Félix Bolaños, ministro de la Presidencia en funciones y jefe negociador del PSOE, ha firmado este jueves con Oriol Junqueras el acuerdo para que Esquerra Republicana vote a favor en la investidura de Pedro Sánchez. El pacto entre partidos tiene un altísimo precio para el Estado de derecho, al reconocer el PSOE que hay "un conflicto en el que convivían distintas legitimidades" entre la Constitución y el Parlament "que operaron en direcciones opuestas".
Porque el jefe negociador socialista ha firmado un documento de 14 páginas en el que el PSOE compromete al Gobierno que forme Sánchez con el apoyo del independentismo a negociar un nuevo "marco político" que sea aprobado en referéndum "por el pueblo catalán". [Consulte el acuerdo en PDF]
Además, por compromiso del PSOE, el Estado hará frente a un coste económico de, al menos, 15.000 millones de euros a los contribuyentes. Ésta es la cantidad que corresponde al 20% de la deuda de Cataluña con el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), es decir, con el Estado.
Bolaños se reunía este jueves en Barcelona con el exvicepresident de la Generalitat, juzgado, condenado por el procés, e indultado por el mismo Gobierno de Sánchez en la pasada legislatura. El último punto del acuerdo alcanzado servirá para "la mejora de los recursos públicos de Cataluña", según anunció el ministro, "en la que el Estado asumirá parte de la deuda pública de la Comunidad Autónoma".
A preguntas de la prensa, Bolaños se negó hasta en tres ocasiones a dar los detalles de esta parte del acuerdo, instando a "la publicación con detalles del pacto" después de su comparecencia.
Quien sí aportó transparencia fue Junqueras, que apareció ante la prensa inmediatamente después. Y tal como detalló, el Estado condonará 15.000 millones de euros de la deuda catalana, de los alrededor de 75.000 millones que la región debe al Estado. Con ello, el Govern se ahorrará además otros 1.300 millones de euros en intereses.
En la misma mañana de este jueves, la dirección de ERC ya había anunciado un paso más en el pacto con el PSOE, en el que los socialistas comprometían la transferencia de Rodalies (los trenes de Cercanías en Cataluña), después de haber pactado, el pasado martes, el texto de "la futura ley de amnistía".
De momento, ni siquiera ese escollo se ha logrado superar con Junts, la otra pata clave de la suma que necesita Sánchez para su reelección. Este jueves, la comisión negociadora del PSOE celebra, asimismo, reuniones en Madrid con los negociadores de Carles Puigdemont, quien entretanto reunió a la cúpula del partido en Bruselas.
Según fuentes internas de esas conversaciones, el acuerdo ha encallado por "ciertas imprecisiones" que impiden que la amnistía "alcance todos los supuestos" que exige el expresident fugado en Waterloo. Las negociaciones del PSOE con la cúpula de Junts se han interrumpido justo a la misma hora en la que se anunciaba el acuerdo con ERC, y no se retomarán hasta el viernes, según fuentes de la formación separatista.
Así, de momento, todos los pasos los están dando los socialistas con quienes fueron sus socios en la XIV Legislatura, el partido de Junqueras, que gobierna la Generalitat gracias al apoyo que el PSC de Salvador Illa le dio para aprobar los Presupuestos de 2023.
Los independentistas republicanos se mantuvieron fieles a la llamada Mesa de Diálogo entre el Gobierno y el Govern. Y eso ha facilitado el acuerdo, además de por la voluntad mutua, por el deseo del PSOE de premiar a un aliado previo.
Los detalles
Además de la condonación de la deuda con el Estado, "que pretende facilitar la vuelta de Cataluña a los mercados" y que será "extensible al resto de CCAA", tal como dijo Bolaños, habrá otras vías -estas sí exclusivas para- para la mayor financiación a la región catalana. Por ejemplo, el PSOE promete 3.600 millones de euros más hasta el año 2030 para los Mossos, y otras partidas suplementarias en Justicia y encomiendas de gestión.
Las Rodalies se traspasarán "completamente", según Bolaños, a la Generalitat. Pero se hará creando una empresa pública conjunta entre el Estado y la Comunidad Autónoma, llamada Rodalies Catalunya. El ministro no quiso revelar qué Administración ostentará la mayoría en el capital de la compañía, aunque sí detalló que "el consejo será paritario, si bien la persona que lo presida será designada por el Govern".
Pasadas las 17.10 horas, Bolaños e Illa comparecieron ante la prensa para anunciar el acuerdo con ERC. El primer secretario del PSC se mostró "satisfecho de estar más cerca de un Gobierno de Pedro Sánchez", argumentando que "la mayoría de catalanes votaron el 23 de julio contra la derecha y la ultraderecha".
El ministro en funciones apuntó que el acuerdo no sólo es de investidura, sino "para dar estabilidad a la legislatura". Es más, incluso Bolaños agradeció a Junqueras "el compromiso de ERC con la gobernabilidad de nuestro país".
Este punto lo negó más tarde Junqueras: "Este pacto es de investidura, para que haya una legislatura estable, tendremos que seguir negociando"... es decir, que Esquerra mantendrá la presión al PSOE para que cumpla con los contenidos políticos del acuerdo: el "reconocimiento de la identidad nacional" de Cataluña y, como consecuencia, el del "derecho de autodeterminación", algo que los negociadores de Junts ya dan por hecho...
...y que llevará al referéndum, votación, o consulta, según las dos formaciones independentistas catalanas.
Nerviosismo del PSOE
Todavía mientras se celebraba la reunión entre Bolaños y Junqueras, fuentes de la dirección de ERC se mostraban, en conversación con EL ESPAÑOL, "satisfechas" por los avances "que ya se han conseguido y los que vendrán". Además, a propósito del frenazo en las conversaciones del PSOE con Junts, añadían que "el problema es que los de Puigdemont no han querido coordinarse" y que eso hace "normal que quieran ahora hacerse de rogar".
Del otro lado, fuentes cercanas a Junts insistían en que "el acuerdo político" está alcanzado con el PSOE, "pero aún falta la clave de todo, que es el perímetro de la amnistía". Este diario ya informaba el miércoles a última hora de la tarde de que la formación juntaire daba por hecho un pacto con los socialistas que incluiría el reconocimiento de la "identidad nacional" de Cataluña y la figura de un "verificador internacional" para garantizar el cumplimiento de los acuerdos.
Ni desde Moncloa ni desde el PSOE se querían hacer ningún tipo de comentarios a propósito de las negociaciones. "No hemos dado ningún dato hasta ahora, y eso no va a cambiar"; aunque sí mostraban cierto nerviosismo por las dificultades de última hora para cerrar los detalles de un pacto que estaba alcanzado en lo fundamental y se retrasa más de lo deseado, tras la suspensión del diálogo del PSOE con el partido de Carles Puigdemont.