Intelectuales llaman a boicotear los "aquelarres" de Sánchez sobre Franco: "Los españoles ya estamos reconciliados"
- Los firmantes recuerdan que, con la muerte de Franco, no llegó la libertad a España: "Murió en la cama decrépito y sanguinario (...) La Constitución es la única fecha de celebración posible y deseable".
- Aquel noviembre 1975, fecha relacionada por Sánchez con la "libertad", seguía habiendo censura y torturas. "Es la penúltima de sus mentiras", dicen sobre los cien actos de conmemoración de la muerte del dictador orquestados por Moncloa.
Un grupo de reconocidos intelectuales está promoviendo un manifiesto para pedir a los españoles que "boicoteen los aquelarres de Pedro Sánchez sobre Franco". Lo firman, entre otros, Juan Luis Cebrián, Teresa Freixes, Luis Alberto de Cuenca, Antonio Elorza, Tomás Ramón Fernández, Enrique Gimbernat, Jon Juaristi, Rosa Belmonte, Carlos Rodríguez Braun, Andrés Trapiello, Félix de Azúa, Fernando Savater, Nicolás Redondo Terreros y Cayetana Álvarez de Toledo. "La Constitución es la única celebración posible", se lee en la cabecera de un texto que desmonta el argumento principal de Moncloa: al morir Franco, España no era, ni mucho menos, un país libre.
Aquel 20 de noviembre de 1975, el dictador murió en la cama "decrépito" pero "sanguinario", tras un "prolongado fracaso de la oposición" para derrotarlo y con un mayoritario apoyo social. Ahí quedan las imágenes de su capilla ardiente, donde fue homenajeado hasta la saciedad; y también un sistema "atado y bien atado" que continuaba reprimiendo cualquier atisbo de apertura. Continuaban las torturas, las detenciones arbitrarias, la censura a los medios de comunicación y otros tantos signos característicos del régimen.
"Con este 'a moro muerto, gran lanzada', Sánchez no hace sino recordar una desdichada realidad (...) La soledad y el sacrificio de los pocos y heroicos luchadores que lo combatieron", apostilla el texto. De aquí que sea tan importante –en relación a la verdad– conmemorar la Transición, que fue lo que acabó con el franquismo. A Franco no lo mató la biología; sólo acabó con él aquel pacto entre opositores y reformistas. Esa es la tesis del manifiesto.
En 1975 se fusiló en España. ¿Y si la efeméride de aquel 27 de septiembre coincide con uno de los cien actos de Sánchez titulados "España en libertad"? Esa casualidad, que por sí sola desmontaría el bulo de los cincuenta años de libertad, podría repetirse con centenares de hechos a lo largo del año.
"Hacemos un llamamiento a todas y todos los demócratas, y en especial a las fuerzas políticas, a boicotear cuantos aquelarres se promuevan en torno a Franco por aquellos que dicen celebrar la libertad echando mano de la discordia", dicen.
Muchos de los intelectuales firmantes del manifiesto eran en 1975 jóvenes que intentaban ejercer los oficios de las Letras, la Política o el Derecho con todas esas cortapisas. De ahí su indignación ante ese eslogan del Gobierno que dibuja la llegada de la libertad a España con la mera muerte de Franco.
"Ni la libertad empezó hace cincuenta años ni desenterrar el espectro de Franco logrará dividir a los españoles en dos bandos, como es su propósito (...) Los españoles ya estamos reconciliados", se lee en el manifiesto.
"La penúltima mentira"
Los intelectuales firmantes definen el centenario de actos de Moncloa sobre la muerte del dictador como "la penúltima de las mentiras de Pedro Sánchez": "Llegó al Gobierno enfrentando a todos con todos y hoy como entonces camina apoyado en el báculo de la mentira". En líneas generales, hablan de "mistificación histórica y miserable recurrencia a la Guerra Civil".
También recuerdan la metáfora del "muro" –acuñada por el propio Sánchez en el Congreso cuando situó al otro lado a los votantes "reaccionarios"–: "Un muro entre españoles y una cortina con la que trata de ocultar toda su miseria personal, política y moral". Con esas palabras aluden a un mecanismo que, a su juicio, emplea Sánchez para tapar los casos de corrupción que anidan en los periódicos y los tribunales.
Los firmantes recuerdan el discurso de Manuel Azaña, que, con la guerra ya perdida, pidió "paz, piedad y perdón" a todos los españoles, "sin distinción de bandos": "Él sabía que ese era el único camino hacia la reconciliación tras una guerra que había abierto heridas muy hondas en todas las familias, en un país partido por la mitad".
Conciben que Sánchez ha dado la vuelta a esas palabras de Azaña: "Ni paz, ni piedad, ni perdón. Perdón sólo para los nuestros, piedad únicamente para los míos y paz para nadie".
Los autores e impulsores del manifiesto recuerdan a Sánchez el proceso de la Transición: "La inmensa mayoría de españoles decidió dejar atrás definitivamente una guerra y una dictadura en la que no pocas de sus víctimas habían sido victimarios, en la que el dolor de unos no se podría comprender ni perdonar sin perdonar y comprender el de los otros. Quienes habían perdido la guerra renunciaron a la venganza y quienes la habían ganado, al poder que disfrutaban".
"Las víctimas son de todos, la memoria es personal e intransferible y la verdad es una tarea común", se arguye como conclusión. Por último, se hace el mencionado llamamiento al "boicot": "Los españoles ya estamos reconciliados. Lo hizo una abrumadora mayoría, y dio a ese pacto el nombre de Constitución de 1978. La única fecha de celebración posible y deseable".