El anuncio de que Esquerra repetirá candidato en las elecciones catalanas ha llegado de manera inesperada, a falta de más de un año para que deban celebrarse. La convulsa política española, heredera con la ley de amnistía del procés catalán, indica un posible adelanto de las urnas en Cataluña, cuyo ambiente político no está menos revuelto.
Porque la lucha por la hegemonía indepe entre ERC y Junts tenía otra derivada: el cisma que comenzaba a abrirse en las filas republicanas entre las ambiciones de Pere Aragonès, actual president, y Oriol Junqueras, eterno aspirante... y su jefe.
Según ha podido saber este diario, de fuentes de la cúpula del partido, la decisión no se ha tomado por estrategia electoral. Aragonès es el dueño de esos tiempos, sólo él tiene la prerrogativa de disolver el Parlament y convocar a las urnas. "Pero ha sido Junqueras", presidente de Esquerra, "junto con Marta Rovira", quien concluyó que ésta era la mejor opción.
Y sólo le comunicaron la decisión al tercer líder de la formación, el president, en estos últimos días.
La secretaria general, fugada de la Justicia española desde marzo de 2018 y residente desde entonces en Ginebra (Suiza), es la auténtica fuerza política del partido, la que "tiene el poder" y ha trazado la estrategia de negociaciones. Junqueras es "el ideólogo" que, con esa imagen "mesiánica", como reconocen fuentes internas del partido, dice que él y su formación son "más demócratas y republicanos que independentistas"... sobre todo, desde el fracaso del procés, el fiasco del 1-O, y su paso por la cárcel.
Entonces, ¿cómo se entiende que Junqueras renuncie? Después de 13 años al frente del partido, al que cogió como quinta fuerza de Cataluña y que hoy tiene un Govern en solitario; y si la amnistía se supone que lo va a rehabilitar para la política, tras quedarse a las puertas de ser president tantas veces... ¿por qué dar un paso atrás?
1. "La represión"
Para empezar, porque "la represión no languidece", explica una fuente interna de Esquerra. "Sabemos que Junqueras es un candidato más potente en lo electoral", añade un colaborador directo del presidente del partido, "y sin él inhabilitado todavía tras la condena de los tribunales del Estado, seguramente habría querido ser candidato".
Pero en ERC nadie se fía de que la amnistía vaya a llegar a tiempo. "Ni siquiera él lo ve claro".
Parece mentira, a la vista de que el Congreso ya tiene previsto el pleno para aprobar la proposición de ley para el martes 30 de enero. Y de que, por mucho que el Senado la retenga los dos meses que pretende hacerlo -gracias a la reforma impulsada por la mayoría absoluta del PP en la Cámara Alta-, eso no retrasaría la vuelta del texto legal a la Cámara Baja mucho más allá de finales de marzo, o principios de abril.
Las enmiendas aprobadas ya a la norma buscan blindar los efectos de la amnistía de cualquier recurso ante el Tribunal Constitucional (TC) o cuestiones prejudiciales ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).
Socialistas, postconvergentes y republicanos saben que muchos jueces, "si no todos", tratarán de "obstaculizar" la efectividad del olvido penal.
Pero la ley y sus enmiendas dicen expresamente que todas las medidas cautelares, todas las penas accesorias y todas las órdenes de detención deben levantarse "inmediatamente", según la ley entre en vigor, "en un plazo máximo de dos meses". Lo primero, beneficia a Carles Puigdemont; lo segundo, a Junqueras; y lo tercero, a Rovira.
Así que si la ley se publica en el BOE en mayo, al llegar el mes de julio, el exvicepresident catalán, condenado e indultado, ¿no estaría ya rehabilitado para ejercer la política? "Tú lo has dicho, estaría, en condicional... aquí no muchos se fían. ¿Y para qué alimentar esa tensión intuida entre ambos [Junqueras y Aragonès] y que se convierta en miedo y, luego, en profecía autocumplida?".
Es decir, que si el jefe no da este paso atrás, su subordinado podría empezar a actuar de manera errática, más pendiente de su futuro que del Govern y, por tanto, de la victoria electoral.
2. "La guerra civil"
Todo esto encaja con la siguiente razón que ha inspirado la decisión. Junqueras consultó estas semanas a sus más cercanos cómo veían la situación. Y la conclusión fue la de que "si queda un año para las elecciones, debemos ponernos todos a trabajar, cada uno en lo suyo". Así que había que definir los papeles, aclarar el panorama y "evitar el ruido interno en los meses previos a la campaña".
Porque todos saben en la política catalana que, acaben siendo en la fecha que sea las elecciones autonómicas, a la vuelta de verano todo será lucha electoral, toma de posiciones, y combate por los titulares a derecha e izquierda.
Esquerra es el partido de gobierno en Cataluña, pero en el eje independentista compite con Junts; y en el eje ideológico pelea votos con el PSC de Salvador Illa y con los Comunes de Ada Colau... o de quien acabe siendo su cabeza de lista.
