Mauritania, origen de la crisis migratoria en Canarias: el 56% viene del país donde Sánchez ofreció 250.000 empleos
- El país cuyo acuerdo con España fue pionero en 2007 y sirvió de ejemplo a la UE, es hoy el origen de la mitad del problema migratorio en las islas.
- Más información: Sánchez pronostica un futuro catastrófico si se cierra el paso a los inmigrantes y promete regularizarlos más rápido.
En el año más trágico desde el regreso de la ruta migratoria canaria, la crisis humanitaria acumulada en las islas se puede explicar de muchas maneras. Pero un dato es elocuente: el 55,7% de los 30.827 migrantes 'sin papeles' llegados en los nueve primeros meses de 2024 venía de Mauritania. Un total de 17.180 personas.
Hasta hace un par de años, el acuerdo de aquel país con España era "un modelo de cooperación y control a las mafias", incluso para la Unión Europea.
El enorme territorio mauritano, una superficie inmensamente desértica y despoblada, y con una línea de costa de 754 kilómetros ininterrumpidos frente al archipiélago español, es el foco principal de la "emergencia migratoria" que ha sumido a las Canarias en una "crisis humanitaria".
"Algo ha pasado en Mauritania que ya no coopera, las guerras en países vecinos pueden tener que ver", explica un cooperante sobre el terreno.
"Han visto que la extorsión le funcionó a Marruecos y quieren aumentar su parte del pastel", opina un diputado del Parlamento de Canarias.
"El Gobierno ha abandonado la política migratoria, va a golpe de titular, y combina su discurso buenista con la inacción ante las crisis para sus fines estratégicos internos", concluye un dirigente de la oposición.
Sean las causas las que sean, alguna de éstas o una combinación de ellas, el caso es que Mauritania se ha convertido en un problema.
España se ha quedado sola en la Unión Europea frente a las llamadas "soluciones imaginativas" que propugna la Comisión de Ursula von der Leyen, inspiradas en la acción del Gobierno griego de Kyriakos Mitsotakis y el italiano de Giorgia Meloni. El primero es del PP Europeo; la segunda, ha tomado el mando de los conservadores del ECR y empieza a confluir con el centro derecha democristiano tradicional.
¿O es al revés? ¿Son los populares los que han endurecido su política de control de fronteras y exigencia de retornos? ¿O es la líder ultraconservadora la que se ha ablandado, y ha entendido que hay que invertir en los países de origen para fomentar oportunidades allí, que no inviten al mortífero salto al mar hacia la próspera Europa?
En todo caso, Pedro Sánchez no tiene quien le siga, como ha quedado demostrado en la última reunión del Consejo Europeo. Su última gira africana, a finales de agosto fue un compendio de "como mínimo, incoherencias", explica una fuente política de Bruselas. "En Mauritania, promocionó España como destino migratorio; al día siguiente, en Gambia y Senegal, exigió expulsar a cada irregular que llegara a las costas españolas... no tiene sentido".
A Sánchez le acusa Alberto Núñez Feijóo de "no tener política migratoria", y de representar al Gobierno "menos humanitario de la UE" por esta razón.
"No se puede ir a los países de origen a decir una cosa y la contraria, sólo demuestras falta de criterio", añade una fuente de la dirección del PP, con una mezcla de auténtica procupación y legítimo interés político. "La UE, y España en concreto, claro que necesitan de la migración, pero otra cosa es promocionar la migración sin medida, ofreciendo 250.000 puestos de trabajo al año en el país que ha pasado de ser ejemplo de solución a mayor foco de tu problema".
De los 17.180 migrantes llegados a Canarias desde Mauritania, más de 5.200 lo hicieron en el primer mes del año, en enero. Ya llevaba meses el presidente isleño, Fernando Clavijo, clamando por esta crisis migratoria que se acercaba a la "emergencia humanitaria". En febrero, fueron más de 3.500 personas y siguió con altos y bajos una tendencia decreciente hasta el verano, con únicamente 740 en julio.
Pero ya en agosto repuntó a más de 1.500 irregulares procedentes de Mauritania. Y en septiembre, después de la visita de Sánchez, se disparó hasta rozar las 2.000 personas, casi 70 al día.
Como resultado político, España ha perdido su liderazgo como país frontera de la UE. El acuerdo con Mauritania fue el pionero en 1997, a pesar de las enormes críticas al presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Pero hoy lo es, esencialmente, el Plan Garibaldi de Meloni. En lo que va de año, Italia ha reducido un 60% la llegada de irregulares desde Túnez y Libia. Por su parte, España sufre un alza equivalente, del 59,1%. Y más de la mitad, llegan de Mauritania.
Los datos y los muertos
Cruzando las estadísticas oficiales, con larguísimos cuadros excel, a los que ha tenido acceso este periódico, se puede dibujar el origen de cada embarcación, ya sea patera, cayuco o balsa neumática; su ocupación con hombres, mujeres, menores y menores no acompañados; cuál es la isla de llegada; y el país de origen desde el que los traficantes de personas les dieron salida.
Lo que no aparece es el dato imposible: el de las innumerables embarcaciones que salieron y nunca llegaron, ni el de los hombres, mujeres, niños y niñas que se quedaron en el camino. Ésos que el Papa Francisco, antes de cerrar su próximo viaje a las islas, ha descrito como los que "alfombran el mar de cadáveres".
Según Cruz Roja, en la ruta canaria mueren o desaparecen entre el 5% y el 8% de los migrantes que salen de África. Es decir, que unas 3.000 personas habrían muerto sólo este año en las aguas del Atlántico, en la ruta más mortífera de todas las que usan las mafias, buscando un futuro mejor en España.
Según fuentes del Gobierno canario, que cita a las ONG con las que trabaja, "cada 45 minutos fallece un emigrante" en el mar.
