Salvador Illa ha prometido este sábado su cargo de presidente de la Generalitat en el Salón de Sant Jordi presidido exclusivamente por la bandera de Cataluña, la señera cuatribarrada, sin la presencia de la bandera española.
Los servicios de protocolo del Govern saliente, presidido por Pere Aragonès, han ignorado así la norma habitual que establece la presencia, al menos, de la bandera española y la enseña de la región, en los actos oficiales de las instituciones autonómicas.
Ha sido precisamente Pere Aragonés el encargado de colocar a Illa la medalla de presidente de la Generalitat, tras prometer el cargo, ante el presidente del Parlament, Josep Rull.
Por otro lado, y a diferencia de los mitines de campaña, en los que utilizaba indistintamente ambas lenguas, Salvador Illa ha pronunciado su discurso de toma de posesión íntegramente en catalán.
Ha expresado así su voluntad de "gobernar para todos", con el objetivo de "unir y servir" a los catalanes, y de llevar "la máxima libertad, la máxima prosperidad y la máxima igualdad posible" a la región.
El pacto de investidura suscrito entre el PSC y ERC blinda la inmersión lingüística en la enseñanza, frente a las sentencias judiciales, y establece que el catalán será la lengua de uso "normal" en todas las comunicaciones oficiales de la Generalitat.
En su discurso de investidura, Salvador Illa ha asumido el mito nacionalista de que es, desde hoy, "el 133 presidente de la Generalitat".
Con esta expresión, los nacionalistas pretenden que la Generalitat es una institución casi milenaria que tiene su origen en la Diputación del General, instituida en 1359 bajo el Reinado de Pedro el Grande de Aragón.
La Diputación era en realidad un organismo dedicado a la recaudación de un impuesto destinado al monarca (la generalidad, de donde luego se tomaría el nombre de la institución).
Estaba integrada por 12 diputados que efectuaban el control de las cuentas y presidida, habitualmente, por un clérigo. Por ello, los nacionalistas anotan como el primer presidente de la Generalitat a Berenguer de Cruilles, el obispo de Gerona que fue el primer encargado de presidir la Diputación del General.
Pero lo cierto es que, más allá de este servicio medieval de recaudación de impuestos al servicio de la Corona (que luego fue acumulando nuevas competencias), la Generalitat no nace como institución hasta 1931, durante la Segunda República. Manuel Azaña sería uno de los principales valedores de la aprobación de aquel primer Estatuto de Autonomía.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha aludido a ambas cuestiones, con un mensaje en la red social X en el que ha escrito: "El Gobierno en un acto de toma de posesión sin la bandera española y ante delirios como que Illa es el 133 presidente de la Generalidad".
Al tomar posesión de su cargo de presidente autonómico, Salvador Illa se ha comprometido hoy a "unir" a los catalanes respetando la pluralidad de su pueblo, frente a los "planteamientos divisivos y populistas que avanzan, amenazando la unidad civil y la convivencia".
Ha anunciado así su voluntad de abrir una nueva etapa en Cataluña, para dejar atrás los convulsos años del procés independentista que condujeron a España a la más grave crisis constitucional de las últimas décadas.
El acto ha contado con la presencia de cinco ministros: la vicepresidenta María Jesús Montero (Hacienda), Félix Bolaños (Presidencia y Justicia), Jordi Hereu (Industria y Turismo), Diana Morant (Ciencia) y Ernest Urtasun (Cultura), en representación de los Comunes, que aspiran a incorporarse al Ejecutivo de Illa.
También han asistido cuatro expresidentes de la Generalitat: Jordi Pujol Soley, José Montilla, Artur Mas y Quim Torra, así como el responsable del Ejecutivo saliente, Pere Aragonès, al que Illa ha agradecido el "ejemplar" traspaso de poder.