muy negativamente en la vida de la comunidad judía".
La invisibilidad de los judíos en nuestro país es secular: son pocos (apenas un 0,1% de la población) y no practican la costumbre de mostrar su condición expresamente (portando la kipá, o algún otro símbolo externo), como sí es más habitual en Francia, Reino Unido o Alemania. Quizá por eso en nuestro país, no está ocurriendo como en Francia, donde los niños de los colegios judíos han recibido la orden de acudir sin uniforme a clase en las últimas semanas.
"La vida no se ha paralizado, ni los colegios han cerrado; y las sinagogas están abiertas, pero existe muchísima preocupación porque lo que ha ocurrido hacía años que no pasaba en España", lamentaba Benzaquén.
Melilla y Barcelona
"Lo que ha ocurrido en las últimas semanas hacía años que no pasaba", lamentaba el presidente de la FCJE. Entre los ataques a los judíos, se refirió al asalto a un hotel en Barcelona "simplemente, porque su dueño es israelí", las pintadas "con la estrella de David y mensajes amenazantes en casas de judíos, lo que nos recuerda tiempos oscuros", y el intento de asalto a una sinagoga en Melilla.
"En Melilla, donde la convivencia ha sido modélica, que se pretendiera entrar en una sinagoga cuando se está rezando nos ha preocupado muchísimo, y denota que algo está cambiando", aseveró Benzaquén.
"Que en Barcelona entren en un hotel porque el dueño es israelí o que en una casa de un judío se le ponga una señal, todo eso está ocurriendo en España y ocurre por el conflicto, pero también pasa porque los mensajes no son positivos y no ayudan a la solución del conflicto", añadió deslizando que la gran preocupación "es que pueda venir un lobo solitario".
Desde el Movimiento contra la Intolerancia se alerta de que el mensaje grueso de antisemitismo se está produciendo a través de redes sociales y medios: "Hacemos un llamamiento a revisar esos mensajes porque se está haciendo mucho daño a la gente".
"No tenemos ningún problema de que se exprese la solidaridad con el pueblo palestino, o se critique una política de un país, o que la gente se movilice por la paz, ninguno de los presentes queremos ni guerras ni violencias", concluyó. "Los palestinos y los israelíes quieren la paz, hemos estado muy cerca de ella muchas veces", aclaraba Benzaquén, "pero esto no es el conflicto, esto es un ataque terrorista cuya respuesta deberíamos entender todos".
Trabajo pendiente
Ibarra explicó la razón que llevó a crear el Observatorio en 2009: porque no se detectaban los hechos de carácter antisemita. "Pero hoy tampoco", lamenta. En 2022, los datos oficiales del Ministerio del Interior registran 13 casos de antisemitismo de un total de 1.869 delitos de odio.
Los responsables del Observatorio recuerdan la importancia de avanzar en el desarrollo del plan nacional para la implementación de la Estrategia Europea de Lucha contra el Antisemitismo, aprobado por el Gobierno el pasado enero. Y han valorado que la comisión de seguimiento del Plan se reúna, por fin, el próximo jueves.
Benzaquén destacó que, tras reunirse la semana pasada con el presidente en funciones, Pedro Sánchez, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, "la voz del Gobierno era clara y tajante". Aunque, "lamentablemente parte del Gobierno tiene una postura distinta y desproporcionada y que no aporta nada a la solución y crea una situación tensa en la comunidad judía".