Pedro Sánchez ha nombrado nuevo ministro de Economía a Carlos Cuerpo, hasta ahora secretario general del Tesoro. Asume así la cartera que deja Nadia Calviño, que este 1 de enero asumirá la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Junto a este relevo, el presidente ha anunciado otros "ajustes en las atribuciones dentro del Gobierno". Para empezar, el ascenso de María Jesús Montero de la vicepresidencia cuarta a la primera.
Desaparece así la vicepresidencia cuarta, y Montero deja las competencias de Función Pública. José Luis Escrivá asumirá, así, una nueva responsabilidad en su Ministerio de Transformación Digital, la de Función Pública.
Carlos Cuerpo era hasta ahora el secretario general del Tesoro y Financiación Internacional. Su perfil es de marcado carácter técnico y con experiencia en Europa, dado que ha sido analista económico en la dirección general de Asuntos Económicos y Financieros en la Comisión Europea.
El nuevo ministro de Asuntos Económicos es doctor en Economía por la Universidad Autónoma, se licenció en 2003 en la Universidad de Extremadura. Buena parte de su carrera se ha desarrollado en la Administración Pública y en la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AiREF).
Entre 2008 y 2011 fue analista económico en el ministerio de Economía y Competitividad, en la última etapa del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, es decir, la del estallido de la crisis financiera global. Justo después, se marchó tres años a Bruselas.
Entre mayo de 2014 y octubre de 2016 fue subdirector general de endeudamiento público en Airef, donde después escaló hasta 2020 a director de División. Ya con Calviño al frente de la economía española, el nuevo responsable de Asuntos Económicos ostentó el cargo de director general de Análisis Macroeconómico y en 2021 fue nombrado como máximo responsable del Tesoro.
La salida de Calviño
Llevaba casi un año corriendo el rumor de la salida de Nadia Calviño del Gobierno. Además, en principio, todo coincidía con el calendario previsto: las elecciones generales serían el 10 de diciembre, y se cerraría la presidencia de turno española del Consejo de la UE con el éxito de que la vicepresidenta primera del Gobierno ganaba la presidencia del BEI.
Repitiera o no el Ejecutivo de coalición -nadie esperaba que esto ocurriera salvo, quizás, el propio presidente-, ella se haría cargo no sólo del banco público europeo, responsable de la mayor capacidad inversora pública del mundo, sino de más de 20.000 millones de euros españoles: la misma Calviño decidió en primavera que sería el BEI quien gestionase más del 25% de los fondos europeos de recuperación en forma de créditos, procedentes del segundo tramo de las ayudas UE postcovid.
Una vez que Sánchez logró la investidura, el pasado 16 de noviembre, sus nombramientos en el Consejo de Ministros también anticiparon otro de los cambios que se sustancian este viernes. La selección de María Jesús Montero como vicepresidenta cuarta sólo podía tener un destino, que ascendiera a primera si Calviño, finalmente, ganaba la presidencia del BEI.
¿Por qué? Porque si no, la posición preponderante entre los ministros económicos del Gobierno habría sido Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. Y con ello, la coordinación de todas estas políticas del Ejecutivo a través de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. A nadie se le pasaría por la cabeza que Sánchez cediera el control de esta área clave -más ante el regreso de las reglas fiscales en la Unión Europea- a la líder de Sumar.
Una "crisis de Gobierno"
La salida de Calviño del Consejo de Ministros es una auténtica "crisis de Gobierno" para el presidente. Él mismo la nombró así el pasado miércoles, en la rueda de prensa de balance del año.
Y lo es porque ella ha sido su mano derecha desde su llegada a Moncloa, en junio de 2018. Primero, por sus conocimientos; segundo, por su conocimiento de la política europea (un pilar fundamental para la ejecutoria de Sánchez); y tercero, como muro de contención a los excesos de Pablo Iglesias, primero, y de Yolanda Díaz, después.
Calviño fue la "bestia negra" de Unidas Podemos y lo ha sido de Sumar en este apenas mes y medio de legislatura. Si el PSOE firmó con la formación de Díaz la permanencia de los impuestos especiales a la banca y a las grandes energéticas, a los pocos días, ella misma anunció que se revisarían, porque "las circunstancias han cambiado". Al final, pasarán las dos cosas.
Si Díaz exigía subir el Salario Mínimo Interprofesional sustancialmente antes de acabar el año, Calviño logró que esto se parara. Si había que revisar el subsidio de desempleo para cumplir con la Comisión Europea y esto caía dentro de las competencias de la vicepresidenta segunda, la coordinación de la política económica por parte de la vicepresidenta primera le permitió frenar los ímpetus de mayor gasto de la ministra de Trabajo.
El poder de Montero
Ahora, el nuevo ministro de Economía deberá ejercer ese papel, aunque bajo la supervisión y de la mano de Montero, que es también vicesecretaria general del PSOE, y desde ya acumula un enorme poder.
Hay quien asegura que esto pone a la también ministra de Hacienda en la primera posición de las quinielas para un eventual relevo del presidente en el liderazgo socialista. Sánchez prometió el pasado miércoles que, "por supuesto", se quedará "toda la legislatura".
Pero a nadie se le escapa que el presidente aspira a ascender -él también- a la política europea.
El próximo 9 de junio hay elecciones al Parlamento Europeo. Y a la vuelta de verano, el Consejo decidirá a su nuevo presidente, para lo que siempre se busca un primer ministro en ejercicio. Y fuentes europeas confirman que "toca un socialista y del sur"... tras la caída del portugués António Costa, por un caso de corrupción en su país, no hay otro líder que cumpla el perfil.
Y si hay otro rumor con peso en el PSOE es que el próximo liderazgo socialista lo ejercerá "una mujer". Queda mucha legislatura, casi toda y muy convulsa, pero ya ha empezado a moverse todo.