El diputado nacional por EH Bildu Oskar Matute ha calificado de “montaje policial” la agresión a dos guardias civiles en Alsasua (Navarra) la madrugada del 15 de octubre y que ha llevado a la detención de ocho personas, investigadas por un acto de terrorismo. Según el portavoz de Alternatiba, se ha querido “imputar con carácter desproporcionado y bestial a jóvenes de Alsasua”.
Matute ha acudido esta mañana a la Audiencia Nacional junto a su compañera y también diputada Marian Beitialarrangoitia para apoyar a dos de los investigados por la agresión que fueron puestos en libertad tras su detención y que estaban citados a declarar ante la juez Carmen Lamela. Los otros seis detenidos por estos mismos hechos no tuvieron la misma suerte y acabaron en prisión incondicional por delitos de terrorismo por orden de la magistrada y con el apoyo de la Fiscalía.
Además, esta mañana los dos guardias civiles tienen que acudir a una rueda de reconocimiento para identificar a sus agresores, entre los que estarán los detenidos. Para Matute, estas detenciones buscan frenar un debate político que hay encima de la mesa y que es la “alta presencia de cuerpos policiales en Euskal Herria, la mayor en toda Europa”.
“Creemos que con actuaciones como esta se cercena la democracia. La democracia es una especie en extinción en España, sometida a los intereses de los gobernantes”, ha insistido Matute, quien ha criticado que el Código Penal tipifique estos actos como terrorismo. “Hay que que una trifulca de bar no puede ser un delito de terrorismo, hay un trecho”, ha añadido.
El “apóstol” del ministro
A su juicio, la Guardia Civil arrebató la investigación a la Policía Foral de Navarra “para traerlo aquí y considerarlo terrorismo”. A su juicio, no fueron tantas personas las que se dicen que estaban en el bar increpando a los agentes y a sus novias, ni las agresiones fueron tales. “El informe habla de contusiones leves y no se habla de ataque bárbaro”, ha dicho.
“Si fuera delito de odio no sería terrorismo. Igual Fernández Díaz -en referencia al exministro del Interior-, su apóstol Marcelo, o su voluntad de afinar las cosas, tendrían que explicarlo, no yo”, ha añadido el diputado en el Congreso de los Diputados por Ávila.
A pesar del apoyo por parte de estos dirigentes vascos, la juez Lamela encuadra esta agresión en una campaña de acoso a los agentes dirigida a aislarles y crear un "clima de miedo" entre los ciudadanos para evitar que entablen vínculos afectivos a de amistad con ellos.
“Putos picoletos”
La campaña, según el auto de la juez por el que envió a prisión a seis de los presuntos agresores, fue promovida en sus inicios por las organizaciones ilegalizadas Gestoras Pro-Amnistía, Jarrai, Haika y Segi y persiste "a través de plataformas populares vinculadas al entorno abertzale radical. "Actualmente cuentan con apoyo de Bildu, Sortu y Ernai", añade.
Según el relato de la juez, el teniente y el sargento de la Guardia Civil se encontraban, de paisano y fuera de servicio, realizando unas consumiciones en el bar Koxka de Alsasua cuando, alrededor de las tres y cuarto de la madrugada Jokin Unamuno entró en el bar acompañado de una menor y se dirigió al segundo para decirle que no tenía derecho a estar allí.
En este momento intervino el teniente, diciéndole que les dejara en paz, pese a lo cual Unamuno insistió en su actitud. Entre tanto se fueron acercando entre veinte y veinticinco personas que les rodearon y comenzaron a amenazarles e insultarles con expresiones como "esto os pasa por venir aquí", "tenéis lo que os merecéis", "iros de aquí", "hijos de puta", "cabrones fuera de aquí", "perros", "putos picoletos", "txakurras", "alde hemendik (fuera de aquí)" "utzi pakean" (dejadnos en paz), para a continuación "comenzar a golpearles".
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