Vox intentó este lunes elevar la presión sobre el PP anunciando que rompía relaciones con la formación de Alberto Núñez Feijóo. Para los populares, este movimiento responde exclusivamente a una estrategia política para buscar una marca propia y desdeñan el calado de la ruptura. "No va a afectar en nada, sólo rompen en los sitios donde no tienen salarios públicos", ironizan desde Génova.
Este lunes se constituyeron en el Congreso de los Diputados casi cuarenta comisiones. El PP pactó con PSOE y Sumar un reparto por el cual los populares se harían con la presidencia de 10 de ellas y se dejaba fuera de las mesas de las mismas a los miembros de Vox.
"Hemos negociado con el PSOE porque, en caso contrario, si el PSOE pacta con sus socios de investidura y no con nosotros, tendríamos sólo dos comisiones, como marca el Reglamento", aseguran fuentes parlamentarias del PP. "Así, tendremos 12, junto a las comisiones mixtas, Congreso y Senado en total", añaden.
Se trata de un movimiento muy parecido al que ya se dio con la Mesa del Congreso, donde los del PP priorizaron ubicar a sus diputados en vez de "regalarle" los puestos a Vox. Y, como sucedió entonces, a la formación de Santiago Abascal no le ha sentado nada bien.
El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, criticó este lunes lo ocurrido y aseguró que ellos intentan "frenar el golpe de Estado" –que es lo que interpretan que significa sacar adelante la Ley de Amnistía– de manera coordinada con el PP y que la formación de Alberto Núñez Feijóo se contradice al pactar con el PSOE.
Por ello, anunció que Vox rompía relaciones con los populares, aunque ello no afectaría a los gobiernos autonómicos y municipales donde ambos partidos colaboran. Aseguró que la ruptura afectaría a las estrategias conjuntas en el "ámbito internacional, parlamentario, en la calle y en el ámbito judicial", aunque sin especificar más.
Horas más tarde, compareció el secretario general de Vox en el Congreso, José Manuel Figaredo, acusando al PP de "llegar a pactos con los golpistas". "Vox lleva pidiendo al PP durante meses una respuesta coordinada frente al golpe de Estado. Les hemos pedido sentarnos a hablar, que organicemos la respuesta y, sin embargo, no están dispuestos a trazar siquiera una línea orientativa sobre cómo enfrentar el golpe", aseguró.
"En Génova no se creen lo que repiten en sus mítines. Por eso el PP ha alcanzado un acuerdo con el PSOE, Sumar, ERC y hasta Junts para repartirse los cargos en el Congreso", añadió.
El PP quita hierro
Desde el PP reconocen los acuerdos con el PSOE, aunque no con el resto de formaciones que aseguró Figaredo. Pero dicen que se trata de una forma de poder tener presencia en el Congreso de los Diputados y no quedar relegados a la representación mínima si hubiera una alianza del PSOE con los socios de investidura de Pedro Sánchez.
Sobre la ruptura de relaciones, aseguran que al no dejar caer los gobiernos autonómicos, en realidad, no afecta a nada porque no hay una estrategia conjunta como tal. "En algunas cosas podemos tener coincidencias, pero hay discrepancias muy palmarias. Si pensáramos igual, seguirían en el PP", comentan desde Génova.
"Nosotros somos muy respetuosos con la situación interna de Vox y su necesidad de colocar mensajes", aseguran. "Todos decidimos el lunes por la mañana qué mensajes trasladar a los medios de comunicación. Ellos se han levantado este lunes pensando que el problema es el PP, pero nuestro problema es el PSOE y estamos centrados en hacer oposición", añaden.
En el PP hay un profundo malestar porque Javier Ortega Smith dijo que los del PP eran "gallinas ponedoras". "A partir de ahora me voy a referir al PP no como el Partido Popular, sino como el partido de las gallinas ponedoras porque parecen gallinas haciendo ruidos desde los postes del granero", dijo Ortega Smith la semana pasada.
Los populares consideran que Vox ya había hecho gestos de ruptura al permitir ese tipo de mensajes. "Nos sorprende que nos hablen de colaboración por la mañana y que por la tarde nos insulten de esa manera", zanjan desde Génova.
Con este nuevo traspié, la relación del PP y Vox pasa se deteriora un poco más. Apenas queda nada de la investidura de Feijóo, en la que Abascal y el candidato del PP se mostraron cercanos y agradeciéndose mutuamente el apoyo.
En el debate de investidura de Sánchez, tras lo sucedido en el reparto de la Mesa, Abascal amenazó con romper los gobiernos autonómicos con el PP, pero quedó en nada. En el PP interpretan que el nuevo anuncio de "ruptura" es sólo un gesto, y que en Vox no están dispuestos a dar el paso definitivo, ya que afectaría seriamente a los ingresos de la formación.