El jefe de los Mossos d'Esquadra, Eduard Sallent, ha explicado en rueda de prensa que agentes de la Comisaría de Información persiguieron a la carrera el vehículo en el que huía Carles Puigdemont, tras lanzar un discurso desde un escenario en las inmediaciones del Parlament.

Sin embargo, según ha relatado, los agentes no lograron alcanzar el coche porque "cambió la fase de los semáforos" al llegar a la confluencia entre la vía de circunvalación, que rodea el parque de la Ciudadela, y la calle Ramon Trias Fargas. 

Es decir, cambió el color de los semáforos y el tráfico que comenzó a atravesar la calle impidió que los agentes pudieran seguir persiguiendo el vehículo en el que viajaba Puigdemont, acomodado en el asiento trasero, junto al secretario general de ERC, Jordi Turull. Allí le perdieron el rastro definitivamente.

El comisario Eduard Sallent y el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, han comparecido esta mañana en rueda de prensa para explicar por qué los Mossos fueron incapaces de detener a Carles Puigdemont, que dio un discurso sobre un escenario ante 3.000 personas en pleno centro de Barcelona, antes de darse a la fuga.

Sallent ha indicado que todo el dispositivo de los Mossos había sido diseñado para detener a Puigdemont cuando, tal como había prometido públicamente, se dirigiera hacia el Parlament para intervenir en el Pleno de investidura de Salvador Illa.

Por tanto, ha explicado, no dio orden de detenerle cuando apareció en la esquina de la calle Trafalgar acompañado por su abogado Gonzalo Boye y por Jordi Turull, para dirigirse al escenario que habían colocado los organizadores del acto en el Paseo Lluís Companys.

Sin embargo, como ha informado EL ESPAÑOL, entonces entró en juego la maniobra de distracción planeada por el entorno del expresidente de la Generalitat. Al concluir el discurso de Puigdemont, la organización del acto pidió a los asistentes que abrieran un pasillo para que el expresidente de la Generalitat pudiera dirigirse al Parlament. 

 Puigdemont descendió entonces del escenario por la parte posterior y su abogado, Gonzalo Boye, le condujo del brazo hasta una de las carpas colocadas por los organizadores, donde se quitó la americana.

Al mismo tiempo, entre 30 y 50 asistentes situados en las proximidades del escenario se habían colocado unos llamativos sombreros de paja, todos idénticos. Puigdemont abandonó la carpa cubierto también con un sombrero de paja y se confundió entre la multitud.

Según la versión oficial recogida en el atestado que han elaborado los Mossos, en ese momento un vehículo Honda HR-V blanco, conducido por una mujer, salió por la rampa del parking subterráneo situado en el paseo de Lluís Companys y se colocó junto al escenario, sin detener el motor.

En el asiento del copiloto llevaba una silla de ruedas plegada, que muchos testigos confundieron con la rueda de repuesto del vehículo. Siempre según la versión de los Mossos, en medio de la confusión el secretario general de Junts, Jordi Turull, subió al asiento posterior del Honda, con la cabeza cubierta por una gorra deportiva.

Junto a él se encontraba Puigdemont, que en ese momento cambió su sombrero de paja por una gorra idéntica, y se introdujo en el vehículo junto a Turull.

Fue entonces cuando, según ha asegurado Eduard Sallent en rueda de prensa, los agentes de la Comisaría de Información que habían seguido sus movimientos emprendieron la persecución del vehículo a la carrera, hasta perderlo de vista en el cambio de un semáforo.

El propio Jordi Turull ha asegurado en una entrevista a RAC1 que Puigdemont se encontraba en Barcelona desde el martes por la noche, burlando la orden de detención dictada por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena.

Y ha asegurado que el jueves, tras su aparición ante el Parlament, acompañó al fugitivo en su huida hasta la "Cataluña Norte" (es decir, el sur de Francia), donde ambos se separaron y Puigdemont emprendió el regreso a Waterloo (Bélgica). 

Sin embargo, el jefe de los Mossos ha evitado dar crédito a estas palabras porque, ha dicho, el entorno de Puigdemont difunde "desinformación".

"No descarto que este señor", ha dicho Sallent en alusión al expresidente de la Generalitat, "esté aún en Barcelona. No me consta que esté en Bélgica. Hasta que no tengamos la evidencia de que está fuera del alcance de los Mossos, seguiremos buscando", ha prometido.

Sallent sí se ha mostrado muy duro con los mossos que acompañaban a Puigdemont en su aparición, actuando como sus escoltas, en vez de proceder a detenerle. "Al margen de las posibles responsabilidades penales", ha dicho al respecto, "no merecen vestir nuestro uniforme. No sólo obstaculizaron la detención de Puigdemont, sino que comprometieron a sus compañeros".

Dos de esos agentes ya han sido puestos a disposición judicial y han quedado posteriormente en libertad. "No descartamos más detenciones", ha indicado Sallent, "cualquier agente que se acredite que ha participado en la huida y llegada de Puigdemont será detenido y puesto a disposición judicial"

El juez del Supremo Pablo Llarena ha dictado este viernes una providencia en la que pide a los Mossos que le expliquen el dispositivo que habían montado para detener a Puigdemont y los motivos por los que fracasó este operativo.

Eduard Sallent ha indicado en su rueda de prensa que ofrecerá las explicaciones oportunas al juez y ha señalado que asume su responsabilidad por lo ocurrido, aunque no se plantea dimitir.

"Los mossos no dimiten", ha indicado, "somos funcionarios encargados de unas misiones, nos nombran y cesan; en mi caso, lo hace el conseller", quien presumiblemente abandonará el cargo en las próximas horas, tras la toma de posesión de Illa como presidente de la Generalitat.