El adelanto electoral en Galicia ha cogido a varios partidos con el pie cambiado. Ni Sumar, ni Podemos, ni Vox tienen todavía claro qué cabezas de lista presentarán en las elecciones del próximo 18 de febrero. Las dos formaciones de izquierda ni siquiera han terminado de confirmar si irán juntas o por separado.
El presidente de Galicia, el popular Alfonso Rueda, anunció este jueves la fecha electoral. La legislatura tocaba a su fin en verano, pero Rueda, tras haber aprobado los Presupuestos y con las encuestas a favor, ha preferido acortarla cinco meses. La campaña electoral empezará oficialmente el 2 de febrero.
Este adelanto conviene en principio al PP, porque su candidato, consolidado, tiene enfrente a una izquierda dividida a la que puede faltarle tiempo para gestar alianzas.
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Sumar había intentado concurrir a las elecciones con Anova, la formación del histórico Xosé Manuel Beiras. Sin embargo, el pasado fin de semana, en la reunión de la Coordinadora Nacional, la formación nacionalista decidió romper cualquier lazo electoral con Sumar.
Esto ha dejado a Yolanda Díaz sin su principal apuesta, que incluía a Martiño Noriega, exalcalde de Santiago de Compostela, de Anova, como cabeza de cartel.
Sumar tampoco ha decidido si acudirá en coalición con Podemos. Pero ese horizonte se ha complicado desde que Podemos rompió con Sumar en el Congreso de los Diputados y pasó a sus cinco parlamentarios al Grupo Mixto de la Cámara.
"Es prácticamente imposible" ir junto a Podemos en Galicia, reconocía el pasado martes una ministra del ala fucsia del Gobierno de coalición en la copa de Navidad ofrecida en el Palacio de la Moncloa. En caso de no cerrar una coalición, una de las favoritas para liderar la candidatura de Podemos es la exsecretaria de Estado y número dos de Irene Montero, Ángela Rodríguez, más conocida como Pam.
La división perjudica
Para el PSOE, esta división en el espacio a su izquierda es un problema. En la misma copa de Navidad en Moncloa, una ministra del ala socialista aseguraba que "si Podemos y Sumar van juntos en las elecciones, podemos tener una posibilidad de desplazar a Alfonso Rueda". "A ver si las partes se lo piensan, porque si no sucede así, es muy difícil ganar", añadía.
El PSOE sí que tiene a su candidato, el diputado José Ramón Gómez Besteiro, que además cuenta con el amplio respaldo del partido tanto en su territorio como a nivel nacional, pero tiene un hándicap: aún es poco conocido.
Los socialistas han intentado impulsar su popularidad: Pedro Sánchez ha celebrado varios actos con él en Galicia y allí se celebrará una conferencia política en enero; el presidente lo nombró delegado del Gobierno el pasado mes de marzo para sustituir a José Miñones cuando este fue llamado a formar parte del Consejo de Ministros; y le convirtieron en el primer diputado de la historia en hablar en gallego cuando se aceptó el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso.
El PSOE, ante la posibilidad de que Rueda convocase un adelanto electoral, se apresuró a llevar a cabo todas estas acciones. Sin embargo, aún no ha tenido el tiempo suficiente para darse a conocer y el adelanto electoral no le ayuda.
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Pero la división no afecta únicamente a la izquierda y también amenaza a las aspiraciones del PP. Vox confirmó este miércoles que se presentará a las elecciones a pesar de que los populares les habían pedido que no lo hicieran.
Ahora bien, Vox todavía no tiene candidato –el anterior, en 2020, se pasó al partido de Macarena Olona– y, según fuentes del partido, no hay favoritos de momento ni se sabe cuándo se dará a conocer el nombre que encabece la lista.
Entre los motivos argüidos por el PP para que los de Vox no se presenten a las elecciones está el resultado del pasado 23-J. El partido de Abascal obtuvo el 4,79% de los votos y no obtuvo ningún escaño para el Congreso, pero sí perjudicó al PP. Si esos votos hubieran ido a parar a Alberto Núñez Feijóo, el PP le habría quitado un escaño al PSOE en Pontevedra y habría estado más cerca de obtener el único que obtuvo el BNG, el de La Coruña.
En las elecciones autonómicas, además, hace falta el 5% de los votos para poder aspirar a un escaño y Vox se habría quedado sin él. Es lo que ocurrió en las elecciones de 2020: el partido de Santiago Abascal obtuvo 26.797 votos y no sirvieron para nada. Ahora, podría poner en peligro la mayoría absoluta que necesita Alfonso Rueda.