Pamplona como ensayo general: el PSOE abre la vía a más pactos con Bildu "porque son progresistas"
Pamplona es la joya de la corona para Bildu. La consideran "capital de Euskal Herria". Volverán a gobernarla mediante la moción de censura.
14 diciembre, 2023 02:41La alcaldesa de Pamplona ni siquiera había salido de su casa hacia el Ayuntamiento. Leyó la noticia que le envió su equipo. Un enlace a la web de la Cadena Ser. El PSOE había firmado una moción de censura con Bildu para desbancarla de su cargo y entregar la vara de mando de la ciudad a los abertzales.
Es el primer pacto de gobierno y por escrito con Bildu en la Historia del PSOE. Pedro Sánchez cruza así una frontera que sus antecesores habían venido marcando desde la Transición frente a Batasuna y sus derivadas. Él mismo, al alcanzar la Secretaría general, la reafirmó. Lo hizo, de hecho, hasta hace apenas seis meses. Hasta que necesitó el "sí" de los de Otegi en la investidura.
Antes, el presidente del Gobierno hacía malabarismos para ocultar su giro en la política de pactos. Como le bastaba con la abstención de Bildu, sostenía que no había negociación detrás. Cuando el Gobierno de Navarra necesitó el voto afirmativo de los abertzales para aprobar los Presupuestos, subió otro peldaño. Ahora ha ascendido a la cúspide de la escalera.
Quizá, las palabras más interesantes en este sentido sean las de Óscar Puente. "Sin complejos", el ministro de Transportes proclamó en el Senado a Bildu como "partido democrático, progresista y de izquierdas". Luego celebró haber arrebatado una alcaldía "a la derecha" para dársela a la "izquierda". Queda así justificado el pacto con Bildu porque "son progresistas".
Estas palabras tienen una traducción muy concreta: en el lado del muro frente a PP y Vox que rige Sánchez, Bildu es ya un partido más. Y Moncloa lo ha comunicado ahora que no hay elecciones, supuestamente, hasta dentro de cuatro años.
En la nueva era del Partido Socialista, los pactos de gobierno con Bildu podrán llegar en otros ayuntamientos vascos y navarros. A la vuelta de la esquina, una cita fundamental: las autonómicas de Euskadi. Allí, el PSOE tendrá margen de maniobra para pactar con quien más le convenga: Otegi o el PNV.
Dirigentes socialistas navarros, en conversación con este periódico, insisten en remarcar que la moción de censura no tiene nada que ver con la investidura de Sánchez. Pero confirman lo sustancial: "Se puede confiar en Bildu porque cumplen cuando pactamos con ellos. Existe la confianza".
La joya de la corona
Pamplona no es una ciudad cualquiera para la marca que dirige Arnaldo Otegi. Se trata de la joya de la corona. "Iruña" es la capital de esa tierra prometida que llaman "Euskal Herria". Un mes después de investir a Pedro Sánchez, Bildu ha cobrado por escrito. Joseba Asirón será proclamado alcalde con los votos del PSOE en un pleno previsto para el 28 de diciembre.
La posibilidad de una moción de censura sobrevoló el despacho de la alcaldía desde el primer día en que Cristina Ibarrola fue elegida por el mecanismo de la lista más votada. Los nueve concejales de UPN, unidos a los dos del PP, no sumaban los catorce que marcan la mayoría absoluta.
La pelota estuvo en el tejado de los socialistas, que prometieron en ruedas de prensa y entrevistas que no darían a Bildu el gobierno de la ciudad. Era una consigna clara: el mensaje fue aireado tanto por Pedro Sánchez como por el último concejal del PSOE en Navarra.
El mensaje era más o menos éste: "Los socialistas jamás llegaremos a acuerdos de gobierno con Bildu". Y atribuían ese "rumor" de la moción de censura a la "obsesión por ETA" de la oposición.
