Santiago Abascal, este domingo, manifestándose en Ferraz, tras acudir a la concentración de la Puerta del Sol.

Santiago Abascal, este domingo, manifestándose en Ferraz, tras acudir a la concentración de la Puerta del Sol. Matias Chiofalo Europa Press

Política PARTIDOS

Vox no sale de su crisis ni contra la amnistía: cae en los sondeos, sufre en las CCAA y pierde referentes

El partido de Santiago Abascal, que se dejó 600.000 votos en las elecciones del 23-J, no consigue rentabilizar el rechazo social a los pactos de Sánchez.

13 noviembre, 2023 02:53

Cuatro meses después de las elecciones del 23-J, y con la investidura de Pedro Sánchez ya encarrilada, Vox sigue sin levantar cabeza. Después de dejarse 600.000 votos y 19 diputados, el partido de Santiago Abascal no ha dejado de retroceder en los sondeos, se resiente en las comunidades autónomas y pierde referentes. 

En términos demoscópicos, la mayoría de encuestas denotan que es Alberto Núñez Feijóo el que más se está beneficiando del amplio rechazo social que despiertan los pactos del presidente en funciones con el independentismo. Ayer mismo, los populares consiguieron llenar las calles de toda España en contra de la amnistía a los responsables del procés

El último barómetro publicado por el CIS, que dirige el socialista José Félix Tezanos, situó a Vox por detrás de Sumar y puso al PP a la cabeza en intención de voto. Más allá del instituto público, muy cuestionado por la poca credibilidad que se le achacan a sus estudios, la mayoría de casas demoscópicas, como Sociométrica, constatan la pérdida de apoyos que adolece el partido verde de forma consecutiva.

[El CIS de Tezanos coloca al PP 2,6 puntos por delante del PSOE en plena negociación de la amnistía]

Las recientes alianzas del PSOE con ERC y Junts han generado una revuelta entre el público más contrario a Sánchez. El líder de Vox, en un claro intento de canalizar este sentimiento, ha apostado por liderar una reacción dura: acudiendo de forma reiterada a las concentraciones en la sede de los socialistas en Ferraz, y con un discurso muy contundente. "Sólo hay un final, o el dictador va al banquillo o nosotros a la cárcel", dijo este jueves en una comparecencia. 

Ayer mismo, tras participar en la concentración organizada por el PP en la Puerta del Sol, donde se presentó sin recibir invitación alguna, acudió a protestar a la calle Ferraz. Esta estrategia no parece que le esté dando resultado. Hay otros factores que le penalizan. El más destacado tiene que ver con la pérdida de referentes.

Poco después del 23-J, una de las figuras más reconocidas del partido, Iván Espinosa de los Monteros, decidió dar un paso atrás. A partir de ahí, no han dejado de sucederse dimisiones envueltas en polémica, especialmente en  las comunidades autónomas. 

Pugnas internas

Por otro lado, hay que reseñar las últimas pugnas internas en la dirección del partido, donde se han producido una serie de cambios a raíz de las informaciones sobre la financiación de la fundación Disenso. Vox, aún confirmando lo publicado, se ha limitado a responsabilizar a los medios: "Son capaces de inventarse cualquier cosa con tal de dañar a Vox. Son sicarios del bipartidismo, son mentirosos compulsivos, son embusteros a sueldo, son corruptos, son terroristas de la desinformación". 

En realidad, los enredos en la formación verde vienen de mucho más atrás. Concretamente, empezaron con el fiasco de Macarena Olona en las andaluzas de 2022 y su posterior abandono, que destapó los enfrentamientos dentro de un partido que aparentaba ser una piña, un grupo de amigos. Como se ha ido demostrando en los últimos meses, Vox también tenía sus bandos, con sus filias y sus fobias.

Por otro lado, en el plano territorial, el partido de Abascal también se ha tenido que enfrentar a dos escaramuzas con repercusión en toda España. La primera, en Extremadura, donde la consejera de Gestión Forestal, Caza y Pesca, Camino Limia, dimitió a los tres meses de tomar possesión del cargo por desavenencias con la dirección nacional.

Después, en Baleares, el grupo en el Parlament entró recientemente en crisis con ceses y dimisiones, por incumplir el pacto de gobierno con el PP. El pasado mes de octubre, Vox votó en contra de la aprobación del techo de gasto propuesto por el gobierno balear para tramitar los presupuestos de 2024.

[La guerra de Ortega Smith contra los "colocados" de Méndez-Monasterio: "Se llevan a tiros"]

Según entendió la dirección regional del partido, la presidenta Marga Prohens estaba incumpliendo con los cambios acordados en materia lingüística. Esta decisión no contaba con la autorización de Abascal, ni tampoco con uno de los diputados de Vox en el Parlament, que fue cesado y que, finalmente, ha pasado al grupo mixto. 

En un primer momento, Vox desde Madrid desautorizó a su dirección regional por torpedear la gobernabilidad en Baleares, donde no forman parte del Gobierno pero sí tienen un acuerdo de legislatura con el PP. Pero, después, el núcleo duro de Abascal cambió de opinión y decidió apoyarla. Esto indignó al diputado partidario de respetar lo firmado, que ha terminado dejando las siglas. 

Curiosamente, el declive de Vox que reflejan las encuestas se produce en su etapa de mayor poder territorial: comparte gobierno con el PP en cinco comunidades autónomas y en 140 ayuntamientos. Aunque con poco éxito. Y eso que Abascal trata de sacar pecho de la gestión en lugares como Castilla y León, donde Vox lleva más de un año gobernando y el 23-J apenas consiguió arañar un diputado en el Congreso.

En esta comunidad, el partido que arrasó en las generales fue el PP, con un 40% de los votos. Es decir, que funcionó la estrategia que Feijóo quiere imponer en todos los territorios donde tienen alianzas con Vox: practicar el abrazo del oso al socio minoritario.

Si Abascal se empeña en que su formación forme parte de gobiernos donde el PP no tiene mayoría absoluta, la intención de Feijóo es dar estabilidad política y que, a la vez, su partido se quede con los votos de Vox. A tenor de los resultados que dibuja la demoscopia, el plan va sobre ruedas.