Pedro Sánchez y Lula da Silva durante una visita del presidente español a Brasil en marzo de 2024.

Pedro Sánchez y Lula da Silva durante una visita del presidente español a Brasil en marzo de 2024.

Política FORO INTERNACIONAL

Sánchez se asocia con Lula en su plan contra los bulos un mes después de que Brasil haya cerrado Twitter

Ambos mandatarios han organizado un foro para "defender la democracia" y "combatir el extremismo" en un evento paralelo a la Asamblea de la ONU. 

24 septiembre, 2024 03:13

Pedro Sánchez dejó que fueran otros quienes presentaran uno de sus proyectos estrella para la legislatura. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el titular de Cultura, Ernest Urtasun, detallaron la semana pasada las líneas maestras del llamado Plan de Acción por la Democracia. El presidente lleva insistiendo en ello desde sus cinco días de reflexión, pero aún no ha defendido en público cómo piensa aplicarlo. 

Este martes tendrá su primera oportunidad de hacerlo ante la comunidad internacional. Sánchez ha organizado junto al presidente brasileño, Lula da Silva, un foro titulado: "En defensa de la democracia, combatiendo el extremismo". Se trata de una serie de debates planteados en paralelo a la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se celebra durante toda esta semana en Nueva York. 

El evento se lleva gestando desde hace semanas, pero se ha concretado a última hora -Moncloa lo anunció el pasado sábado-. De hecho, ni siquiera aparece en el listado de los muchos eventos adicionales que tienen lugar durante la Asamblea General de la ONU.

Consistirá en una mesa redonda en la que se hablará de la calidad democrática y donde se incidirá en la “desinformación, los discursos de odio y el extremismo violento”, según informan España y Brasil, coorganizadores del encuentro. 

Está prevista la presencia de una veintena de líderes internacionales, entre los que se encuentran el presidente francés, Emmanuel Macron; el primer ministro británico, Keir Starmer; el presidente chileno, Gabriel Boric; o el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel

Con este acto Sánchez busca en Lula un aliado para su causa contra lo que ha bautizado internamente como la “máquina del fango”. Ahora tratará de extrapolarlo al resto de países, trasladando su discurso al foro global con mayor presencia de líderes mundiales de todo el año. 

El plan de Sánchez contra la desinformación no sólo se escuchará en este evento, sino que también será uno de los ejes del discurso del presidente del Gobierno ante la Asamblea General de la Naciones Unidas, según fuentes de Moncloa. 

El Gobierno intentará dotar al llamado plan de regeneración democrática -al que le falta mucha concreción- una mayor envergadura, presentándolo como uno de los grandes retos globales para las democracias desarrolladas. 

El veto de X

Su compañero de viaje en esta empresa, Lula da Silva, no es sólo un tradicional socio por su condición de líder mundial progresista. El presidente brasileño tiene, además, su particular cruzada en este mismo asunto, por lo que la colaboración parece casi natural.

El pasado 30 de agosto un juez del Tribunal Supremo brasileño ordenó el cierre inmediato de la red social X, antes Twitter, ante la negativa de la red social de Elon Musk de cumplir con los requerimientos legales que le exigen en aquel país. 

El magnate estadounidense se negaba a bloquear los perfiles de varios usuarios que se dedicaban a difundir bulos -siempre procedentes de la extrema derecha- y, en plena lucha con las autoridades, también rechazaba nombrar un representante legal en Brasil.

Desde entonces, los cerca de 22 millones de usuarios de X en el país latinoamericano mantienen la aplicación, pero no pueden cargar nuevos contenidos. Se han utilizado subterfugios, como la utilización de VPN, y la compañía ha accedido a pagar multas y a cumplir con los requerimientos legales, pero el conflicto todavía no se ha resuelto. 

La decisión ha sido polémica y ha ensanchado la brecha ideológica entre los partidarios de Lula y sus detractores.

La influencia de Bolsonaro

La batalla entre Musk y Lula se prolonga desde octubre de 2022, cuando el empresario compró Twitter y el mandatario se impuso en las últimas elecciones al ultra Jair Bolsonaro.

Los seguidores de este último comenzaron a difundir en redes sociales que al candidato de la extrema derecha le habían robado las elecciones, sin aportar ninguna prueba, y la tensión se materializó con un intento de asaltar las instituciones el mismo día de la toma de posesión de Lula.

Los hechos seguían exactamente el mismo guión que escribió Donald Trump, a quien le cerraron la cuenta en Twitter antes de que Musk lo readmitiera, y por el que el dueño de X siempre ha mostrado admiración, al igual que con Bolsonaro. 

De esta forma, Lula se ha tomado muy en serio la desinformación en las redes como un problema que amenaza directamente la democracia. Y de ahí que Sánchez busque en él una voz autorizada que legitime un proyecto que en España ha resultado muy controvertido.

¿Podría ocurrir en España?

El plan presentado en Consejo de Ministros por Ernest Urtasun menciona a las redes sociales como uno de los principales canales por los que se extiende la desinformación y habla de forma genérica de la “rendición de cuentas de las plataformas en línea” y de la exigencia de una mayor “autorregulación”.

El Gobierno las pone también en el punto de mira, pero en ningún caso ha especulado con la posibilidad de bloquear una red social como ha ocurrido en Brasil. Por tanto, ¿sería posible algo así en nuestro país? 

Los expertos tienen muchas dudas, porque además ya ha habido precedentes como el del juez Pedraz, que intentó cerrar Telegram y poco después se tuvo que retractar al considerar que ocasionaría un perjuicio “excesivo y no proporcionado” para sus usuarios. 

El abogado especializado en derecho digital Borja Adsuara considera que “es técnicamente posible que un juez a nivel nacional pudiera tomar una decisión de este tipo, pero tendría escaso recorrido si no hubiera antes una resolución de la Comisión Europea”. 

Adsuara se remite al Reglamento de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés), que regula el funcionamiento de las plataformas digitales y tiene entre sus cometidos “prevenir la desinformación”.

“Para que pudiéramos llegar a un cierre, la Comisión Europea tendría que dictaminar que una plataforma viola la DSA, porque es evidente que para operar en un país tienes que cumplir sus normas”, agrega el experto en derecho digital.

El propio Musk ya amenazó hace un año con dejar de prestar servicios en Europa ante las exigencias de la Comisión Europea para que informara sobre la moderación de contenidos. Algo que llegó a cumplir.

Lo mismo que pasó en 2022 con el dueño de Meta, Mark Zuckerberg, quien lanzó el mismo envite después de que la UE le impidiera enviar datos de sus clientes europeos a Estados Unidos para procesarlos allí. 

Es decir, que la relación conflictiva que mantienen algunos gobiernos europeos con los propietarios de las principales redes sociales y las bravatas de estos se ha saldado sin grandes efectos por el momento. Un presagio de lo que puede ocurrir con el plan de Sánchez, que ahora llega a la ONU.