"Controla tu vida personal": la advertencia de Sumar a Íñigo Errejón antes de nombrarle portavoz del partido en enero
- El entonces diputado raso se sometió a un tratamiento para tratar sus adicciones poco antes de ascender a la portavocía del Congreso.
- Más información: La denuncia de Elisa Mouliaá contra Errejón: "Cerró el pestillo para que no escapara. Me paralicé y no consentí"
Sumar disparó todas las alarmas sobre Íñigo Errejón el martes de esta semana, pero no fue hasta el jueves cuando el portavoz parlamentario presentó su dimisión. Entremedias, el miércoles, una llamada de Yolanda Díaz y otra de la secretaria de Organización, Lara Hernández, le informaron de la gravedad de las acusaciones contra él y le preguntaron por su veracidad. Él admitió "comportamientos machistas".
Pero, aunque todos los mecanismos oficiales se activaran esta semana a raíz de una publicación anónima en redes sociales, Sumar ya había tomado cartas en el asunto Errejón meses antes de que saliera a la luz. Miembros de la dirección de Sumar y de su Grupo Parlamentario, aseguran fuentes cercanas, le habían advertido que controlase su "vida personal" y "vigilase sus relaciones" una vez ascendió al puesto de portavoz en el Congreso.
Las mismas personas apostillan que, entonces, aquellos avisos no tenían que ver con las denuncias que ahora conocemos sino con la vida nocturna del diputado y su gusto por "la fiesta". De hecho, Yolanda Díaz le llamó la atención en la primera semana de la campaña de las pasadas elecciones generales, en julio de 2023. A pesar de ello, la vicepresidenta acabó confiando en él.
Él mismo se puso en tratamiento para controlar sus adicciones, las cuales comunicó a un grupo reducido de personas en el partido. Esto se vio con buenos ojos. El propio Errejón comentó este extremo veladamente en el comunicado de su dimisión, en el que indica que lleva "tiempo trabajando en un proceso personal y de acompañamiento psicológico". Mientras todo esto ocurre, la percepción que se tiene de él cambia.
Errejón era considerado una pieza de enorme valor para Sumar. Primero, porque era una de las caras más conocidas en el Congreso (algo de lo que andaban faltos); y segundo, porque era indiscutiblemente su mejor orador. En enero de 2024 ocupó el puesto de portavoz parlamentario en detrimento de Marta Lois, candidata de Sumar a las elecciones gallegas.
Otras fuentes de la coalición señalaban en aquella época sus recelos al meteórico aumento de responsabilidades del diputado, quien había empezado "como un outsider" el verano anterior, colaborando en la campaña electoral, y había ascendido hasta ser la cara visible de Sumar en el Congreso y su responsable de Discurso. Todo en menos de medio año.
Entonces, estas mismas personas temían que a Errejón pudiera "caerle un Me Too en cualquier momento". Esta expresión —en inglés, yo también— hace referencia al movimiento global feminista en el que muchas víctimas de agresiones sexuales se animan en redes sociales para denunciar públicamente al mismo agresor. Precisamente lo que está empezando a ocurrirle a Errejón.
48 horas
El partido mantiene que las graves acusaciones de agresión sexual hacia su ya exportavoz llegaron a oídos del partido el martes, un día después de su publicación en redes, y que fue en ese momento cuando se abrió una investigación interna para dilucidar lo ocurrido.
Aparentemente, aquel día discurrió con la normalidad propia de un martes de Congreso. Errejón dio una rueda de prensa por la mañana, charló con un grupo de periodistas a mediodía y participó en el Pleno por la tarde. La jornada estuvo marcada por la negociación entre el portavoz de Sumar y el PP, que derivó en ambos partidos intercambiando sus votos en una alianza poco habitual.
Mientras todo esto ocurría, la dirección del partido ya estaba tomando cartas en el otro asunto, el de la acusación anónima. También se movieron fuera del espacio de la Carrera de San Jerónimo para averiguar si había alguna denuncia contra él en los juzgados. Negativo. Errejón abandonó el Congreso al filo de las diez de la noche.
Al día siguiente, miércoles, todo empezó a moverse mucho más deprisa. Desde primera hora de la mañana el portavoz ya sabía lo que se barruntaba en el partido y, de hecho, llegó tarde —cosa poco habitual— a la sesión de control al Gobierno, a las nueve. En las horas siguientes, Errejón confesó los hechos por teléfono a la secretaria de Organización de Sumar, Lara Hernández, y a Yolanda Díaz.
Sumar reunió entonces a representantes del resto de partidos que forman el grupo parlamentario y llegaron a la conclusión de que debían pedirle a Errejón que dimitiera. Por la noche, Más Madrid, partido enfrentado sottovoce con él desde hace años, intenta apuntarse el tanto diciendo a la prensa que su dirección había reclamado el acta de diputado esa tarde.
El jueves todo se desenvolvió mucho más rápido de lo esperado. Por un lado, Sumar convocó a su ejecutiva; por otro, mientras esta reunión tenía lugar, Errejón presentó su dimisión y publicó en redes sociales un comunicado que poco o nada tenía que ver con los hechos que se le imputaban. Este giro coge a Yolanda Díaz en medio del Atlántico, de viaje oficial a Colombia.
El cofundador de Podemos, Más Madrid, Más País y Sumar señala en su carta que ha "llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona" y que necesita avanzar. También confirma los citados tratamientos psicológicos, pero calla sobre todo lo demás. Todavía no se ha pronunciado públicamente al respecto.
La periodista que publicó la primera acusación por violencia sexual, Cristina Fallarás, dice haber recabado "varias docenas" de mensajes que apuntan a Íñigo Errejón. Todos, presuntamente, en la misma dirección que el primero.