Podemos ha dado el primer paso para emanciparse política y estratégicamente de Sumar. Un 86,59% de la militancia morada ha pedido corregir la hoja de ruta de la última Asamblea Ciudadana —en la que se apostó por Yolanda Díaz como "líder del espacio político"— y reivindicar la autonomía del partido, en horas bajas tras los malos resultados de mayo y el ostracismo al que le somete la vicepresidenta desde las elecciones de julio.

El documento político que la formación de Ione Belarra ha firmado para esta nueva etapa tiene un sentido muy claro: no desandar lo andado inmediatamente, pero sí buscar un nuevo rumbo en el futuro. Dicho de otro modo, Podemos abre el camino para acabar desligándose del resto de Sumar y no volver a presentarse a unas elecciones en coalición a menos que haya garantías de primarias y "sin vetos".

"Podemos tiene que fortalecerse como organización política autónoma. Sólo vamos a participar de acuerdos electorales cuando sea útil y siempre que no se nos falte al respeto", ha señalado Belarra este sábado, sin mencionar en ningún momento ni a Sumar ni a Díaz. Sí lo hizo a Irene Montero, también presente, a quien reivindicó "mejor ministra de Igualdad que podíamos haber tenido".

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Tras una legislatura llena de altibajos, las elecciones del 23-J tuvieron dos efectos clave en la formación morada. El primero, la claudicación de Podemos ante Yolanda Díaz, aceptando el veto a Irene Montero en las listas electorales y un papel subalterno en el grupo parlamentario. El segundo, la pérdida de la hegemonía a la izquierda del PSOE por primera vez desde el nacimiento del partido, hace casi diez años.

Ante este panorama, Podemos ya dejó el camino sembrado al día siguiente de las elecciones, y era claro desde el minuto uno que Ione Belarra presentaría batalla interna contra Sumar a lo largo de la legislatura. Ya en mediados de septiembre, la dirección lanzó un proceso de debate interno para decidir su independencia de la coalición.

Hoy por hoy, aquel debate se ha transformado en el documento La fuerza para seguir transformando, avalado con 26.741 votos de las bases para reclamar que Podemos "mantenga su identidad" y "en ningún caso se disuelva en otro partido", en referencia clara a Sumar. Otro guiño claro de la estrategia es prohibir la doble militancia, para evitar el crecimiento del partido de Yolanda Díaz a costa de carnets morados.

"Hemos frenado en seco la operación para sustituirnos por una izquierda servil", ha reivindicado Belarra durante la presentación de los resultados, en un discurso trufado de referencias a Díaz y su partido. "No nos temen por lo que hemos hecho, sino por todo lo que nos queda por hacer", ha apostillado.

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El debate sobre la nueva hoja de ruta supone hacer una enmienda a la totalidad de la Cuarta Asamblea Ciudadana (2021) del partido, que fue la que segmentó la responsabilidad de Pablo Iglesias en una falsa bicefalia. Por un lado, se decidió avalar a Yolanda Díaz como candidata de lo que antes era Unidas Podemos; por otro, Ione Belarra fue elegida secretaria general del partido para dirigir la vida orgánica del partido en su refundación. "Lamentablemente, las expectativas no se han cumplido", recuerda el documento político aprobado este sábado.

Independencia

Podemos no pondrá trabas a la investidura de Pedro Sánchez en las próximas semanas, pero tampoco garantizará su lealtad al presidente si no consigue su propio ministerio. Los morados, dicen fuentes de su dirección, no podrían cargar con la culpa de hacer caer al bloque de las izquierdas en el Congreso, pero tampoco esperan ser un aliado dócil si se les ignora sistemáticamente tanto desde Sumar como desde el PSOE. 

El distanciamiento con los dos principales partidos del (inminente) Gobierno es tal que ningún cargo morado asistió a la firma del acuerdo de Gobierno entre ambos el pasado martes, de la cual se enteraron por la prensa. Diferentes representantes señalaron entonces a este diario que el acuerdo era "del todo insuficiente" y "falto de ambición" recalcando, eso sí, que torpedear la investidura nunca se había planteado como posibilidad.

Los morados reúnen cinco diputados de los 31 que hay en el grupo parlamentario de Sumar. Pocos, si se mira con la percepción de una cámara de 350 escaños, pero imprescindibles en un Congreso tan fragmentado y en el que, como ya se ha visto en las pocas votaciones que ha habido hasta ahora, un solo voto puede significar la diferencia entre el nuevo Gobierno o la repetición electoral.

"Somos cinco, los mismos que el PNV, y cada uno es tan clave como el de cualquier otro partido del bloque", desgranan desde el partido.