José Bono está en contra de la amnistía, pero no lo dice ni lo dirá. No quiere que sus palabras puedan ser utilizadas por la oposición para dañar al Gobierno. Lo ha confesado él mismo, sin remilgos, en un acto celebrado en la noche de este martes en el Ateneo de Madrid. Se presentaba Zapatero. El legado progresista, un libro escrito por Manuel Sánchez sobre el periodo político que va de 2004 a 2011.
Muchos años después de dimitir, Bono reconoció que su dimisión como ministro tuvo que ver con el melón del Estatut abierto por Zapatero. En ese contexto, Esther Palomera, que ha presentado el acto, le ha preguntado qué habría dicho y hecho hoy con la amnistía de ser ministro de Sánchez.
Era presumible –conociendo las tesis de Bono– que se posicionara en contra, pero su respuesta ha sido clara: "Si hoy hubiera un ambiente más sosegado, me atrevería a hacer una excursión dialéctica, pero no voy a hacerlo porque no deseo que aquello en lo que pueda discrepar sea utilizado por los adversarios de mi partido para hacer daño al Gobierno".
Bono ha ido más allá. Ha criticado a sus compañeros de siglas y generación que airean "con alegría" en público esa discrepancia con la política territorial de Sánchez: "No lo comprendo". Pero el colofón ha sido este: "Mi queja es silenciosa. Mis discrepancias son mucho menores que mi respaldo al Gobierno. Mientras viva, seré leal al PSOE. Cuanto soy, se lo debo al partido". Había en su discurso un dardo claro a Felipe González y Alfonso Guerra, pero también a su sucesor en la presidencia manchega, Emiliano García-Page.
En su registro típico metafórico, Bono lo ha comparado con las broncas que uno puede tener con su familia: "Creo que humanamente se entiende. Cuando eso ocurre, cuentas la discrepancia con pesar y tristeza, no en público ni con alegría".
Bono no ha tenido palabras críticas con el Gobierno en ningún momento, pero sí con los nacionalistas catalanes. Les ha acusado de ejercer el "victimismo": "Las verdaderas víctimas son los pobres y los que llegan en patera. Un adinerado catalán se parece más a un adinerado madrileño que a un parado catalán. Lo digo desde el socialismo".
Manuel Sánchez, el autor del libro, que siguió como periodista de El Mundo con intensidad aquellos años, ha dicho "echar de menos" liderazgos fuertes en el PSOE, con voz propia, que manifiesten sus discrepancias cuando toca. José Bono pertenecía a aquella época, pero ha confesado sin ambages que no revela su opinión sobre la amnistía para no dañar a Sánchez.
Zapatero no ha podido participar en su homenaje por estar fuera de España, pero Manuel Sánchez ha revelado algunos detalles sobre el pensamiento del expresidente. En la entrevista realizada con motivo del libro, Zapatero responsabilizó al Tribunal Constitucional del arranque del procés debido a la sentencia sobre el Estatut.
Esta postura difiere de lo que el mismo Zapatero dijo en una comparecencia pública cuando se conoció la sentencia: se mostró frontalmente a favor. Pero, hoy, Zapatero habla del "choque de legitimidades" que eso ocasionó y de la conversión de CiU en "partido independentista".
A lo largo del acto, tanto el autor como Bono y Palomera han desvelado detalles inéditos sobre la gestación de los avances en derechos sociales que trajeron las reformas de la primera legislatura de Zapatero.
Bono ha reseñado que, como decía Rubalcaba, en España se entierra muy bien, pero ha añadido una posdata: "Se despide muy mal". Y ha hecho un repaso por las traumáticas salidas del cargo de todos los presidentes.
En ese contexto, ha querido homenajear la figura de Zapatero: "Aquí estoy, pese a haber perdido aquellas primarias. Estoy aquí porque se habla bien de él".