Vox celebra el 27 de septiembre su Asamblea General, una cita que algunos dirigentes del partido quieren convertir en un "congreso refundacional".
Este jueves, empezó a circular entre los chats internos de la formación un manifiesto, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, que vierte dudas sobre las decisiones de la actual cúpula y pide un reseteo de cara al futuro.
El documento, promovido por afiliados y cargos territoriales de Vox críticos con la dirección nacional, señala que "en la actualidad, ya sea por su rápido crecimiento o por decisiones equivocadas", el partido se ha alejado de sus principios fundacionales e incumple "sistemáticamente" lo que eran "compromisos de funcionamiento".
El manifiesto incide en algunas quejas, como las "dudas públicas sobre el destino de los fondos económicos del partido no aclaradas". También critica la "inexistente" democracia interna o la ausencia de libertad de opinión: "No existe y es perseguida, es imposible realizar ningún análisis ni existe libertad de iniciativa".
Al respecto, los críticos, que aseguran sentirse abandonados por la cúpula, lamentan que "cualquier opinión personal es reprimida o reprendida" y que hay "un férreo control sobre las redes sociales personales con exigencias y apercibimientos". Según denuncian, lo único que les permite la dirección es "obedecer las órdenes de Madrid y callar".
Otro de los elementos negativos que destaca el manifiesto es "la marcha voluntaria o forzada de personas de gran talla política". Este jueves, Carla Toscano renunció a su acta de diputada en el Congreso y se sumó a una larga lista encabezada por Macarena Olona, la primera en dar un paso atrás, y que engrosan nombres como Iván Espinosa de los Monteros, uno de los referentes más preclaros del partido desde sus orígenes.
Los críticos cuestionan "el enroque de la Dirección nacional, el nuevo talante bronco y antipático, el apoyo a la algarada, la negativa a todo por sistema sin plantear alternativas". Una serie de elementos que, dice el texto, "ha traído como consecuencia una línea ascendente en el desapego de los españoles y descendente en las expectativas políticas de Vox".
Este grupo de dirigentes de Vox censura el adelanto de las primarias a enero, cuando estaban previstas para marzo. "La convocatoria de una Asamblea Extraordinaria, de dudosa legalidad, con la cantinela de fortalecernos 'frente a los enemigos de España', no es sino fortalecerse los que tienen el poder del partido para consolidar Vox como estructura a su servicio. Un golpe de mano a la venezolana", reza el manifiesto.
En definitiva, los manifestantes lamentan que "el Vox que supo hacer muchas cosas bien ha cogido un rumbo de autodestrucción inapelable e insoportable". Frente a ello, reivindican que el partido recupere "la credibilidad ciudadana perdida" y gane "el respaldo mayoritario" que permite "alcanzar el poder para cambiar el rumbo de España".
A la actual dirección, el principal recado que envían los críticos es que se fije, "a la mayor rapidez", un congreso refundacional que alumbre "una estructura potente" y que asegure "un funcionamiento democrático, que aglutine los distintos matices ideológicos existentes en Vox y que abran la puerta a órganos que trabajen en la elaboración de los proyectos y programas concretos".
Nuevos estatutos
Otra petición es la elaboración de unos estatutos que "garanticen un funcionamiento democrático y una estructura orgánica que permita la participación activa de los militantes, acorde con la realidad territorial y competencial de España".
En ningún punto, el manifiesto pide a Abascal que dé un paso atrás. Según teorizan los críticos, la decisión de adelantar las primarias es un movimiento estratégico para que nadie pueda gestar una candidatura alternativa que le dispute la presidencia.
Sotto voce, los mandos de Vox admiten que Javier Ortega Smith, antaño secretario general, es uno de los dirigentes que está por la labor de presentar una candidatura alternativa a la de Abascal. Pero, a su vez, admiten que tendría escasas opciones de recibir los apoyos necesarios.