Pongamos que usted es barón del Partido Socialista. Sí, dirige usted la federación del PSOE de una comunidad autónoma cualquiera que no sea Madrid. Cada vez que quiere contar algo a la gente, le preguntan por Koldo García Izaguirre, el asistente personal de José Luis Ábalos investigado por cobrar comisiones millonarias durante la pandemia y blanquear posteriormente ese dinero. Eso es lo que sospecha la Guardia Civil.
Usted, que es barón del PSOE, intenta hablar de otras cosas, pero no puede. Sólo le preguntan por Koldo. Si acaso, también por la amnistía. Se siente impotente, como si saliera a un paredón a que le fusilasen todas las mañanas.
Esta es la sensación que se desprende de algunas conversaciones mantenidas con altos cargos socialistas en distintas autonomías, algunos de ellos barones. Se ven con las manos atadas, bloqueados, pero sobre todo inquietos. "No sabemos hasta dónde puede llegar la investigación", refieren algunos de ellos.
Con el "hasta dónde" se preguntan si José Luis Ábalos estaba al corriente de los manejos de su lugarteniente, Koldo García. Quieren creer en la palabra de su compañero y exministro, pero el cerco se estrecha cada vez más. Porque Koldo era el hombre para todo de Ábalos. Su chófer, su escolta, su asistente, su secretario.
Algunas de las fuentes consultadas comentan el paralelismo inexistente con el caso del Tito Berni. Aquello no les preocupó tanto. Lo veían una cuestión estética, repleta de chascarrillos por el ambiente de las imágenes. Sin embargo, ahora otean con preocupación un horizonte repleto de investigaciones, ramificaciones y posibles implicados de alto nivel en el partido.
Ya saben, porque han leído muchos detalles en los periódicos de este jueves, que Koldo es de Baracaldo pero que hizo su vida en Pamplona, que trabajó como portero de puticlub y discoteca, que protegió de ETA a distintos cargos, que se hizo íntimo de Santos Cerdán y que éste lo colocó como asistente personal de Ábalos.
Koldo –¡incluso aparece en el "Manual de Resistencia" del presidente escrito por Irene Lozano!– fue el encargado de velar los avales de la candidatura de Sánchez. Velar... literalmente. Durmió con ellos en una oficina dos noches.
También saben que Koldo acaba de ser puesto en libertad, pero que no puede salir del país, que no tiene pasaporte y que debe presentarse en el juzgado cada quince días. Está a disposición judicial. Los supuestos son... organización criminal, tráfico de influencias, blanqueo de capitales y cohecho.
Desconocido Koldo
Casi ningún barón conoce a Koldo. Sólo lo han visto detrás de Ábalos, como su sombra, en distintos actos. Pero hoy es el hombre sobre el que deben hablar cada vez que se enfrentan a un micrófono. De hecho, la mayoría de ellos procura no dar entrevistas hasta que el temporal amaine –si es que lo hace– y puedan aportar explicaciones a algo que hoy se les antoja inexplicable.
Es difícil encontrar uno de estos altos cargos socialistas que ose hablar con nombre y apellido. De momento, sólo lo han hecho Juan Lobato y Emiliano García-Page. Con distinto tono, pero con la misma filosofía.
El partido, que habla como un solo hombre, guarda silencio. Afronta en una misma semana el mareo de la amnistía, el batacazo de Galicia y ahora el caso Koldo. A principios de esta semana, escocieron entre los barones y alcaldables esas palabras de Sánchez según las cuales el PSOE estaría perdiendo su poder territorial por la ausencia de "liderazgos" territoriales.
Los altos cargos autonómicos consultados por este diario se miran estupefactos: "¿Cómo vamos a ser líderes si cada vez que sacamos la cabeza nos la hunden con un pisotón nacional?".
Y todo esto –coinciden– sólo acaba de empezar.