La inminente reunión entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo ha sido el monotema del debate de este miércoles en el Congreso de los Diputados. El líder del PP, en su turno de intervención y desde la Tribuna, ha lanzado sus cuatro condiciones para celebrar el encuentro.
Lo ha hecho en respuesta a Sánchez, que minutos atrás le ha emplazado a iniciar de una vez el diálogo con un: "Como quiera, donde quiera y cuando quiera".
"Como quiera: sin mediador, ¿le parece bien?; donde quiera: en Ginebra no, en el Congreso de los Diputados, ¿le parece bien?; cuando quiera: el próximo viernes. ¿Y cómo? Sin soberbia, sin imposiciones y con un orden del día oficial", ha reaccionado el jefe de la oposición, que de esta forma desbloquea la cita que requería el Ejecutivo y que se había enrocado.
De aceptar Sánchez las condiciones que le ha impuesto Feijóo, será la primera vez en democracia que el presidente del Gobierno no recibe al líder de la oposición en el palacio de la Moncloa después de la investidura. Se trata de una costumbre que se lleva produciendo, al menos, en los últimos treinta años.
Feijóo ha aseverado que quiere "estar a la altura" del cargo que representa y que eso implica "acudir" cuando el presidente llama. Con ironía, eso sí, ha adelantado que no va a "pedir amnistía ni referéndums". Con otro tono, ha censurado: "No pienso consentir que mientras se humilla usted ante sus socios siga faltando al respeto al primer partido de España".
Mirando fijamente a Sánchez, el presidente popular le ha reprochado que se enteró por los medios de comunicación de que quería una reunión. Frente a las carcajadas que sus palabras han despertado en la bancada socialista, Feijóo ha respondido: "Entiendo que reírse forma parte de la soberbia sanchista".
Chascarrillos aparte, el presidente popular ha proseguido con el relato de los hechos: "Después de que le comentase a los medios que quiere hablar conmigo, a los cinco días llamó su jefe de gabinete a mi partido; es una manera curiosa de mostrar interés y respeto, ¿cuando yo quiera hablar con usted qué le parece si se lo digo a los medios primero?".
Feijóo, tras hacerse de rogar durante semanas, finalmente, ha aceptado el encuentro. No obstante, ha reconocido que es "extremadamente difícil" hablar con Sánchez, porque "no respeta al adversario político, intenta engañar siempre a todo el mundo, es sumiso con quien quiere debilitar al Estado y pretende ser implacable" con los que lo defienden.
Al margen de la reunión, Feijóo ha enhebrado un duro discurso para desacreditar los hitos de la presidencia de turno de la Unión Europea que ha ostentado España en el último semestre, objeto de análisis en la Cámara. A juicio del popular, sólo cabe calificarla "de decepcionante", porque nuestro país no ha conseguido ganar protagonismo en el ámbito internacional y porque el Gobierno no ha consensuado nada con la oposición.
De estos meses de presidencia europea, el líder del PP ha resumido que lo más importante para Sánchez ha sido su supervivencia personal y su interés por mantenerse en el poder a costa de una amnistía, "primer pago" a los independentistas. La medida de gracia, ha censurado Feijóo, es: "Una vergüenza nacional, un bochorno internacional y una indecencia moral".
Si Sánchez ha alertado previamente que en España hay un partido (en referencia a Vox) que amenaza la unidad europea, Feijóo ha matizado: "Sus socios hablan de abandonar España, de abandonar la Unión Europea. Señorías, hoy España preocupa por sus pactos, por sus decisiones y por su poca fiabilidad en política nacional e internacional. Es usted un brillante agente de descrédito de nuestro país".
"No puede dar lecciones"
Feijóo ha defendido que Sánchez "no puede dar lecciones" sobre pactos, avances y principios. A colación de la presidencia de turno de la UE, el líder popular le ha espetado a Sánchez: "Se habrá dado cuenta de que ningún gobierno europeo tiene como socios preferentes a aquellos que quieren mutilar y destrozar el país, ningún gobierno europeo ha concedido impunidad en delitos de sedición y terrorismo a cambio de investidura, ningún gobierno cerró su investidura a miles de kilómetros de donde gobierna".
En definitiva, ha afirmado: "Su Gobierno en Europa es una inmensa anomalía, fundado en un acto de corrupción política, humillado mes a mes en Suiza y cada día en esta Cámara".