Pero entre los que sí llegan, es elocuente el perfil de género: por cada mujer inmigrante viajan 17 hombres en cada embarcación y tres menores no acompañados (menas). Y de media, una de cada tres de ellas llega con un bebé a bordo.
Es decir, que de las 30.827 personas desembarcadas en Canarias entre enero y septiembre, 24.791 eran hombres, el 80%. Alrededor del 13% son menas, para un total de 4.138 chicos y chicas menores de edad. Y menos del 5% son mujeres, nada más que 1.469. A los que hay que añadir a 429 menores de edad que han llegado con su madre a las islas.
Más migrantes que habitantes
A Gran Canaria han llegado 87 embarcaciones en lo que va de año, casi 10 al mes, es decir, una cada tres días.
En Lanzarote han arribado 76 pateras, cayucos o lanchas neumáticas en estos nueve meses, dos a la semana.
Han sido 47 las embarcaciones que fueron amarradas a puerto en Tenerife y en Fuerteventura de enero a septiembre. Y nueve en la diminuta isla de La Gomera.
Pero mirando el mapa de las Canarias, uno se puede preguntar con toda lógica el porqué de que la isla principal de llegada es El Hierro, con 189 embarcaciones en nueve meses, es decir, 21 cada mes, más de cinco a la semana.
Con una media de 80 migrantes en cada barca, esto significa más de 400 nuevos vecinos a la semana. O unos 1.500 nuevos cada mes. "A veces, es imposible mantener abierto el hospital de la isla", explica un miembro del Gobierno canario. "Si llega una patera muy llena o con personas en muy mal estado, no basta con el personal de emergencia... y tenemos que dejar de atender a los oriundos".
La pequeña isla ha recibido 14.962 migrantes en lo que va de año, hasta el 30 de septiembre. Es decir, muchas más personas que habitantes censados tiene, 11.659. Y en realidad, casi el doble de los reales, según explica el Gobierno canario, que calcula unos residentes reales no muy superiores a las 8.000 personas.
Según las ONG que trabajan con los migrantes, esto es así "porque es la ruta más barata para las mafias". Las corrientes marinas conducen a ella desde la mayor parte de la costa noroccidental de África. "Pero también es la más arriesgada, porque más allá de El Hierro ya no hay nada. Sólo la inmensidad del océano".
Maniobrar esas pequeñas embarcaciones atestadas de personas hasta el riesgo del hundimiento es muy complicado, añaden los expertos. "Por eso, el 100% de los desembarcados en los últimos años son personas rescatadas, ya casi nunca llega un cayuco o una patera sin haber sido avistada previamente". Lo humanitario, pues, se mezcla con el control de las patrulleras. Pero a quien no se le ve llegar, se pierde en el mar.
El acuerdo España-Mauritania
En los primeros años 2000, España vivió su primera gran oleada de inmigración masiva. Había dinero, oportunidades, buenos sueldos y perspectivas aún mejores para el llamado "milagro español".
En 2006, apareció inesperada una nueva ruta migratoria que, hasta entonces, nadie imaginaba posible entre Mauritania y Canarias. Es la ruta más peligrosa y mortífera de todas las imaginadas por las mafias entre África y el territorio europeo.
Por eso, se utilizaba sólo esporádicamente, no de manera sistemática: este 2024 se han cumplido 30 años desde la llegada de la primera patera a las islas, y 25 desde el primer naufragio registrado. Pero nadie le ponía atención ni medios hasta que, de repente, en un solo año se pasó del cero a los 31.678 migrantes en las costas canarias.
Por entonces, gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero en España. El presidente socialista llevaba apenas dos años en Moncloa, al frente de un país que seguía cumpliendo con el eslogan de su predecesor, José María Aznar: "España va bien"... tanto, que se acercaba a marchas forzadas a los niveles económicos que le habrían dado derecho a pedir un asiento en el G-7.
Sorprendentemente, la crisis de los cayucos fue sólo eso, una crisis. Porque en 2007 ya se redujeron a un tercio las llegadas (12.748). Y en 2009, el número de sin papeles desembarcados en las islas fue prácticamente testimonial (2.246).
A pesar de las críticas de la oposición y en la prensa, que lo acusaban de "subarrendar" el control migratorio y "trasladar la frontera a África", el Gobierno de Zapatero inventó con Mauritania, origen del problema, un nuevo "modelo de colaboración en los países de origen y tránsito".
La imagen del europeo con maletines de millones ocupó el imaginario, porque España invirtió cientos de millones con un nuevo enfoque de cooperación: presencia de agentes españoles, entrenamiento y patrullas conjuntas con los locales; estudio de las necesidades y entrega de equipación y material para la prevención y persecución de los traficantes; además de protocolos de prácticas judiciales y policiales coherentes con los derechos humanos.
En la siguiente década, todo funcionó a la perfección. Y el acuerdo de España con Mauritania se convirtió en ejemplo para otros con Senegal, Gambia e, incluso, Marruecos. La UE se fijó en el modelo y, adaptado a las terribles circunstancias, lo aplicó en la crisis de los refugiados de 2015 y 2016, cuando las rutas terrestres desde Afganistán y Siria masificaron las entradas de personas por Grecia, los Balcanes y el este de la Unión.
Pero algo pasó con la llegada de Sánchez al poder, en 2018, por lo que la ruta canaria pasó de no existir en la práctica a reactivarse. Primero, de manera discreta y, de golpe después, regresando de manera masiva: 23.023 personas en el año 2020; otros 22.316 en 2021; algo menos, 15.682 en 2022; y de nuevo acelerando salvajemente en el "fatídico" 2023, en el que casi se triplicaron súbitamente las llegadas de migrantes irregulares hasta las 39.910 personas.