Lilith Verstrynge (Madrid, 1992) nunca quiso hacer política al uso. Su sueño era ser periodista, pero aquel arrebato transversal conocido como el 15M la cogió volviendo de Francia, efervescente y universitaria, y todo fue demasiado deprisa. En 2014 se unió al círculo de Podemos en París como militante de base y 10 años después lo ha abandonado como una de sus máximas líderes.
La hija de Jorge Verstrynge comenzó entre los morados como becaria, se formó como asistente en el Parlamento Europeo, maduró como asesora de Pablo Iglesias en su llegada a la Vicepresidencia Segunda del Gobierno y se consagró como secretaria de Estado para la Agenda 2030. En los últimos tiempos compaginaba un escaño en el Congreso con la siempre ingrata Secretaría de Organización de Podemos.
Verstrynge es la cuarta número 3 que ha tenido el partido en sus 10 años de vida, un puesto especialmente complejo para una formación que tiene en la estructura territorial su principal escollo. La mención de este asiento, el encargado de la estructura orgánica, ha sido siempre sinónimo de trituradora para los que lo han ocupado: cuatro miembros en más de siete años, dos de ellos expulsados del partido.
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Ella aguantó tres, quizás los más convulsos porque fueron los de la gran crisis de la izquierda. Verstrynge fue fontanera, negociadora, pacificadora y urdidora de un partido en descomposición, socio minoritario de un Gobierno en descoalición y en sus horas más bajas al calor de las urnas. Todo esto lo compaginó con una Secretaría de Estado conflictiva, la que había dejado Enrique Santiago (IU) tras perder la confianza de Belarra.
Pero, sin duda, sus dos grandes desafíos han ocurrido en los últimos 12 meses. Primero, retejer las costuras de un partido en naufragio permanente, con constantes fisuras en su dirección; y después, urdir una política de pactos atropellados con Sumar... cuando ninguno de los dos quería realmente llegar a un acuerdo.
Su salida por sorpresa este viernes abre nuevas fisuras en una dirección que ha ido menguando en los últimos meses a pasos agigantados. Primero con la huida del gurú económico de Podemos y candidato a ministro por Sumar, Nacho Álvarez, luego del de políticas municipales, Jesús Santos, y finalmente de la de Vivienda, Alejandra Jacinto.
Al dejar Verstrynge el acta de diputada, además, Podemos perderá uno de sus cinco escaños en el Congreso. Dado que los morados se presentaron a las elecciones como parte de Sumar, la siguiente en la lista por la provincia de Barcelona (donde se ganó el escaño) será Candela López, de los comuns, una figura muy cercana a Yolanda Díaz y su exjefe de gabinete, Josep Vendrell.