"No se ha adelantado la decisión, sino que tocaba", explica otra fuente interna. "Podría haberse anunciado, en lugar de este sábado en un bonito acto en el Auditori del Col·legi d'Arquitectes, con el mural de Picasso, en el Consejo Nacional de febrero... pero así todo el partido está enfocado, y el Govern también".
El discurso de Junqueras, este sábado, tendrá mucho de reivindicativo de la historia de Esquerra. "Somos lo que más teme el Estado desde siempre, nos encarcelaron, nos fusilaron un president, la represión del Estado sigue evitando que tengamos la alineación completa... pero nunca nos han doblegado o influido ni en cuándo tomamos una decisión ni en cuál decisión tomamos".
Por ahí irán los mensajes. Además, se anunciarán un par de cambios en la Ejecutiva del partido y Junqueras y Rovira explicarán que su decisión servirá para evitar una zozobra de seis meses en el partido... si es que la amnistía, finalmente, es efectiva para los dos.
3. "Me queda tiempo"
"No tenemos trackings personalizados. Sí de ERC frente al PSC, o frente a Junts... pero no hay sondeos enfrentando a Aragonès con Illa o a Junqueras con Puigdemont". El foco que está adquiriendo el expresident fugado en Waterloo tampoco ha operado en el movimiento estratégico de Esquerra, o eso explican desde su cúpula directiva.
Explican que fijarse en Puigdemont es un error, por dos razones. La primera, porque hasta para Junts puede ser un arma de doble filo si, ya amnistiado, el líder del partido de derecha independentista decide encabezar las listas: "¿Va a arrastrar votos como president en el exilio que vuelve? ¿O va a provocar más voto útil para la única fuerza que puede evitarlo, que somos nosotros?".
Es decir, que si el fugado sólo despierta tanta adhesión como recelos no es sólo en la España que abandonó escondido en el maletero de un coche hace ya más de seis años, sino también en Cataluña.
Y la segunda, porque desde el 1-O han pasado muchas cosas, entre ellas y sobre todo, que ha decaído el fervor indepe. Las fuentes consultadas no explican qué fue antes, si la gallina del descontento o el huevo de una ERC más centrada en hablar de vivienda, salario mínimo, ayudas al empleo... pero sí presumen de que Junqueras es más el líder de un partido de izquierdas que un líder independentista.
"Si salimos de 2017, crecemos", repite el presidente de Esquerra, "hay que gobernar y no repetir lo mismo, pero ocho años después".
En ese empeño, Junqueras tomará "aún más" las riendas del partido, de la mano de Rovira, explica una de sus personas más cercanas en la dirección, "porque le queda tiempo para poder volver a intentarlo". Hoy, el líder republicano tiene 54 años, y calculando que las elecciones sean cuando tocan y la próxima legislatura catalana dure cuatro años -"que es mucho calcular", ríe con sorna esta fuente-, no habrá cumplido los 60 para las siguientes.
A ésas de 2029, a día de hoy, sí se presentará como candidato a la presidencia de la Generalitat. O para recuperarla o tras el "ciclo cumplido" de dos mandatos de Aragonès.
4. "No se puede subir y bajar"
La última razón es la más política de todas. ¿Cómo explicar que el Govern de ERC ha sido bueno, pero que quitas al que lo ha presidido para poner a otro?
En una de esas consultas a sus allegados, Junqueras preguntó por si era posible explicar una decisión así. Uno de sus colaboradores le recordó una frase que, de antiguo, se repite en la sede del partido, en la barcelonesa calle Calabria: "No se puede subir y bajar del tranvía".
Es decir, explica una fuente interna, en conversación con este diario: "Si la cosa funciona, cambiar al capitán es mandar el mensaje de que no funciona".
En Esquerra, claro, están convencidos de que Aragonès y sus consellers han hecho mejor trabajo de lo que reflejan los medios. Los números económicos, dicen, son buenos, después de haber tenido que gestionar la salida de la pandemia, afrontar la inflación por la guerra de Ucrania, y los embates de Junts, que quiso hacer caer el Govern en septiembre de 2022, rompiendo la coalición y abandonando la Mesa de Diálogo con el Gobierno de España.
"La sequía, por ejemplo, no es culpa de este gobierno, sino de todos los anteriores que en más de una década no han leído un solo informe hídrico, o no les han hecho caso", lamenta un estratega del partido.
"¿No tenemos imagen, a Aragonès le falta carisma, el relato lo manejan otros hasta en los medios públicos catalanes? Pues no nos lo vamos a poner más difícil tratando de subir y bajar a la vez... diciendo que el Govern ha sido perfecto, pero que nos cargamos a su president para colocar a otro que manda".
Pero, y si la amnistía llega a tiempo, con el partido calmado dentro de unos meses y ya evitada la guerra civil, la cosa se tuerce, Puigdemont decide presentarse y las encuestas dicen que sólo Junqueras puede competir con él... ¿Ni así se revisará la decisión?
"No". Lo más que puede pasar, explica una de las personas más informadas del partido a EL ESPAÑOL, es que ese Junqueras rehabilitado para la política, indultado, amnistiado y ambicioso entre en las listas... "pero de manera simbólica, para ayudar".