En las elecciones gallegas del próximo domingo, las previsiones están tan ajustadas que hay cuatro escaños que podrían decidir la batalla: los últimos que se reparten por cada provincia. Sin embargo, en tres de las cuatro circunscripciones son el BNG y el PSOE quienes se lo estarían disputando.
Esta situación complica las aspiraciones de ambas formaciones y da una ventaja al candidato del PP, Alfonso Rueda. Al disputarse el BNG y PSOE esos últimos escaños, daría igual quién lo acabase ganando porque el bloque de izquierdas no crecería al no restar escaños al PP.
Fuentes de distintos partidos reconocen que "los restos" (el último escaño en disputa) "están muy reñidos". Sin embargo, comentan que las distintas encuestas realizadas por empresas demoscópicas y los barómetros internos apuntan a que la pelea en La Coruña, Lugo y Pontevedra es entre socialistas y nacionalistas.
La única oportunidad de robarle un escaño en este frente a la derecha podría darse en Orense. En esa circunscripción, el último escaño iría para Democracia Ourensana, que se muestra abierto a facilitar la investidura de Alfonso Rueda, y se lo estaría disputando el PSOE.
Pero este escenario sólo afectaría a la gobernabilidad si el PP se queda en un máximo de 37 escaños, a uno de la mayoría absoluta. Si bien los distintos sondeos muestran una tendencia que podría hacer tambalear la mayoría absoluta de Rueda, 37 escaños sigue siendo la parte más baja de la horquilla.
El PSOE tiene un conflicto en Galicia. El objetivo principal es arrebatar la mayoría absoluta al PP por las repercusiones que podría tener a nivel nacional para Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, si sucede, no se debería a méritos propios, sino a costa de una caída de los socialistas en beneficio del BNG.
Según el último barómetro de SocioMétrica, el 20,1% de los que votaron al PSdeG en 2020 pasarían ahora a votar a los nacionalistas gallegos. Esto dejaría a los socialistas como un partido muleta del nacionalismo, con la posibilidad de caer por debajo del 20% de los votos.
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Aunque ha bajado el optimismo, en el PSOE todavía creen en la movilización. Según el CIS, el 28,8% de los votantes gallegos decide o decidirá su voto esta semana, la última antes de las elecciones. Si a ello se suma que los que más anticipan su decisión son los votantes de partidos de derechas, los socialistas interpretan que todavía hay juego.
"Que hay viento de cambio, no hay duda", aseguran fuentes de Ferraz. "Que llegue como para mover lo establecido, es algo que decidirán los ciudadanos. Los restos en cada provincia están muy ajustados y sólo con eso ya son cuatro escaños", añaden.
Creen que Feijóo cometió un error al poner en la agenda el asunto de los indultos a Carles Puigdemont la semana pasada, en una comida con periodistas. "Desde luego que el error de Feijóo va a movilizar a toda la izquierda, no sólo a los nuestros, porque además parece que el candidato es él", aseguran las fuentes.
Por ello, Moncloa se ha volcado con la campaña gallega. El miércoles acudió la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, y este jueves acudió el presidente, Pedro Sánchez, a La Coruña para disputar un escaño en esa provincia al PP.
Sánchez también acudirá este viernes al acto de cierre de campaña junto al candidato socialista, José Ramón Gómez Besteiro.
Sin embargo, según ya publicó este diario, en el PP aseguran que la polémica del indulto no les ha perjudicado electoralmente. Fuentes de Génova trasladaron que en los sondeos que la formación recibe a diario no se aprecian cambios sustanciales. Según decían, el electorado gallego "suele estar más ajeno al debate nacional que el de otras regiones".
Pero en el PSOE no coinciden: "Nosotros siempre dijimos que íbamos a hacer una campaña gallega, y es algo que el PP siempre había hecho, hasta que de repente Feijóo llega sin ser candidato con la campaña nacional", comentan desde Ferraz.