El Congreso insta al Gobierno a reconocer a Edmundo González como presidente de Venezuela

Hicieron falta 177 votos a favor, uno por encima de la mayoría absoluta, frente a 164 en contra y una abstención. El apoyo crucial ha sido de un PNV que se negó a dar la victoria moral al régimen de Nicolás Maduro. La iniciativa, una proposición no de ley impulsada por el PP y respaldada por Vox, UPN y CC, ha supuesto la primera división de calado entre los socios de Gobierno y los nacionalistas vascos, que hasta ahora se habían mostrado fiel a la coalición. El diputado que se ha abstenido es José Luis Ábalos, que está en el grupo mixto tras su expulsión del PSOE. 

El problema es que este no era un tema cualquiera. Era Venezuela y es el chavismo, dos de las grandes irreconciliables que dividen a la izquierda y la derecha. No es de extrañar que el único socio que apoye a la oposición venezolana sea precisamente el PNV, el más conservador del bloque de investidura. 

A pesar de su evidente relevancia política, el gesto del Congreso con Edmundo González se trata de un acto puramente simbólico y sin valor jurídico. El reconocimiento oficial de un presidente es potestad exclusiva del Gobierno y no necesita de la aprobación de las Cortes, sino del Consejo de Ministros.

El PSOE escurre el bulto con este tema y prefiere esperar a que se pronuncie la Unión Europea. El argumento de los socialistas es que el nuevo presidente de Venezuela —sea quien sea— no tomará posesión del cargo hasta enero, por lo que no hay que precipitarse. Además, Moncloa recela de repetir la situación de Juan Guaidó.

Enmienda del PSOE

Horas antes de llegar al hemiciclo el PSOE intentó, sin éxito, esquivar el primer fracaso parlamentario y presentó una enmienda a la proposición no de ley para edulcorarla y descargar responsabilidades. Los socialistas, además, calzaron en el texto el enaltecimiento de José Luis Rodríguez Zapatero por su mediación en el conflicto de Venezuela, una propuesta que en el PP calificaron de "indecente" e "inaceptable".

No tanto así el PNV, que vio en aquel borrador el último intento para lograr un acuerdo amplio. Hasta prácticamente el último minuto, la formación jeltzale trató de tender puentes con Alberto Núñez Feijóo —por mediación de Miguel Tellado— y convencerle de apoyar la enmienda del PSOE, pero los populares se negaron.

Fuentes del partido nacionalista afean la falta de diálogo de los populares sobre este tema. De hecho, dejaron en el aire su apoyo hasta escuchar el discurso de Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz de los populares, por miedo a que se saliera del guion. No lo hizo, y sus palabras arrancaron elogios tan inesperados como los de Gabriel Rufián, de Esquerra Republicana.

Sin el Legislativo

Nada más volver de las vacaciones, Sánchez trató de sacudirse su debilidad parlamentaria lanzando un órdago al Poder Legislativo que este miércoles ha matizado. Dijo que gobernaría "con o sin" el concurso del Congreso, lo que disparó las alarmas de los socios y tensó todavía más las relaciones con los aliados puntuales, como Junts, que abandonaron el Pleno antes de las votaciones.

Volviendo a Venezuela, el Gobierno no tiene intención de reconocer a Edmundo González hasta que se pronuncie la comunidad internacional y se publiquen las actas de la votación. En Moncloa aseveran que todo forma parte de una operación para que Maduro abandone el poder por una vía pacífica. Algo parecido vino a deslizar Sánchez durante su gira en China esta semana. 

"El Gobierno de España ha pedido la publicación de las actas de las elecciones en Venezuela. No reconocemos la victoria de Maduro y trabajamos por la unidad dentro de la Unión Europea que permita un margen mediación de aquí a final de año para que podamos encontrar una salida que vehicule la voluntad democrática expresada en las urnas del pueblo venezolano", dijo el presidente.

El líder del mayor bloque opositor venezolano tuvo que salir del país y trasladarse a España tras denunciar "fraude" y una persecución política y judicial.

No al concierto

El Pleno del Congreso acogía otra votación, una moción del PP para que el Gobierno dé cuenta "de las previsiones y compromisos adquiridos en torno a la financiación autonómica". Dicho de otro modo, para dar explicaciones sobre el acuerdo de investidura de Salvador Illa en Cataluña, que abre la vía a un concierto fiscal en Cataluña.

A última hora, por sorpresa, los siete diputados de Junts anunciaron que no iban participar en las votaciones del Pleno, lo cual hubiese permitido que la moción prosperase. Sin embargo, finalmente han sido los diputados de Vox quienes se han abstenido y han evitado que la moción se aprobara. 

Fuentes del partido de Carles Puigdemont han argumentado que han intentado que las votaciones del Pleno tuvieran lugar el jueves, como es habitual, pero la Mesa del Congreso decidió juntar en un mismo día toda la actividad parlamentaria. Casualmente, el día en que menos les convenía posicionarse.