Tres presuntos yihadistas, detenidos en 2015 en Madrid "ante la eminencia de un posible ataque terrorista", serán juzgados este lunes en la Audiencia Nacional por integración en la organización terrorista Dáesh. La Fiscalía pide para cada uno 9 años de cárcel y la expulsión de España al llegar al tercer grado.
Los tres acusados son los marroquíes Yassin El Mourabet, Abdessadek Essalhi y Walid Oudra, quienes supuestamente formaron una red de difusión de contenidos yihadistas del Dáesh y de adoctrinamiento, según las conclusiones provisionales del fiscal.
Los tres fueron detenidos en noviembre de 2015 "ante la eminencia de un posible ataque terrorista por la deriva apocalíptica" que comenzó a desprenderse de sus conversaciones, que ya habían sido intervenidas.
La investigación comenzó el 27 de enero de 2015 cuando "dos individuos" compraron dos pistolas Smith & Wesson en una armería de Madrid, Topgun, a la que acudieron en un coche alquilado por el presidente de la mezquita de la calle Peña de Francia, que no está entre los acusados en esta causa.
A raíz de este episodio fue identificado el marroquí Abdessadek Essalhi, y del análisis de su actividad en Facebook se llegó a su compatriota Yassin El Mourabet, quien compartía con Walid Oudra un grupo cerrado de Facebook llamado "guardianes de la fe" ilustrado con una imagen de la bandera libre de Siria y la frase "sólo te tenemos a ti Dios [sic]".
"Que haya sangre como en la Guerra Civil"
"La investigación reveló la misión de receptor a través de las redes sociales y difusor, en contacto directo con las fuentes, de las ideas yihadistas del Daesh" de El Mourabet, "situándolo en un primer nivel de la subestructura terrorista por encima y en directa relación" con Essalhi.
El Mourabet, presunto cabecilla del grupo, fue quien influyó en la radicalización de Essalhi y este, que inicialmente se movía en el entorno de las tres mezquitas del centro de Madrid y era conocido por su integrismo religioso, fue quien captó a Oudra.
Según las conversaciones telefónicas interceptadas, Oudra, que cuando vivía en la calle Mantuano, en el barrio de Prosperidad, tenía debajo de su casa un local en el que se reunían otros musulmanes de credo sufí a hacer meditación, le informaba a Essalhi de sus actividades.
Se referían a un centro de practicantes de la rama sufí del islam -el estado islámico es de credo suní- que Oudra, según le comentó en una llamada, quería "liberarlo con una buena espada o una bazoca", a lo que Essalhi dijo: "mejor con la espada para que haya sangre" a lo que Oudra le responde: "sí, sí que haya sangre como en la Guerra Civil".
Odio a los españoles
En estas conversaciones, Essalhi mostraba su discrepancia "con las prácticas religiosas y relajadas de su entorno, su odio hacia los españoles y la existencia de un contacto en Casablanca (Marruecos), que él estaba adoctrinando", explica el fiscal.
De Oudra quedó de manifiesto "un episodio de autolesión y odio hacia la vida, agravado por la ruptura con su pareja sentimental y cambio de domicilio, que determinó el establecimiento de un control policial" sobre él.
Essalhi aprovechó "la situación inestable" de Oudra en su labor de adoctrinamiento diario, "supervisándole constantemente, guiándole hacia un pensamiento radical del Islam y aislamiento del mundo exterior, hasta hacerle renegar de su vida anterior, y desear redimir sus pecados, controlando su personalidad".
De El Mourabet, la Fiscalía destaca su relación a través de redes sociales con miembros de Daesh como Ayoub El Khazzani, detenido en Francia como el presunto autor del atentado perpetrado en un tren entre Amsterdam y París, en el que resultaron heridas dos personas con arma de fuego, hasta que fue reducido por otros pasajeros, entre ellos un militar estadounidense de permiso.
También se refiere a su relación con un presunto combatiente del Estado Islámico Moha mohe, del que se incautaron imágenes en diferentes zonas que estaban siendo tomadas por el Daesh.