La llegada de Bildu a la Alcaldía divide Pamplona: "Hacía años que no se vivía esta fractura en la ciudad"

Pasadas ya las 13.00 horas llega el momento. Joseba Asiron, recién investido alcalde de Pamplona con los votos del Partido Socialista de Navarra, sale al balcón del Ayuntamiento para saludar a los cientos de simpatizantes de Bildu que anegan el lugar.

Desde el salón de plenos, a varios metros de altura, se escuchan claramente dos gritos: uno coreado, "UPN kanpora" (UPN fuera), y otro desgañitado, "Asiron terrorista".

"Hacía mucho años que no se vivía esta fractura", comenta un ciudadano de a pie, cuando ya se mezclan por completo los pitos e insultos con los gritos en favor del nuevo alcalde.

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Las calles que daban a la Plaza Consistorial estaban repletas de votantes de EH Bildu, que habían acudido al llamamiento del partido, pero entre la multitud había también grupos leales a la exalcaldesa Cristina Ibarrola (UPN). Afortunadamente, no hubo enfrentamientos personales. Es, en cierto modo, como si la ciudad hubiera aceptado la división de la que es víctima.

Por un lado, voceaban los que celebran el acuerdo político para capturar el "Jerusalén de los vascos", como definió Arnaldo Otegi a Pamplona, ciudad que para el imaginario nacionalista es la capital de Euskal Herria. Por otro, gritaban los que ven al PSOE "como Judas Iscariote, vendiendo Pamplona por seis votos de Bildu".

José María Asiron Sáez, Joseba, no encaja en el estereotipo de Bildu. Es independiente, doctor en Historia del Arte, profesor de ikastola... "El problema", dice un hombre que abuchea al alcalde, es que Joxe Abaurrea, su número 2, "era concejal de Herri Batasuna en los 90 y nunca ha condenado la violencia de ETA, y volvió a ser condenado en 2021 por agredir a policías". "Esos son los que mueven los hilos", añade.

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Pero algunas de las palabras más gruesas iban dirigidas este jueves a los aliados imprescindibles, el PSOE, por su repentino cambio de parecer retirando de la Alcaldía a Cristina Ibarrola, ganadora de las elecciones de mayo. 

Han sido los socialistas los que en Pamplona más han salido a proteger a su no-candidato, Asiron, con el cual no gobernarán, pero al que permiten retomar el mando del Ayuntamiento a cambio de lo que el PP llama el "pacto encapuchado" con Pedro Sánchez. 

Precisamente horas antes de la moción de censura, fuentes del PSOE defendían a Bildu como auténtico ganador de las elecciones, por contar con "un gobierno de orientación progresista que cuenta con un apoyo en el Pleno cercano al 60%". El mismo argumento utilizado para defender al llamado "bloque plurinacional" en el Congreso de los Diputados, con votos de Junts.

La alcaldesa saliente, Cristina Ibarrola, dijo al salir que prefería "fregar escaleras" antes que "ser alcaldesa con los votos de Bildu". Y le faltó tiempo al PSOE para sacarle punta al comentario: "Fregar escaleras es un trabajo muy digno. Lo que no es digno son los insultos, el señalamiento a los socialistas y las declaraciones que se han tenido que escuchar en Pamplona de boca de la que ya es su exalcaldesa".

La tensión está servida, más allá del Día de los Inocentes.