El presidente del Gobierno, en el Congreso, exhibió su ausencia de pacto con Bildu en la capital navarra como la gran prueba de que PSOE y Bildu no eran socios. Le recordó ufano a un diputado de UPN: "¿Con qué votos gobiernan ustedes el Ayuntamiento de Pamplona?". También se apuntó ese tanto en una entrevista con Carlos Alsina: "Hemos impedido que el independentismo gobierne en Pamplona".
Pedro Sánchez firmó un acuerdo con el PNV, otro con Coalición Canaria, otro con el BNG, otro con Puigdemont y otro con Esquerra Republicana. Los papeles fueron rápidamente remitidos a los medios de comunicación. Moncloa celebraba "la transparencia" en los compromisos alcanzados. La Ley de Amnistía, el traspaso de la gestión de Cercanías y un largo listado de etcéteras. Todo figuraba por escrito.
Sin embargo, un único socio de entre todos los que votaron la investidura dijo hacerlo gratis: Bildu. Eso permitió a Sánchez exhibir que Otegi no había tenido nada que ver en su investidura, que si había votado a favor era porque él lo había considerado conveniente.
Impulso de Madrid
Feijóo, por ejemplo, hablaba en el Congreso del "pacto encapuchado" entre PSOE y Bildu. El Gobierno le acusaba de delirar; una vez más, de estar obsesionado con ETA. Un mes después de la investidura, los socialistas se han comprometido por escrito a dar la alcaldía de Pamplona a Bildu.
Los socialistas navarros acaban de cruzar el Rubicón. Es cierto que María Chivite ya fue investida gracias a los votos de Bildu, pero ocurrió a través de una abstención. Podía disimular diciendo que Otegi actuaba de esa manera para apuntalar una "mayoría progresista" y que lo hacía a cambio de nada.
Esta vez, existe un documento escrito que supone un tiro en la línea de flotación de la política territorial del PSOE. En 2007, no hace tanto, Ferraz abortó la intención de los socialistas navarros de alcanzar la presidencia del Gobierno con el nacionalismo vasco. No era siquiera un acuerdo con Batasuna. Era un acuerdo con Uxue Barkos.
Las tornas han cambiado. Ahora es Madrid quien impulsa esa decisión y Navarra quien acata. El PSOE nacional dice que son los "compañeros navarros" quienes han virado. Pero basta conocer someramente el funcionamiento actual del partido para comprender que una delegación no mueve una pieza así sin el consentimiento del presidente del Gobierno.
El motivo esgrimido por el PSOE para firmar esa moción de censura con Bildu es que el gobierno de UPN no logra aprobar Presupuestos en la ciudad. Acusaban a la alcaldesa de ser "incapaz de superar el bloqueo". Pero ese "bloqueo" lo lideraba... el propio PSOE.
Se da la circunstancia de que la actual ministra de la Seguridad Social, Elma Saiz, fue la candidata de los socialistas a la alcaldía de Pamplona. Al poco de conocerse los resultados, supo de la dirección nacional de su partido que no estaba sobre la mesa un acuerdo con Bildu para convertirse ella en regidora.
El 30 de mayo convocó una rueda de prensa para comunicarlo a los periodistas: bajo ningún concepto habría una negociación con Bildu. Se explayó en los motivos. Definió al PSOE como "la alternativa al independentismo". Acusó a Joseba Asirón –el líder de Bildu en el Ayuntamiento– de haber practicado la "imposición" en su etapa como alcalde.
Una "imposición" que la hoy ministra Saiz diagnosticó en varios ámbitos, principalmente con el euskera en las escuelas infantiles y en la plantilla orgánica del Ayuntamiento. También le afeó haber ondeado la ikurrilla en el balcón del Consistorio el día del chupinazo sanferminero. "Esa bandera no representa a la Comunidad Foral", apostilló Elma Saiz. María Chivite, presidenta de Navarra, decía mientras tanto: "No hay ni va a haber ningún acuerdo de gobierno con Bildu".
A cambio de la investidura, ya lo hay. Por escrito y con taquígrafos.