La mujer del expresidente de Teka, en el banquillo por llevarse hasta las alfombras de la sede
Margarita Graf, de la 'jet set', se enfrenta a ocho meses de prisión por desmantelar una oficina entera.
10 abril, 2017 02:13Noticias relacionadas
***“La Audiencia Provincial de Madrid (Sección nº23) dictó Sentencia por la que declaró la total absolución de Margarita Graf y de Diego Recio Fernández de todos los delitos que se les imputaron en el proceso al que se refiere en esta noticia. El Fundamento de Derecho octavo de Sentencia establece: “Demasiadas dudas surgen para la Sala en torno al verdadero fondo del presente proceso. No se comprende por qué razón tras muchos años de gestión económica exitosa del Sr. Graf al frente del Grupo Teka, el nuevo Consejo de Administración dio instrucciones … para revisar posibles irregularidades. Tal acusación velada no ha sido ilustrada por el cualificado testigo con referencia absolutamente a ningún dato”.
Margarita Bimboese Von Trott, más conocida como Margarita Graf por su matrimonio con Klaus Graf, se sentó la semana pasada en el banquillo de los acusados por vaciar las oficinas de la multinacional Teka, el emporio de cocinas y electrodomésticos del que su marido era presidente. Según la Fiscalía y la propia empresa, que se ha querellado contra ella y su yerno, ambos decidieron llevarse de las oficinas los muebles, cuadros, lámparas, espejos e incluso las alfombras, un material valorado, en conjunto, en 303.375 euros.
Margarita Graf y el esposo de su hija, Diego Recio Fernández, están acusados de un delito de apropiación indebida. La Fiscalía solicita para ellos 8 meses de prisión y el pago de una indemnización a la compañía de 27.790 euros. Según la acusación, suegra y yerno aprovecharon que las oficinas sitas en la calle Marqués de Salamanca (Madrid) iban a ser vendidas en agosto de 2012 para "hacer desaparecer" los muebles de la oficina”.
Tanto Margarita como su yerno eran directivos de la compañía, y según la acusación, debían saber que todos esos muebles no eran propiedad de la familia Graf. En 1989, tras una ampliación de capital, tanto el mobiliario como las pinturas pasaron a formar parte de la compañía.
El puerto de lujo de Mallorca
La familia Graf es conocida en el mundo de la jet set, entre otras cosas, por crear Puerto Portals, en Mallorca, referente de turismo náutico de lujo. El año pasado se celebró su 30º aniversario, al que acudió la flor y nata de la sociedad mallorquina y gente conocida de fuera de la isla. Corinna, hija de Graf, es la consejera delegada del puerto, y su madre, la presidenta.
Puerto Portals es una de las zonas frecuentadas por la Familia Real en verano. Precisamente, el pasado agosto, los reyes Felipe VI y Letizia se dejaron ver junto a Juan Carlos y Sofía y parte de la familia cenando en un restaurante del puerto.
Según la Fiscalía, Margarita Graf y su yerno ordenaron el traslado de los muebles a una de sus casas en Calviá (Mallorca). Previamente, se limpiaron las alfombras por un importe de 2.824 euros, y la mudanza costó 12.000 euros. Todo ello se cargó a la compañía.
Se llevaron también a su casa de la playa una docena de cuadros, diversas esculturas, espejos barrocos, lámparas de cristal, sofás, mesas y otros objetos.
Un burofax de "chiste"
Margarita Graf fue alertada de que lo que se había llevado no era suyo y debía devolverlo, pero hizo caso omiso al burofax donde se le reclamaba el material, ya que, según ha dicho ahora, pensó que se trataba de una broma. No devolvió parte del mobiliario hasta 18 meses después, cuando se interpuso querella contra ella y su yerno por un delito de apropiación indebida. Aun así, no se ha devuelto todo. Según la fiscal, faltan dos cuadros valorados en más de 10.000 euros, otro cuadro de espejo Barroco valorado en 1.800 euros y una mesa caoba de 600 euros.
Durante su declaración como acusada, Margarita aseguró que desconocía que esos muebles ya no eran suyos. “Mi marido ha tenido más de cien empresas por todo el mundo y no le daba importancia a los muebles. Se le debió de olvidar decirme que ya no eran nuestros porque tenía más interés por los negocios que por las piezas de arte”, explicó el miércoles pasado ante la Sección 23 de la Audiencia Provincial de Madrid.
“Fue mi marido quien ordenó a Diego que encargara la mudanza porque prefería que los muebles estuvieran en nuestra casa de Palma de Mallorca”, sostuvo en su descargo. La acusada explicó que en un principio no devolvió los muebles porque pensó que era una broma cuando se los reclamaron. “Recibí un burofax y pensé que era un chiste. Decía: tiene usted que devolver los muebles”.
La acusada vio como una “cortesía” de la compañía que ésta pagara la mudanza en “agradecimiento por dejar algunos muebles en las oficinas” durante todos esos años. Según explicó, decidió devolverlos cuando “alguien” le enseñó un acta notarial en la que se especificaba que algunos muebles habían pasado a propiedad de Teka.
Poco después de llevarse los muebles, Klaus Graf dejaba de ser presidente de la compañía y cambiaba todo el consejo de administración, quedando la familia Graf relegada en la compañía.
El abogado de la acusación le recordó a Margarita que había firmado las cuentas anuales de la compañía y, por tanto, debía saber que el mobiliario era propiedad de ésta. “Si usted dice que las firmé, será así. Yo tenía fe absoluta en nuestro asesor fiscal. Si mi marido lo decidió así, seguro que yo acepté”, señaló.
“Más culpable que mi yerno”
En su interrogatorio, la viuda de Graf quiso apartar de cualquier responsabilidad al marido de su hija. “El único que no tiene nada que ver con los muebles es mi yerno. Yo soy mucho más culpable, mi marido [fallecido en 2014] es mucho más culpable, que él”.
La acusada procuró restar importancia al episodio de los muebles y explicó que su esposo nunca le comentó que ya no eran suyos, seguramente porque tenía muchos negocios que atender. “Hemos tenido hasta 140 empresas. Mi marido quería que yo estuviera al tanto y estuviera en ellas de derecho, pero eran cargos meramente formales”, señaló Margarita, para desvincularse del día a día de las empresas y de las cuentas de éstas.
También relató cómo el matrimonio poseía casas en diferentes partes del mundo, como Alemania, Suiza, Túnez, Brasil, Dubai, América o España, y que todas habían sido decoradas por ella. Algunos artículos los compraba a título personal y otros iban a cargo de alguna sociedad.