Carles Puigdemont, presidente de Junts, camino de su comparecencia de prensa, este lunes en Bruselas.

Carles Puigdemont, presidente de Junts, camino de su comparecencia de prensa, este lunes en Bruselas. Efe

Política INDEPENDENTISMO

Junts se declara harto de los incumplimientos de Sánchez: "No le podemos tumbar pero le podemos dejar caer"

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"La estabilidad de la legislatura [queda] sujeta a los avances y cumplimiento de los acuerdos que
resulten de las negociaciones", dice expresamente el último punto del llamado Acuerdo de Bruselas. Ahora, Junts per Catalunya asegura que la confianza que nunca tuvo en Pedro Sánchez, pero que creyó garantizar con esa cláusula y las reuniones mensuales en Suiza, se ha quebrado. "La Constitución nos exige 35 diputados para una moción de censura, así que no le podemos, pero sí dejarlo caer". 

De momento, todo eso no dejan de ser palabras, razón por la que ni Moncloa termina de creerse el órdago de Carles Puigdemont, ni Alberto Núñez Feijóo se hace ilusiones. "No sabemos hasta qué punto va en serio Junts, pero son los socios de Sánchez los que tienen los votos para cambiar esta situación", respondió desde Barcelona el líder de la oposición.

Eso sí, en Junts son cada vez más conscientes de que cuanto más tiempo sostengan a Sánchez, aprobándole decretos -como el que a fin de año llevará el Gobierno al Congreso, con decenas de medidas fiscales-, más se consolidará la alternativa electoral del Partido Popular, al que le basten unos votos de Vox para gobernar en solitario.

Una perspectiva que avanza "encuesta a encuesta" y que, si la legislatura se completa mientras crecen los casos de corrupción y las cesiones del PSOE al independentismo, dentro de 30 meses, dejaría a Puigdemont sin influencia... es decir, sin el poder real en la Cataluña de Salvador Illa y Jaume Collboni (alcalde de Barcelona) y sin el poder político de ser la llave de las mayorías en el Legislativo.

 "Tomaremos decisiones"

El documento por el que Junts comprometió sus votos para renovar a Sánchez en Moncloa, de cuatro páginas, fue redactado frase a frase, con mucho mimo en cada matiz, durante la semana de la marmota de Santos Cerdán en la capital belga. El secretario de Organización del PSOE lo tuvo que negociar a distancia con Puigdemont, que no lo recibió hasta que todo pareció quedar atado. "Pero después de un año, no han cumplido, así que hemos perdido la confianza en Pedro Sánchez".

En realidad, no son sólo palabras. Mientras Puigdemont anunciaba su ultimátum en Bruselas ante la prensa, en Madrid los siete diputados de Junts registraban una Proposición No de Ley (PNL) instando al presidente a someterse a una cuestión de confianza.

"Si se vota esa PNL, está ganada", advierten desde Junts (y lo corroboran desde Génova), pero eso tampoco obligaría a Sánchez. Sólo sería otra moción votada en el Legislativo a la que el Ejecutivo no atiende, y eso no tiene consecuencias en el ordenamiento jurídico español.

"Pero, por un lado, quedaría claro que Sánchez no se atreve a que se constate que ha perdido la confianza de los que se la dimos en noviembre de 2023", añade una fuente del partido de derecha independentista catalán. "Y por otro, nosotros tomaríamos nuestras decisiones". Lo mismo que ocurriría "si a la Mesa se le ocurre no calificar la iniciativa, tumbándola sin debate siquiera".

Ésa es la misma advertencia que ya puso sobre la mesa Puigdemont al anunciar la convocatoria del congreso de Junts, celebrado el 27 de octubre pasado. "Ahora, sonará viejo o repetitivo, pero es que eso es lo que decidimos allí... revisar nuestras relaciones con el PSOE. Pero luego vino la DANA, y por respeto hemos esperado unas semanas para retomar l iniciativa política".

¿Qué significa tomar decisiones? "Relacionarnos con el PSOE en función de ese último punto del acuerdo ¿No cumplen? Se acabó". Es decir, para empezar, no aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2025. 

Moncloa y Génova

Eso ya se lo esperaba el Gobierno, que alega, como ya publicó EL ESPAÑOL este lunes, que lo que busca Puigdemont es "subir el precio de su apoyo". Y que Moncloa tiene margen para que nada se descarrile. Entre otras cosas, que la aplicación de la amnistía completa está en manos del Tribunal Constitucional, cuya mayoría progresista se está tomando las cosas con calma, como desea Sánchez.

En ese punto, Junts reconoce que Puigdemont está atrapado, aunque da por hecho que la redacción de la ley es tan clara, y el voto particular en el Supremo tan potente que el TC hará "lo que tiene que hacer". Otra cosa es que "no se estén dando mucha prisa"

Por su parte, desde el PP se deja caer para que Puigdemont lo escuche que, más allá de haberse entregado en contra de sus votantes a una mayoría de izquierdas "en la que no encajan ni ellos ni el PNV", el que los está engañando es el PSOE, "y Sánchez, que no es de fiar".

Y que con Feijóo, Junts siempre sabría de antemano qué sí y qué no se puede negociar: "Lo demostramos en el verano de 2023, negándonos a hablar de amnistía... si Puigdemont baja del monte, la politica es dialogar, negociar y pactar".

Eso sí, los populares advierten de que el tiempo corrre a su favor. Esa conclusión a la que parece haber llegado también la formación de Puigdemont. Hoy no consiguen nada de Sánchez, que los tiene como rehenes, y según pase el tiempo más se afianzará una mayoría absoluta PP-Vox en la que los nacionalismos no tengan mucho que rascar. 

"Ahora, el PSOE nos ofrecen agilizar lo de la competencia en inmigración, pero eso se acordó en enero, para que no les tumbáramos tres decretos, y no han movido un dedo", se fustigan en Bruselas los acólitos de Puigdemont. "Pero el Acuerdo de Bruselas habla, por ejemplo, del catalán oficial en la UE, y mientras Sánchez pacta con la ultraderecha para sentar a Teresa Ribera en la Comisión, en esto no le hemos visto a él". 

Y recuerdan dos cosas más desde Junts. "Los dos ámbitos permanentes" de negociación que se tratan en Suiza y en los que, de momento, no han visto pasos explícitos de ningún tipo, siguen pendientes: el reconocimiento nacional, o sea, el referéndum; y la "cláusula de excepcionalidad en la LOFCA" que establezca la "singularidad institucional" catalana para acabar con "los déficits y limitaciones del autogobierno"... y no ese café para todos de "financiación singular para cada CCAA" pactado con ERC.