La Fiscalía ha solicitado 4 años de prisión para un científico de la Fundación del madrileño Hospital La Paz por falsificar la firma de la directora para en un certificado a una empresa productora de células madre Histocell. F. de M que permitiría su participación en contratos públicos. Reconoció este martes durante el juicio que se celebró en la Audiencia Provincial de Madrid que había copiado la firma de su superior para plasmarla en una carta de satisfacción sobre la compañía biofarmacéutica.
El acusado tilda la querella interpuesta por el hospital de “venganza” porque interpuso una demanda tras su salida de la Fundación. Mientras, tanto la Fiscalía como la acusación particular mantienen que quiso “favorecer” a Histocell con una carta que utilizó la compañía para conseguir otros contratos públicos.
Según la fiscal, el investigador del laboratorio de terapia celular de la Fundación para la investigación biomédica del Hospital Universitario La Paz, del Servicio Madrileño de Salud, en julio de 2011 emitió una carta de satisfacción relativo al suministro de células madre realizado por la empresa Histocell, extendida con papel y sello de la fundación.
Dicho documento tenía por finalidad acreditar la correcta actuación de la empresa para participar en futuros contratos con entidad de derecho público tal y como exige la Ley 30/2007 de Contratos del Sector público. Para ello, plasmó él mismo la firma de la directora Ana Coloma, “sin su consentimiento y haciendo caso omiso de las directrices que al respecto había recibido de la propia directora”, sostiene. Según la testigo, tuvo conocimiento que esa carta fue utilizada por lo menos en dos procedimientos de contratación pública.
El investigador, que ya no trabaja en hospital, se enfrenta por ello a cuatro años de cárcel por un delito de falsedad en documento oficial cometido por funcionario público. A pesar que F. de M. reconoce que falsificó la firma entiende que el documento que entregó a Histocell, a petición de la propia compañía, para poder presentarlo en otros contratos públicos no afectó en nada porque la propia directora de la fundación había emitido en paralelo otro certificado para avalar a la compañía.
Sin embargo, tanto la directora como la responsable del departamento jurídico, que declararon como testigos, matizaron las afirmaciones del investigador. En la carta emitida por éste, se afirmaba que la compañía estaba llevando a cabo su contrato con La Paz de manera satisfactoria y que esperaba poder seguir en otros proyectos con ella. Sin embargo, el certificado oficial sólo se reconocía que Histocell estaba desarrollando un contrato con la fundación, “sin poder saber si era satisfactorio porque todavía se estaba llevando a cabo y no había llegado a su término”, explicó la directora.
El interés que podía tener el científico para copiar esa firma se desconoce. En el juicio, los miembros del hospital sostuvieron que la compañía aseguró desconocer que se había falsificado la firma y no se ha indagado el motivo que pudo tener el investigador para ello.
Cómo se descubre
Según relató como testigo la jefa de los servicios jurídicos de la fundación, descubrió lo que había ocurrido porque, días antes de los hechos, el acusado acudió a ella para pedirle la firma de la directora y una carta de satisfacción que había escrito a favor de la farmacéutica. Sin embargo, ésta le dijo que ese documento no podía firmarse porque el hospital no podía certificar que el trabajo de la compañía había sido satisfactorio si todavía no lo había finalizado.
Cuando días después le llegó esa carta por vía de la compañía, que se había presentado a otro concurso con el hospital, identificó la carta. En ese momento, la directora llamó al científico, que reconoció que le había copiado su firma de otro documento y la había fotocopiado en su carta. “Faltaban pocos días para las vacaciones de verano y no quería molestar a la directora. No le di ninguna importancia. No me pareció nada ilegal. No recuerdo pensar que eso podía perjudicar a alguien”, señaló el acusado durante su interrogatorio.
Sin consecuencias para la empresa
Tras lo ocurrido, se le abrió un expediente pero el Patronato de la fundación decidió no despedir al médico y esperar a la finalización de su contrato, además de reprenderle verbalmente. Su salida del hospital se produjo dos años después, una vez finalizó su contrato. Para la farmacéutica no tuvo consecuencias dado que al hospital le convencieron las explicaciones de su presidente de que desconocía que el investigadores había falsificado la firma y que ésta no era real. Tras estos hechos, Histocell ha seguido contratando con La Paz.
Tras su despido, F. de M. demandó al hospital y fue después de ese movimiento, siete meses después, cuando el hospital decidió denunciar al médico por la falsificación del documento producido dos años antes. “Ana Coloma me dijo que si no retiraba la demanda que atendiera a las consecuencias”, espetó.
Su versión fue desmentida por la directora, quien reconoció que en una reunión con él y su abogado para conciliar tras la demanda por despido se le dijo que ellos habían sido benevolentes y que ahora “lo fuera él” pero niega que se le interpusiera la querella por “vendetta” o “venganza”.