El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y Pedro Sánchez, este lunes en la Moncloa.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y Pedro Sánchez, este lunes en la Moncloa. Europa Press

Política DEFENSA

El compromiso de Sánchez con la OTAN llegará tarde y cuando lo haga estará obsoleto por las exigencias de Trump y de Rutte

En 2030, España habrá tardado 16 años en cumplir con el objetivo del 2% del gasto del PIB en Defensa.

Más información: El 80% de los votantes del PSOE y sus socios, en contra de subir el gasto en Defensa: Sánchez en apuros ante la visita de Rutte

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El compromiso se fijó en la cumbre de la OTAN en Gales de 2014. Meses atrás, Rusia se había anexionado la península ucraniana de Crimea y se había desatado otra guerra en la región del Donbás por el control del territorio. Los países de la Alianza Atlántica acordaron entonces que el gasto en defensa de cada uno de ellos debía representar al menos el 2% de su PIB, una cota todavía lejos de cumplir para España. 

Actualmente, nuestro país es el que menos gasta de los 32 Estados miembros de la OTAN si lo comparamos con el volumen absoluto de su economía. Según los datos del propio organismo, destinó el pasado año 19.723 millones, un 1,28% de su PIB

España, por tanto, sigue lejos de ese pacto adquirido hace ya más de una década. Un escenario remoto que Pedro Sánchez prometió solventar en 2029, tras la cumbre que la Alianza Atlántica celebró en Madrid en 2022. 

La complejidad de las inversiones obligaba a diseñar un escenario a largo plazo, con 2029 en el horizonte, pero ni siquiera al ritmo actual sería posible cumplir con el calendario. Desde el anuncio de Sánchez en Madrid, el gasto en defensa ha subido de media unos 2.000 millones al año, cuando se necesitan unos 10.800 extra, tomando como referencia los precios de 2024.  

Es decir, que pasarían más de cinco años para alcanzar la cota del 2%. Un plazo que nos llevaría a 2030, un año más de lo indicado por el Gobierno y 16 después de que la OTAN se marcara ese objetivo común. 

Gasto en defensa en los países de la OTAN

Gasto en defensa en los países de la OTAN

Entonces, en 2014, sólo Estados Unidos, Grecia y Reino Unido invertían al menos un 2% de su PIB en defensa. La gran mayoría iban por detrás y España estuvo cerca de seis años sin incrementar comparativamente su inversión. Pero ahora, aunque la UE todavía sigue a un ritmo lento, ningún país está más a la zaga que el nuestro.

Se da la paradoja de que cuando España quiera cumplir con ese mínimo marcado por la OTAN, es posible que la cota se haya vuelto a incrementar. 

El secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, con quien se vio este lunes Pedro Sánchez en la Moncloa, señala que habría que empezar a pensar en el 3%. Y quien no cumpla, "que aprenda a hablar ruso", ha alertado, ante la amenaza que plantea Vladimir Putin

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, eleva todavía más sus objetivos en materia de defensa, hasta el 5% del volumen de sus economías. Un porcentaje que ni siquiera cumple su país, el que más gasta en armamento del mundo, pero con el que pretende presionar al resto de socios. 

En ese primer día tumultuoso en su despacho de la Casa Blanca, Trump ya había advertido de que podría imponer aranceles a España por no cumplir con lo que le toca en este sentido. 

La primera parte de esa afirmación era errónea, al confundir nuestro país con uno más del club de los BRICS; pero la segunda, la de las amenazas comerciales, no dejaba lugar a dudas. 

Dificultades internas

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, insistió este lunes desde Bruselas en que el objetivo sigue siendo del 2% y que el Gobierno lo piensa alcanzar en 2029.

Desde Moncloa argumentan que España sí cumple sobradamente con el objetivo de inversión en equipamiento -un 30% del presupuesto en defensa, cuando la OTAN establece un mínimo del 20%- y que la economía crece a un ritmo elevado, lo que también obliga a incrementar aún más el gasto bélico, al tomarse como referencia el conjunto del PIB.

Lo que no dicen desde el Ejecutivo es que la inestabilidad parlamentaria y la relación con sus socios alejan aún más estos compromisos. 

En primer lugar, porque España continúa con los presupuestos prorrogados de 2023. Los de 2024 no los llegó a presentar y los de 2025 cada vez están más lejos tras los últimos choques con sus socios de investidura. Sin unas cuentas nuevas, será complicado destinar más partidas a esta materia.

Y, en segundo término, el objetivo también se complica porque los aliados a la izquierda del PSOE son muy poco proclives a aumentar el gasto militar. Las últimas veces que el Gobierno se ha propuesto enviar más armas a Ucrania se ha disparado la tensión con Sumar y Podemos. 

El año pasado Sánchez tuvo que evitar que esta decisión fuera avalada por el Congreso para no perder la votación, mientras que en el Consejo de Ministros comprobó cómo el partido de Yolanda Díaz se oponía a aumentar el gasto en defensa. 

Según la última encuesta de SocioMétrica para EL ESPAÑOL, un 84% de los votantes socialistas se muestran en contra de aumentar las inversiones en esta partida. Un porcentaje todavía mayor que el 79% de los electores de Sumar que se oponen a ello y sólo superado por los de Podemos. 

La vía alterna

Así pues, al Gobierno no le salen las cuentas a la hora de cumplir con sus tradicionales aliados en el exterior. Ni para alcanzar un objetivo al que ya llega tarde, ni para convencer a sus socios internos de que ésta debe ser una de las prioridades del Ejecutivo en política internacional. 

La semana pasada, cuando le preguntaron a Sánchez en el Foro de Davos si temía que la tensión con Trump pudiera afectar a las relaciones comerciales entre España y Estados Unidos, el líder socialista respondió que no, que estaba tranquilo. Pero dejó una vía alternativa abierta.

"Necesitamos diversificar nuestra relación económica. Y estamos deseando tener este acercamiento constructivo con la administración estadounidense. Pero, por supuesto, también debemos tener en cuenta la importancia de China. Defendemos una relación comercial más equilibrada entre la Unión Europea y China", respondió. La tradicional alianza atlántica puede sufrir variaciones.