El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz acaba de dejar en libertad a los dos últimos detenidos en Madrid a finales de diciembre de 2016 vinculados al terrorismo islamista e investigados por enaltecimiento del terrorismo y por tenencia de munición y armas.
Sin embargo, el magistrado ha tenido que dejarles en libertad después de que se conociera que el confidente de la Policía había engañado tanto a los investigados como a los investigadores. Después de que el instructor haya tomado una serie de declaraciones, considera que al no quedar claras las pruebas existentes contra los presuntos yihadistas no pueden permanecer en prisión.
No obstante, Pedraz les fija la obligación de comunicar cualquier cambio de domicilio y que faciliten teléfono móvil a fin de estar localizados. El juez considera que los indicios que apuntaban a que los investigados tenían un corte yihadista se han desvanecido y no hay datos que avalen que los dos detenidos profesaran la ideología radical yihadista. El magistrado incluye todas las diligencias practicadas así como las observaciones telefónicas que no coadyuvan a estimar la existencia de un delito de terrorismo, "ya sea por enaltecimiento o por amenazas".
De la investigación se había desprendido que los dos detenidos habían mantenido reuniones para adquirir fusiles del modelo Kaláshnikov por 6.000 euros aunque a los investigadores no les consta que las llegaran a adquirir.
Pedraz destacaba entonces, cuando les envió a prisión, que los dos detenidos “han seguido una progresiva radicalización de corte yihadista tras conseguir de una persona un fusil AK-47, conocido como Kalasnikov", "realizaron diversos vídeos portando el mismo así como un machete militar, con atributos del DAESH, entre ellos la bandera, e insertando cantos islámicos y frases de corte yihadista”.
Los dos arrestados acusan a un confidente de la Policía llamado 'Lolo' de ser el responsable de organizar una reunión con un presunto traficante de armas que en realidad era un agente encubierto y de haber elaborado una serie de videos de carácter yihadista. Estos vídeos fueron la prueba que convenció al juez para llevar a cabo la operación policial.
Falta de control policial
En el auto por el que se acuerda la libertad de los detenidos por yihadismo, el juez critica a la Policía que en ningún momento durante la instrucción se hiciera mención al confidente. “En la solicitud de entrada y registro no se hacía constar participación alguna de Manuel Mohamed Rodríguez Mniri (Lolo). Tampoco se hablaba de José que luego resultó ser Lolo”, recoge.
Según detalla el juez, durante la investigación la Policía mostró al juez una serie de vídeos en los que supuestamente se veía a los dos investigados radicalizados, portando armas. También tuvo la información de que agente encubierto se había reunido con ellos interesados en comprar armas y munición.
Ahora se descubre que quien lleva a los detenidos a reunirse con el supuesto vendedor de armas -y que es en realidad un policía- es el propio confidente. El mismo día de la detención de E.C. y S.S., la policía solicitó la entrada y registro de Lolo, el confidente, dado que los dos investigados aseguraban que había sido el artífice e inductor para los vídeos, adquisición y posesión de armas.
Pedraz destaca que resulta que en el registro de la casa del confidente se encontró una sudadera negra similar a la que portaba un sospechoso con la cara cubierta en uno de los vídeos aportados por la Policía bajo la sospecha que podía ser uno de los dos principales investigados. Ahora el juez indica que no sólo puede ser Lolo el autor del vídeo sino que la Policía ha explicado que esos vídeos los aportó a los agentes el propio confidente.
La Guardia Civil alertó del confidente
Pero es más, el mismo día que la Policía solicita la entrada y registro del domicilio del confidente, tras sospechar que les podía haber engañado, el propio Lolo acude a la Guardia Civil con supuestos nuevos datos sobre unos presuntos yihadistas, los mismos sobre los que él había informado a la Policía y que ya habían sido detenidos el día anterior, el 29 de diciembre.
La Guardia Civil se puso en contacto con el juez y remitió un informe diciendo que el confidente, Lolo, “posee una personalidad perturbadora, es inteligente y manipulador, que es colaborador de la CNP (Policía), que además conocía la operación desarrollada por la CNP, y que acudió a la Guardia Civil por haber concluido su colaboración con la CNP, llegando a indicar la existencia de unos zulos en los que se encontraron elementos de un arma automática”.
La Guardia Civil destaca en ese informe entregado al juez que podría haber sido el propio Lolo quien podría haber colocado el material en esos zulo “y que los elementos incriminatorios habrían sido aportados malintencionadamente para incriminar a terceras personas y que en todo caso son carentes de verosimilitud de amenaza terrorista”.
Ante todas estas pesquisas realizadas por el juez tras sospechar que el confidente podría haber manipulado toda una operación policial para implicar a los dos detenidos -ahora puestos en libertad- el juez dictamina que no está “mínimamente acreditado” que los sospechoso hubieran sido adoctrinados, sino más bien que parece una idea de Lolo.
“En las investigaciones no se observa momento alguno en el que los investigados profesen aquella ideología. No hay dato alguno que lo avale. Analizados los vídeos en los que aparece Edrissa y Samir no responden a la tipología yihadista. Las frases que profieren, aparte de no entenderse todas, se concretan en 'vais a morir todos' y 'por la gloria de Allah'”, recuerda el juez.
Lolo, el inductor
En el tercer vídeo aportado por la Policía, “no se identifica a la persona (y de ser alguien se apunta a Lolo, dada la sudadadera negra hallada en su domicilio) y hay frase alguna inteligible, ni consta quién lo ha realizado o editado. Es llamativo además que Lolo lo suministre al agente. Los investigados Edrissa y Samir apuntan a que es Lolo quien les induce”, subraya Pedraz.
Peo es más, se le dijo al juez que esos vídeos habían sido colgados en Internet y eso tampoco se ha podido acreditar dado que “salvo el corto espacio de tiempo que debió estar en Instagram, y pese a que se informó que se había colgado en redes sociales, no se ha podido localizar”. A pesar de las manifestaciones de Lolo sobre la existencia de otros vídeos, dicha información no se podido corroborar.
En relación con las armas lo único que consta son los cargadores y munición hallados en la parcela “(ignorándose quién las ha podido esconder en la misma y por quién fueron adquiridas), sin que se haya podido determinar que el AK-47 utilizado en los vídeos sea real”.
A todo esto, Pedraz añade que el agente encubierto solo vendió al confidente (acompañado de Samir) un cargador y no armas y no consta que en la cabaña tuvieran armas. “Solo se cuenta, pues, que pudieran pretender comprar armas, ignorándose el fin (el propio agente encubierto desconocía la finalidad) y, en todo caso, mediatizados por Lolo, ya que es él quién se pone en contacto con el agente y dirige las gestiones con él”, destaca.
Y concluye: “es clara además la contradicción de Lolo al decir que compraron las armas, cuando el propio agente encubierto lo niega, como el resto de los investigados. Y es llamativo asimismo que Lolo acuda a la Guardia Civil el mismo día en el que se había practicado el registro en su vivienda. El resto de las diligencias practicadas, incluidas las observaciones telefónicas, tampoco coadyuvan a estimar la posible existencia de un delito de terrorismo, ya sea por enaltecimiento o por amenazas. Con ello, y sin perjuicio de lo que resulte del análisis de los efectos intervenidos, el delito competencia de esta Audiencia Nacional no ha quedado acreditado”.