No ha llegado ni a media hora la comparecencia del ex presidente del Gobierno catalán Artur Mas ante la Sala Penal del Supremo, que juzga al ex consejero de Presidencia y actual diputado en el Congreso Francesc Homs por no acatar la suspensión de la votación soberanista del 9N decretada por el Tribunal Constitucional.
Llamado como testigo de la defensa, la declaración del ex president ha dejado, sin embargo, algunas 'perlas' para la acusación que ejerce la Fiscalía.
Mas se ha referido en alguna ocasión como "consulta" a la votación soberanista celebrada el 9N y ello pese a que en la estrategia de la defensa es nuclear que esa jornada sea definida como un "proceso participativo", para cuya convocatoria la Generalitat sí tendría competencias. El propio Homs corrigió el lunes al fiscal cuando éste habló de "la consulta del 9N" y el acusado le espetó: "Era un proceso participativo, cosa bien distinta".
Pero, sobre todo, el ex president incurrió en un lapsus peligroso por poner de manifiesto cuál fue la voluntad real de su Gobierno al conocer la suspensión de la votación ordenada por el TC. Hablaba el testigo de que cuando recibieron la providencia del Constitucional paralizando la jornada del 4 de noviembre el Govern presentó un recurso "para que nos aclararan a qué afectaba la suspensión". "Había cosas", añadió entonces, "que, aun queriendo -que no queríamos- no podíamos suspender" porque ya estaban hechas "y eran prácticamente todas, si no todas".
El presidente del tribunal, Manuel Marchena, que tiene asignada la ponencia de la sentencia, empezó a tomar nota justo tras oír a Mas ese inciso "que no queríamos (suspender)...". Fue llamativo porque el día anterior su ex consejero negó repetidamente la voluntad del Govern de desobedecer al Constitucional.
El discurso del testigo fue, por lo demás, básicamente político. El ex presidente catalán repitió lo que declaró ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en el juicio en el que él es acusado de los mismos delitos que Homs: que tras las elecciones del 2012, "en las que más de dos tercios del pueblo catalán se mostró a favor del derecho a decidir", la Generalitat intentó pactar con el Estado la celebración de un referéndum y, al no ser oídos, se empezó a promover un marco legal propio para llevar a cabo una consulta.
Insistió en que tras la providencia del Constitucional el proceso quedó en manos de voluntarios y señaló que entre el 4 y el 9 de noviembre "nadie hizo nada, ni el TC ni los tribunales ni los fiscales". "Hubo mucho tiempo para que alguien se acordara de que eso era un gran delito, como parece ser que es ahora", indicó.
El fiscal no formuló ninguna pregunta y el presidente de la Sala despidió a Mas con un "buen viaje", a lo que el ex presidente de Cataluña contestó "buen juicio".