Después de resistirse durante todo el lunes al ultimátum de 24 horas del PSOE, José Luis Ábalos ha decidido no entregar su acta de diputado en el Congreso este martes, tal y como pedía formal y orgánicamente la Ejecutiva socialista, aludiendo a sus "responsabilidades políticas" en el caso Koldo.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL de fuentes cercanas al parlamentario, Ábalos no ha esperado a que el partido le expulse al Grupo Mixto, como amenazó el PSOE hace unas horas, y ha tomado la decisión él mismo. Según lleva una semana pregonando, lo que no quiere es "darle munición a la derecha".
En declaraciones a la Sexta, Ábalos explicó el lunes por la noche que seguía meditando su decisión y que actuaría pensando en él y en quienes le apoyan: "Lo haré de acuerdo a lo que yo merezco y a lo que merecen otros". Ese mismo día dimitió como presidente de la comisión de Interior del Congreso.
¿Hubo negociación con la dirección socialista? El exministro lo niega. Pero el tiempo transcurrido entre el ultimátum de Pedro Sánchez hasta que Ábalos confirmó su renuncia al acta de diputado confirma que hubo condiciones del que fue hombre fuerte del sanchismo durante la campaña para recuperar la Secretaría general del PSOE en 2017 pero, sobre todo, tras su victoria en aquellas primarias.
Ya en el cargo de más poder del partido, Sánchez lo designó portavoz de la moción de censura que iba a desalojar al popular Mariano Rajoy del Gobierno. Y finalmente, fue nombrado ministro de Fomento en el primer Ejecutivo del PSOE.
En todo ese periplo, primero de la mano de Santos Cerdán y después, colocado por éste a las órdenes de Ábalos con las funciones de chófer, Koldo García Izaguirre estuvo a su lado como "asistente personal".
El hombre para todo del ministro con mayor presupuesto del Gobierno fue ascendiendo en responsabilidades y funciones hasta que acabó como consejero de Renfe Mercancías, a propuesta de Ábalos, y se convirtió en el centro de una presunta trama corrupta que investigan la Fiscalía Anticorrupción y el juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional.
Fue precisamente el Partido Popular de Madrid el que presentó la denuncia, el 10 de marzo de 2022, que ha desembocado en el llamado caso Koldo.
El pasado martes, la UCO de la Guardia Civil practicó 26 registros por toda España y detuvo a 20 personas, entre ellas el exasesor del ministro, su esposa y su hermano Joseba. Desde entonces, Ábalos se había defendido públicamente en dos entrevistas televisivas y en unas declaraciones a este diario en las que aseguraba que "por lo que aparece en esa querella, no tengo nada de qué defenderme".
En todo momento, Ábalos había querido el amparo de su partido, negó cualquier conocimiento de las corruptelas de su asesor y, por supuesto, haber experimentado ningún enriquecimiento personal: "Salí de ministro más pobre de lo que entré", asegura. "Tengo un piso en Valencia desde los años 80 y la casa alquilada en Madrid, que pago religiosamente cada mes".
Lo que sí ha ido haciendo fue poner el foco sobre su sucesor en la secretaría de Organización, Santos Cerdán, por dos motivos concretos: fue él quien presentó a Koldo a Ábalos y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; y es él quien debía pedirle la dimisión, como responsable orgánico del PSOE. Un tercer motivo sería, precisamente, la relación personal que unía a Cerdán con Koldo de sus años en el PSOE navarro (PSN).
Aun así, Ábalos siempre ha permanecido leal al partido. Ni levantó la voz cuando fue destituido fulminantemente por Sánchez de sus dos cargos, en julio de 2021, ni ahora ha desafiado a la Ejecutiva. Simplemente, pedía coherencia y respeto, una investigación exhaustiva porque "no tengo nada de qué defenderme", insiste, ya que mantiene su inocencia por cualquier irregularidad.
Ahora, fiel a su condición de militante, sostiene, asume la "responsabilidad política" in vigilando, como le ha reclamado la dirección del PSOE, por no haber controlado las andanzas de su asesor.