No es lo mismo un fallo orgánico y localizado que un fallo multiorgánico que debilita al conjunto del enfermo.
Un partido y un Gobierno pueden soportar una dimisión, destitución o expulsión por muy relevante que sea el afectado, pero es complicado resistir una segunda mostrando que los tentáculos de la trama se han extendido por diferentes Administraciones gobernadas por el PSOE.
Si además la pieza política a batir es la presidenta del Congreso, Francina Armengol, es mucho más remota la posibilidad de que la dejen caer, según el razonamiento de la Moncloa.
[El PSOE fracasa en su intento de que la salida de Ábalos sea el cortafuegos del 'caso Koldo']
La situación llegaría a ser insostenible si la oposición se cobrara esa pieza, entre otras cosas porque el nombramiento de Armengol fue un pilar básico del arranque de la legislatura y los pactos con los independentistas. Por eso, Pedro Sánchez ha movilizado a Ferraz y a Moncloa en su defensa.
Entienden los socialistas que aquel acuerdo de agosto fue vital para la investidura de Sánchez, y que Armengol se encargó de facilitarla, por ejemplo, con la puesta en marcha rápida del uso de las lenguas cooficiales en la Cámara. Y luego ha trabajado en sintonía con el Gobierno.
Meterse ahora en otro proceso de elección de un nuevo presidente de la Cámara es impensable en este momento de extrema debilidad del Ejecutivo por los múltiples frentes abiertos.
El Gobierno entiende que no hay motivos para el sacrificio de Armengol y defiende que no tiene responsabilidad política por el llamado caso Koldo. Aunque admiten que el "sacrificio" de Ábalos no ha sido suficiente.
Moncloa ha dado apoyo y asesoramiento a la Presidencia del Congreso para hacer frente al aluvión de informaciones sobre su gestión en Baleares durante la pandemia.
Los socialistas confían en el arranque de la comisión de investigación que promueven en el Congreso para que se compruebe que Armengol no hizo nada diferente a lo que hicieron el resto de comunidades autónomas, sin que se haya denunciado trato de favor a la trama vinculada al exministro José Luis Ábalos.
Y se aferran al discurso de la ejemplaridad y la reacción ante la corrupción, diferente a la del PP, según insisten cada día.
El último cabo al que agarrarse para Moncloa es el de la propia hipérbole del PP que consideran puede servir para que el partido cierre filas al sentirse víctima de un acoso para acabar con el Gobierno de Sánchez.
La Fiscalía Europea ha abierto una investigación contra ella por la compra de mascarillas a la trama corrupta presuntamente liderada por el exasesor de José Luis Ábalos, Koldo García.