Cerca de 2,7 millones de gallegos están llamados a participar este domingo en unas elecciones en las que está en juego el encaje de Galicia en el conjunto de España: la agenda soberanista de la candidata del BNG, Ana Pontón, puede dar alas a un frente independentista con Cataluña y el País Vasco.
El escrutinio de esta noche electoral puede cambiar, además, el rumbo de la política nacional. Se trata de una prueba de fuego para el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, pero también un examen para el presidente Pedro Sánchez, que puede ver cuestionada su alianza con los partidos independentistas si el PP revalida la mayoría absoluta.
Relegado a la tercera posición y con sus expectativas a la baja según todos los sondeos, el candidato socialista José Ramón Gómez Besteiro aspira a sumar los escaños suficientes para formar parte de una Xunta presidida por la nacionalista Ana Pontón.
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La candidata del BNG ha centrado su campaña en las cuestiones sociales, como la mejora de la sanidad pública. Ha difuminado así las aristas de un programa de máximos equiparable al de ERC y Bildu, con los que mantiene su coalición para las elecciones europeas.
El programa electoral del BNG incluye la aspiración a la independencia de Galicia, junto con el cuestionamiento de la Constitución, la inmersión lingüística en gallego en las escuelas, la expulsión de la Policía Nacional y la Guardia Civil, la creación de una Agencia Tributaria propia para recaudar todos los impuestos y la exclusión de Tribunal Constitucional de cualquier asunto relativo a la región.
De este modo, el resultado electoral de este 18-F puede dar paso a un nuevo procés, esta vez en Galicia. Una Xunta presidida por Ana Pontón (con el apoyo del PSOE) permitiría a los independentistas catalanes y vascos ampliar su alianza a esta región, y reforzar su capacidad de coacción sobre el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Los trackings de última hora que manejan los principales partidos confirman que Galicia se enfrenta a un resultado incierto, con un equilibrio de fuerzas muy ajustado entre ambos bloques. Se ha producido una movilización mayor que en los anteriores comicios y la participación puede rozar el 60% (fue del 48,9% en 2020 y del 53,6% en 2016, cuando el PP no veía peligrar su mayoría absoluta).
Hay un dato especialmente revelador: el BNG de Ana Pontón es el partido preferido para los más de 100.000 jóvenes gallegos que votarán por primera vez, y para los electores que proceden de la abstención.
Sin embargo, el efecto bandera del BNG, como fuerza con capacidad para desbancar al PP de la Xunta, penaliza al PSOE por partida doble. Por un lado, el partido de Ana Pontón lograría atraer a una parte sustancial de los votantes socialistas, que han decidido jugar a la carta ganadora.
Este trasvase desmoviliza, al mismo tiempo, a otro sector más tradicional del PSOE, que no quiere que su voto sirva para instalar políticas de corte nacionalista en el Palacio de Monte Pío. El candidato José Ramón Gómez Besteiro se encuentra así acorralado por la estrategia nacional de su partido.
En el lado opuesto del espectro político, la posibilidad de que Alfonso Rueda revalide su mayoría absoluta está condicionada por otros dos factores: los restos que Vox arrebate al PP en las cuatro circunscripciones sin que se traduzcan en ningún escaño, y la posible irrupción de Democracia Ourensana (DO).
El líder de esta formación política y alcalde de Orense, Gonzalo Pérez Jácome, ya ha anunciado que condicionará su apoyo al futuro gobierno de la Xunta al compromiso de inversiones efectivas para su provincia. Aunque se le considera más próximo al PP que al BNG, la irrupción de DO en estos comicios abriría un nuevo escenario en la política gallega.
Pero las derivadas de estos comicios van mucho más allá de la región. Tanto el PSOE como Sumar han intentado vincular el resultado del 18-F al futuro de Alberto Núñez Feijóo como líder nacional del PP.
"La caída de Rueda y Feijóo es como el cambio en Galicia, imparable", proclamó el viernes el presidente Pedro Sánchez en el mitin de cierre de campaña del PSOE, celebrado en Santiago de Compostela.
Pocas horas antes, la vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, se había mostrado más explícita: "Lo que no saben Feijóo y Rueda es que Ayuso les está esperando con las maletas en la puerta para echarlos del PP", señaló durante un mitin celebrado en Vigo.
El 'talismán' Zapatero
Pero también se juega mucho Pedro Sánchez. Si Alfonso Rueda logra revalidar la mayoría absoluta, el presidente del Gobierno verá desautorizada su política de alianzas con los independentistas, y muy especialmente la tramitación de la ley de amnistía que el PSOE quiere desbloquear tras el 18-F.
Por ello Feijóo ha convertido el rechazo a la medida de gracia en uno de los hilos argumentales de su campaña. El PP se vería además reforzado de cara a las elecciones europeas del 9 de junio, la próxima consulta en las urnas de ámbito nacional, en la que pretende demostrar la falta de apoyo social del Gobierno de Sánchez.
Quizá porque las expectativas del PSOE gallego son especialmente débiles, Pedro Sánchez no se ha empleado a fondo en esta campaña electoral y ha recurrido de nuevo a la figura del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero (como ya hiciera ante el 23-J), como talismán para movilizar al sector más clásico del partido.