El escritor Santiago Posteguillo estuvo la semana pasada en el Senado impartiendo una conferencia sobre la importancia de Hispania. El autor de la trilogía Africanus, vecino de Valencia, compartió un sobrecogedor relato sobre como él y su pareja vivieron el día de la DANA en Paiporta el pasado 29 de octubre y los días posteriores, hasta trasladarse "con su maleta" andando a Valencia tras "un espectáculo de devastación" como no había visto en su vida.
Casi un mes después de la devastadora riada, que deja ya más de 220 fallecidos, el experto en la Antigua Roma ha lanzado una reflexión sobre lo sucedido: "Miren, en el siglo I a.C. los políticos se apuñalaban entre ellos, y ahora voy a hacer una generalización que es injusta porque creo que hay políticos que son honestos, pero la sensación que hay en todas las poblaciones de las que yo vengo (en la Comunidad Valenciana) es que los políticos del siglo XXI apuñalan al pueblo".
Aquel fatídico martes, Posteguillo estaba en su casa de Paiporta, considerada zona cero de la DANA, y subió a la terraza, donde comprobó que el barranco del Poyo, a unos 50 metros de su casa, "se estaba desbordando" y "no había llovido".
En un primer momento, decidió salir a por el coche, que tenía aparcado fuera, cerca de la estación de metro, pero varios vecinos le convencieron de que no era una "buena idea" cambiar el vehículo de sitio. "El coche lo encontré cuatro días después a un kilómetro de donde lo había aparcado", relató el Premio Planeta. "Pero eso es lo de menos"
"En 13 minutos había un torrente brutal de dos metros de agua sin control que arrastraba ramas, árboles, coches, todo. Se llevó por delante una nave industrial que estaba enfrente de nuestro edificio; se llevó la puerta del portal, todo el muro de la fachada, todo el local de al lado... Seis horas sin parar de torrentera. Vimos a gente desaparecer en el agua".
Aquella noche, ha contado el escritor, los vecinos se acostaron sin agua ni luz pensando que "lógicamente" al amanecer ya estarían despelgados tanto la Guardia Civil como los bomberos y el Ejército. "Pero al amanecer no había nadie allí", ha lamentado. Lo que sí había, en mitad de la plaza, era el cadáver de una joven.
El segundo día, al caer la noche, se produjeron "saqueos" similares a los de la película La Purga —"lo mismo"—. Pero aún confiaban en que las autoridades se acercaran al día siguiente. "¿Cómo puede ser que en 48 horas no venga nadie, alguien me lo puede explicar? ¿En España? ¿En el siglo XXI?", se ha preguntado.
Por eso, "al tercer amanecer", que seguía sin haber "nadie institucional", tan solo voluntarios, cogió el ordenador donde escribe su novela, sus notas y arrastró junto a su pareja durante kilómetros y kilómetros hasta llegar a Valencia, donde tiene un piso. Durante el camino vio "cadáveres que todavía no se habían podido retirar, coches volcados, edificios destrozados...".
"No se pueden imaginar lo que está pasando esta gente... no está llegando la ayuda institucional que hace falta. Gracias a Dios el pueblo es diferente, pero el pueblo con palas no puede", ha continuado. "¿Cómo se puede ser tan miserable desde las instituciones?", se ha preguntado.