Pedro Sánchez, este martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Pedro Sánchez, este martes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. J. P. Gandul Efe

Política

Sánchez da otro bandazo y asume la inestabilidad de la legislatura jugando "partido a partido" con Puigdemont

Acepta debatir una cuestión de confianza que descarta presentar y pretende cerrar acuerdos con Junts sobre inmigración y Presupuestos.

Más información: El PP no confirma su apoyo al nuevo decreto: "Sánchez tenía nuestros votos, pero ha elegido humillarse ante Puigdemont"

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"Vamos partido a partido", aseguró Pedro Sánchez para explicar su acuerdo con Junts para salvar parte de su decreto con medidas sociales. La expresión de Diego Pablo Simeone le sirve para definir la legislatura inestable y jalonada de obstáculos y, sobre todo, su forma de abordarla y de avanzar hacia sus nuevos hitos pendientes: la negociación de la cesión de la competencia de inmigración a Cataluña y, sobre todo, los Presupuestos Generales del Estado de 2025.

El presidente del Gobierno ha vuelto a ganar tiempo superando uno de esos obstáculos que parecían imposibles. Lo ha hecho como en otras ocasiones, encontrando una vía de escape que otros no veían y, sobre todo, a costa de dar un nuevo volantazo y rectificar sus posiciones anteriores. Tanto, que sus colaboradores en la Moncloa explican que hay que normalizar los cambios de criterio como necesarios para dialogar y pactar, hasta convertirlos en una virtud.

Sánchez se considera tan seguro en ese papel de fijar líneas rojas y luego levantarlas para sortear dificultades y callar a los que auguran elecciones inmediatas que este martes fue él mismo el que compareció de forma sorprendente a anunciar el pacto sobre un decreto y comunicar su nuevo cambio de opinión.

En concreto, después de días de asegurar que no cambiaría el decreto ha aceptado aislar las medidas sociales y renunciar a presentarlas dentro de una norma ómnibus que incluya medidas ajenas a ese escudo para los más vulnerables. También pasa de decir que nunca aceptaría por inconstitucional la proposición no de ley de Junts instándole a someterse a una cuestión de confianza a pactar tramitarla para que sea sometida a debate y votación en el Congreso.

Todos en el Gobierno se hartaron de decir en público estos días que no aceptaban recortar el decreto y transmitían que no se aprobaría todavía, pero este martes su posición viró totalmente.

"El decreto es un todo", llegó a decir el ministro Félix Bolaños para explicar que la norma no tendría cambios. Él mismo cerró ayer, junto a María Jesús Montero, un acuerdo con Junts para modificarlo.

Defendieron hacer una norma ómnibus, pese a que el Tribunal Constitucional ha censurado reiteradamente esta práctica, y ahora ratifican y dejan sólo las 29 medidas sociales con el único añadido de la cesión al PNV de un inmueble en París que le incautó la Gestapo.

El Gobierno explicaba estos días que no había prisa para aprobar el decreto, de forma  que el PP sufriera desgaste por su voto en contra. Incluso, dejó que los sindicatos convocaran una protesta para el domingo que ya carece de sentido, aunque se mantiene por ahora. Pero empezaba a resquebrajarse la llamada batalla del relato.

Volver a presentar el mismo decreto como pretendían suponía el riesgo excesivo de una especie de cuestión de confianza con una inevitable convocatoria de elecciones posterior. La insólita comparecencia ayer del presidente subraya lo trascende que podía haber sido la falta de acuerdo y lo delicado de la situación creada por la votación del martes pasado.

Por eso, la única salida era ir a la raíz del escollo, que no era el PP como pretendía hacer creer el Gobierno, sino Junts, aunque fuera necesario fingir demencia y no darse por enterados de los durísimos insultos que les lanzó Miriam Nogueras desde la trinbuna del Congreso. 

Negociaron con Junts el fin de semana con poco éxito y el lunes aceleraron un intercambio que se prolongó desde la noche hasta media mañana de este martes. María Jesús Montero, Félix Bolaños, Santos Cerdán y, por supuesto, José Luis Rodríguez Zapatero no pararon de negociar.

"Gol del presidente"

"Es un gol del presidente por toda la escuadra", asegura un destacado ministro, que explica que es el PP el que queda en evidencia ahora. Según su tesis, si Alberto Núñez Feijóo se hubiera abstenido habría abierto una brecha entre el PSOE y Junts, mientras que de esta forma ha conseguido unir aún más a Sánchez y a Carles Puigdemont mostrando el peligro que para el partido independentista tiene ir de la mano de Vox en una votación.

Sánchez ha vuelto a demostrar su habilidad para la táctica, por encima de la estrategia, y para operar cuando se encuentra al límite. Gana tiempo y capacidad de negociación.

Iván Redondo, en sus tiempos de jefe de Gabinete y mano derecha de Sánchez, solía valorar cada viernes, inspirado por esta forma de actuar, haber terminado la semana con éxito. La pasada semana terminó muy mal para el presidente del Gobierno, y esta se va encauzando.

De nuevo ha reaccionado cuando estaba al límite, tanto que este martes se produjo la insólita situación de un Consejo de Ministros que retrasó la hora de su reunión y mantuvo a los miembros del Gobierno durante 20 minutos en una sala adjunta esperando mientras se pactaba con Puigdemont.

Los negociadores de Sánchez contactaron también en ese rato con el resto de socios parlamentarios para asegurarse de que la norma será convalidada antes de un mes en el Congreso. 

Sánchez asume la inestabilidad de la legislatura y explica que es normal con la actual fragmentación del Parlamento y en un contexto internacional en el que los gobiernos no duran. También subraya el panorama de varias comunidades autónomas con dificultades para aprobar Presupuestos.

Cuestión de confianza

El presidente tiene en el horizonte el debate sobre la proposición no de ley de Junts en la que le insta a presentar una cuestión de confianza. Es una votación simbólica y no ejecutiva, porque ese tipo de herramientas parlamentarias se limitan a instar al Gobierno y no son vinculantes, pero en este caso sí puede tener un valor político importante que la mayoría del Congreso ponga en cuestión sus apoyos parlamentarios. Por eso el PSOE se movilizó para frenar la iniciativa en la Mesa del Congreso alegando que es inconstitucional.

Sánchez aseguró en rueda de prensa que se ha pactado incluir la obviedad de que someterse a la cuestión de confianza es potestad exclusiva del presidente del Gobierno. 

Fuentes del Gobierno añaden que el objetivo es lograr que Junts matice aún más esa iniciativa, hasta descafeinarla del todo. Entremedias puede estar el éxito de negociaciones pendientes como la de la cesión de la competencia de inmigración a Cataluña. Pero ese será el próximo partido para Sánchez y, presumiblemente, lo jugará cuando esté al límite y se le dé por muerto.

Por el momento, el Gobierno mantiene que es inconstitucional la cesión integral de las competencias de inmigración a la Generalitat de Cataluña. Pero así es sólo por el momento.

Y respecto a los Presupuestos, el plan b sigue siendo la insistencia en asegurar que se puede gobernar sin cuentas, como hacen Extremadura, Castilla y León, Murcia y Baleares.