Teresa Ribera y Dolors Montserrat.

Teresa Ribera y Dolors Montserrat. Arte EE

Política ELECCIONES EUROPEAS

Teresa Ribera y Dolors Montserrat: pros y contras de las candidatas del PSOE y PP a las europeas

Ribera lideró las negociaciones para reformar el mercado energético europeo, mientras que Montserrat ha llevado a Bruselas la ofensiva contra la ley de amnistía.

5 mayo, 2024 03:08

La vorágine de los últimos días ha descolocado los tiempos de las elecciones europeas. La carta de Pedro Sánchez el miércoles 24 de abril opacó el lanzamiento de la candidata del PSOE, Teresa Ribera, y retrasó hasta este viernes el de la del PP, Dolors Montserrat. Una, transversal y con experiencia de Gobierno reciente; la otra, bregada como ministra y como portavoz en el pasado, con guiño catalán y repetidora como número 1. Será la batalla política de junio. 

El PSOE confirmó el miércoles de la semana pasada lo que ya era un secreto a voces: que Teresa Ribera, vicepresidenta tercera, sería su número 1 a los comicios del 9 de junio. A pesar de tratarse de un peso pesado del Gobierno, el anuncio pasó sin pena ni gloria debido al ruido de la "carta a la ciudadanía" de Pedro Sánchez, dada a conocer apenas unas horas después.

Precisamente para evitar que le pasara lo mismo, el PP pisó el freno. Alberto Núñez Feijóo tenía pensado designar como candidata a la exministra Dolors Montserrat en esas fechas, entre el jueves y el viernes de la semana pasada, para hacerlo coincidir con la campaña catalana, pero finalmente demoró el anuncio para no coincidir con los cinco días de reflexión del presidente. 

[Teresa Ribera encabezará la lista del PSOE a las europeas y hará campaña como vicepresidenta]

Teresa Ribera

El gran punto a favor de Teresa Ribera es su prestigio internacional. Como vicepresidenta de Transición Ecológica, en apenas tres meses consiguió organizar la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), que en un principio le tocaba a Chile, y guarda buenas relaciones desde hace tiempo con colegas europeos.

Uno de ellos es Rob Jetten, el ministro para el Clima de los Países Bajos, que es una de las regiones con intereses cruzados con España para hacer de Europa una región prácticamente autosuficiente en lo energético. No es el único, y la lista de colegas de Ribera se incrementa al añadir la gente que la respeta, principalmente después de liderar la reforma del mercado de la Energía y la excepción ibérica.

Pero no todo rema a favor. La vicepresidenta es cuestionada por algunos sectores por sus críticas al juez Manuel García-Castellón, al que acusó de obrar "con fines políticos" contra la ley de amnistía. Además, también la señala el sector energético español por su política fiscal o su mecanismo ibérico para topar el precio del gas, entre otras medidas.

A todo esto se le añade quizás lo más relevante de todo: Teresa Ribera nunca ha escondido que no le interesa el Parlamento Europeo, al que se presenta prácticamente obligada por el PSOE (donde tiene escaso predicamento), y que no tiene experiencia parlamentaria. De hecho, en el propio partido ensalzan su inteligencia y su capacidad de gestión, pero hacen mutis por el foro cuando se pregunta por su capacidad de oratoria. 

Dolors Montserrat

La exministra de Sanidad del PP, por su parte, juega en casa. Además de haber liderado negociaciones con la Unión Europea durante su época en el Gobierno de Mariano Rajoy, Dolors Montserrat es una parlamentaria viva, con experiencia de cinco años en Bruselas y bregada en los debates contra el independentismo dentro y fuera de la Eurocámara. 

No sólo eso. Si Ribera tiene de su lado al ecologismo, Montserrat tampoco va falta de amigos. La candidata popular es vicepresidenta del Partido Popular Europeo (PPE), la primera fuerza política de la Unión Europea, con aliados estratégicos en las principales potencias extranjeras.

Un dato que no resulta baladí es que Montserrat es la jefa de campaña del PP en las catalanas, la última cita electoral antes de las europeas del 9-N. Con el respaldo de Génova bajo un brazo y su libertad de mando bajo el otro, la exministra gozará de una precampaña mucho más mediática que la de su oponente.

Ahora bien, no es una candidata imbatible. En un primer momento, Feijóo la quería como cabeza de lista del PP a las elecciones catalanas, pero la descartó precisamente por su falta de tirón electoral (aunque ella tampoco estaba interesada). Además, al igual que Ribera, no es una gran oradora a pesar de que ha mejorado mucho en los últimos años. 

Del mismo modo, su experiencia de cinco años en el Parlamento Europeo tiene una contrapartida: está más desconectada de España, donde es percibida como muy catalana; y de Cataluña, donde es percibida como una españolista. En parte por eso opta a Bruselas y no a la Generalitat.