Los diputados de Junts Míriam Nogueras (c), Josep Maria Cruset (i) y Pilar Calvo (d), este martes en el Congreso.

Los diputados de Junts Míriam Nogueras (c), Josep Maria Cruset (i) y Pilar Calvo (d), este martes en el Congreso. Ricardo Rubio Europa Press

Política CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Segunda derrota del PSOE en 48 horas: Junts y PNV se unen a PP y Vox para tumbar la ley sobre cuidados al final de la vida

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Está siendo una semana complicada para el PSOE. Los socialistas amanecieron el martes con un acuerdo entre Junts y PP para suspender el impuesto del 7% a la producción eléctrica, negociación que llevaba alargándose desde el día anterior, y lo cerraron con una nueva derrota parlamentaria a manos de sus socios de Gobierno. Esta vez por partida doble. 

Como empieza a ser costumbre en los últimos meses de legislatura, Junts y PNV han vuelto a situar sus votos del lado de la oposición, esta vez para tumbar una ley del PSOE sobre instrucciones previas en el final de la vida. La norma, que decayó con 180 votos frente a 162, planteaba que cualquier mayor de edad pueda expresar anticipadamente cómo quiere que sean sus cuidados durante el final de su vida.

Por mucho que cada derrota hunda un poco más la legislatura, en la coalición no le dan importancia. Se sitúan un poco en las tesis de Alfredo Pérez Rubalcaba, que durante el Gobierno en minoría de Zapatero solía decir que prefería perder las votaciones de los martes, cuando se tratan las propuestas de los grupos, antes que las de los jueves, cuando se votan los proyectos de ley del Consejo de Ministros.

En este sentido, fuentes parlamentarias quitan hierro al asunto de este martes, reflexionan que la salud del Gobierno es fuerte, que a ningún socio le interesa que el PP llegue a la Moncloa —"si no, tendríamos una moción de censura mañana"— y que la derrota de este martes es poco menos que una nimiedad. 

Pero no es tan así. En realidad, la votación de los llamados testamentos vitales se auguraba muy sencilla para los socios de Gobierno, o así lo daban a entender estos últimos días distintas fuentes de la coalición. Principalmente, porque las iniciativas de este tipo siempre suelen admitirse a trámite y, si los aliados tienen alguna pega, las enmiendan en comisión o las dejan paralizadas en la Mesa del Congreso.  

Lo de este martes ha sido el último susto de PNV y Junts, que ya dejaron ver sus cartas el lunes al pedir a Sánchez que se sometiera a una cuestión de confianza. Se trata, y así está siendo la tónica de la legislatura, de poner distancia con los partidos de Gobierno sin llegar a derrocarlos del todo. 

Las tensiones de este tipo han aumentado desde la llegada del otoño, siendo especialmente visibles durante la truculenta y caótica negociación de la reforma fiscal que mantuvo al Congreso bajo arresto una semana entera. Un miembro del Gobierno saca pecho de aquellos días para quitar hierro a estos: "Mucho relato, muchos gritos, muchas dificultades, ¿y al final qué? Hubo reforma fiscal". 

Pero lo cierto es que los socios están cansados de esta tensión permanente, siempre con el PSOE en medio, y que hay diferencias notables entre los dos casos. 

Para empezar, que el debate de la reforma fiscal y el impuesto a las grandes empresas energéticas no enfrentaba al PSOE con sus socios, sino a los socios entre ellos; en concreto, a los más conservadores (Junts y PNV) con los más izquierdistas (Podemos).

En esta ocasión, sin embargo, los choques son directamente entre un sector del bloque de investidura y el propio PSOE.

Tanto Junts como PNV argumentaron este martes que la norma de los testamentos en vida excede las competencias nacionales y "colisiona" con las autonómicas. En otras ocasiones parecidas alegaron el mismo problema, pero decidieron tramitar la ley y resolver sus diferencias más adelante. Esta vez han optado por dar un golpe sobre la mesa.