La visita de Pedro Sánchez al Valle de los Caídos ha indignado a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, una de las que más fuerza reviste en este ámbito. El colectivo, de hecho, ha registrado una queja en el portal de la Administración General del Estado para pedir respeto a las familias de las víctimas del franquismo que están enterradas en Cuelgamuros.
La asociación ha emitido un comunicado en el que traslada que interpreta como electoralista tanto la visita de Sánchez como los propios trabajos de exhumación. No obstante, lo que más ha dolido a las familias, según esta asociación, ha sido que, mientras a ellas se les denegaba el permiso para visitar los trabajos, el presidente haya ido allí para hacerse una foto.
Además, critican que Sánchez anunciara estas exhumaciones el pasado 10 de julio, "en plena campaña electoral", y que muchas de las familias se enteraran de sus intenciones "por la prensa".
"No han podido ir los familiares que reclaman la exhumación de un ser querido", relata el comunicado de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). "Y hemos visto en los medios que el presidente del Gobierno, el ministro de la Memoria Democrática y el secretario de Estado de Memoria Democrática han visitado los trabajos que se están llevando a cabo en las criptas del Valle de los Caídos", continúa.
A modo de conclusión, dice la ARMH: "Solicitamos que nadie sea tratado por encima de las víctimas y que conozcan toda la información de lo que va ocurriendo en el Valle, ya que son las promotoras de esas exhumaciones y las más afectadas por lo que allí sucede". A ojos de este colectivo, el Gobierno no está siendo "cuidadoso" ni "atento" con las familias de las víctimas del franquismo que fueron enterradas en Cuelgamuros.
Este es el último episodio de una relación que viene siendo tensa entre el Gobierno y algunos de los colectivos de la llamada Memoria Histórica. Cuando el PSOE accedió a la presidencia, muchas de estas asociaciones alumbraron grandes esperanzas, ya que era un partido que había prometido mucho en su programa electoral.
Sin embargo, alcanzado el poder, estas asociaciones fueron viendo –esa es su versión– cómo Moncloa priorizaba lo simbólico y la propaganda al verdadero objetivo de las políticas de Memoria: la reparación de las víctimas.
Dicho de una manera más literal: se ha exhumado a Franco, a Mola o a Sanjurjo, pero no a cientos de víctimas anónimas. Se ha cambiado el nombre a decenas de calles en toda España, se ha hecho ruido en los periódicos, pero las víctimas anónimas de Cuelgamuros siguen allí. Y las familias creen que Sánchez ha reactivado este asunto y se ha presentado en el Valle por la cercanía del ciclo electoral: vascas el 21 de abril, catalanas el 12 de mayo y europeas el 9 de junio.
La guerra de la memoria ha vuelto a colarse como un tema grueso de campaña. Vox ha forzado al PP a derogar estas leyes en las Comunidades donde gobiernan de la mano y las ha cambiado por "leyes de concordia". El PP, donde gobierna en solitario, no ha propuesto ninguna norma similar.
El PSOE, a modo de reacción, ha reactivado las exhumaciones y ha planificado como golpe de efecto la visita de Pedro Sánchez al Valle de los Caídos.