Pedro Sánchez ha aprovechado su intervención en la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas para lanzar duras críticas contra lo que ha denominado como una "agenda reaccionaria global". Desde la sede de la ONU en Nueva York, Sánchez ha hecho un llamado urgente a proteger la democracia frente a los "agentes de la mentira" que amenazan con un retroceso en los principios democráticos fundamentales.
"Una agenda reaccionaria global se abre paso al calor de la desconfianza en las instituciones, de la polarización y la reivindicación de un pasado inventado tan falso como sus proclamas", ha esgrimido el presidente del Gobierno, que ha alertado de que "la democracia libra una batalla por su supervivencia" y "se enfrenta a activistas de la mentira dispuestos a partir sociedades en dos".
Ha recalcado que "es importante levantar un escudo que proteja a las instituciones democráticas" aunque "no basta con proclamar la superioridad moral". "Es necesario reconocer errores y trabajar por su regeneración interna", ha admitido.
Seguidamente, Sánchez ha defendido la necesidad de cooperación entre la Unión Europea y América Latina, afirmando que "somos dos regiones llamadas a trabajar juntas, con una visión compartida del mundo". Sin embargo, ha evitado referirse a la tensión diplomática entre México y España por la exclusión de Felipe VI en la toma de posesión de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.
Unas horas antes de su intervención en la Asamblea General, Sánchez dijo sentir una "enorme frustración" por la decisión del gobierno mexicano de no invitar al Rey. "El Gobierno considera a México como país hermano y por eso nos parece absolutamente inaceptable e inexplicable que se excluya la presencia de nuestro jefe del Estado, que ha participado en todas las tomas de posesión", declaró.
En señal de protesta, el Gobierno español ha decidido no participar en ningún nivel en la ceremonia de traspaso de poder en México, programada para el próximo 1 de octubre en la Ciudad de México, aunque sí asistirán Sumar, Bildu y Podemos.
Disculpas por la conquista
Las tensiones entre ambos países han sido exacerbadas por el reclamo de disculpas por parte del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, a España por los eventos ocurridos durante la conquista. Una petición que AMLO formuló oficialmente en 2019 con una carta al monarca, que nunca recibió respuesta.
Aunque Sheinbaum ha asegurado que no quiere romper relaciones diplomáticas con España, sí ha reconocido que no invita a Felipe VI a consecuencia de su silencio a la invitación de diseñar una "hoja de ruta" en la que España asuma los "agravios" de la conquista.
A través de un comunicado ha expuesto que "México y España comparten una sólida relación de amistad, con importantes vínculos económicos, turísticos y culturales" y ha recordado que "en momentos cruciales de la guerra civil del país ibérico, México fue un aliado solidario y un destino generoso para muchos españoles republicanos".
Por todo ello, continúa, "nuestra relación se beneficiaría con una renovada perspectiva histórica, acorde al desarrollo de nuestros pueblos y en la que el reconocimiento cabal a nuestras identidades sea el eje de una relación respetuosa, sólida y fructífera".
Preguntado por este asunto antes del debate en la Asamblea General, Sánchez lamentó que "dos gobiernos progresistas" como el suyo y el mexicano no puedan "normalizar relaciones políticas" y que "España ya ha fijado una posición de empatía con la sociedad mexicana". Consideró también "una lástima" que "se trate de utilizar la figura de nuestro jefe del Estado en una polémica que no obedece al sentir de la sociedad española".
Más tarde, en la sede de la ONU, Sánchez volvió a insistir en la importancia de las relaciones con América Latina, recordando que "España apoya la Cumbre Iberoamericana que se celebrará en noviembre en Cuenca (Ecuador)".
Continuando con Latinoamérica, el presidente sí que ha aprovechado su discurso ante los líderes mundiales para analizar la situación de Venezuela. Ha expresado su compromiso firme con la defensa de los derechos humanos y la democracia y ha instado a "un recuento transparente y verificado de los resultados electorales" en el país, enfatizando la importancia de la transparencia y el respeto por la voluntad popular.
Eliminar el veto en el Consejo de Seguridad
En su intervención, Sánchez ha reclamado eliminar la posibilidad de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU que tienen algunos países en la toma de decisiones de este organismo.
El jefe del Ejecutivo recordó que en 1945 medio centenar de países firmaron la Carta de las Naciones Unidas para preservar a las generaciones venideras de la guerra y sus miembros confirieron al Consejo de Seguridad la responsabilidad de mantener la paz y la seguridad internacionales.
"Los conflictos de hoy ponen a prueba la coherencia de los miembros del Consejo. Las resoluciones de este órgano no se respetan. El uso del veto resulta en un constante bloqueo, y uno de sus miembros permanentes -señaló en alusión a Rusia- viola de manera flagrante la Carta de las Naciones Unidas, invadiendo injustificada e ilegalmente a otro país".
Ante esa situación consideró fundamental reaccionar y por ello propuso una reforma que transforme el sistema, conservando lo que funciona y modificando lo que ha quedado obsoleto.
"El Consejo de Seguridad necesita cambiar para adaptarse a la actualidad y ganar en operatividad. España, como parte del Grupo de Unidos por el Consenso, defiende un Consejo de Seguridad ampliado con miembros no permanentes, y la abolición del veto. Mientras ese veto se mantenga, apoyaremos todas las iniciativas conducentes a la limitación de su uso", señaló Sánchez.
De la misma forma, advirtió de que la aplicación del Derecho Internacional no puede ser selectiva ni estar condicionada por intereses políticos o estratégicos, y por eso, dijo que deben condenarse por igual sus violaciones, ya sea en Ucrania, Gaza o Sudán.