Los agentes consideran que Vicente Moro era un "subordinado" de González al que éste habría encargado, entre otras cosas, que recabara información sobre determinadas noticias que le relacionaban con casos de corrupción. "Envía a tus chicos", habría dicho el expresidente madrileño a Moro, pidiéndole que personas de su confianza sacaran información a periodistas que investigaban temas en los que estaba implicado.
Moro visitaba a González habitualmente en su despacho y "en alguna ocasión le dio algún sobre, desconociendo el contenido del mismo", según declaró en sede judicial la secretaria del expresidente madrileño.
Según se recoge en el sumario, Moro también iba a ver con asiduidad a su despacho a Edmundo Rodríguez Sobrino, el director del Canal de Isabel II en Latinoamérica. Durante una conversación telefónica intervenida entre Sobrino y su secretaria, ésta pregunta: "¿Pero ésto no lo dirigía nuestro amigo, el que iba y venía, 'Chiquitín'?". El contexto de la investigación indica que se refería a Luis Vicente Moro y a las idas y venidas que hacía al despacho de Rodríguez Sobrino en la etapa de negociaciones de la compra de Emissao.
La pista de las comisiones en República Dominicana
Las declaraciones de Diego García Arias y Ramón Navarro, otros dos directivos de Triple A Colombiana (compañía participada casi al 70% también por el Canal) sitúan a Luis Vicente Moro como receptor de una comisión de 400.000 euros en efectivo en República Dominicana de manos de Diego García Arias. Moro ingresó el dinero, supuestamente, en el Banco Hipotecario Dominicano (BHD) mediante la apertura de una cuenta y obtuvo una tarjeta para poder sacar dinero.
La Guardia Civil ha encontrado indicios de que la operativa pudo ser, efectivamente, como la han descrito los líderes de la presunta organización criminal en la administración pública madrileña destinados en Colombia. De ahí que hayan solicitado a las autoridades judiciales dominicanas información sobre Moro y sus tres hijos: identificación de sus cuentas bancarias, propiedades inmuebles en el país, participaciones en sociedades como accionistas, fechas de entrada y salida en el país tanto de Moro como de Diego García Arias y la estancia de ambos en el hotel El Embajador, así como reportes de operaciones sospechosas de blanqueo.
También han solicitado al Banco BHD Léon de la República Dominicana toda la información disponible sobre los productos financieros de Moro y sus hijos y las transferencias realizadas desde éstos.
Los registros en las viviendas de Luis Vicente Moro e Ignacio González han permitido recabar información que confirmaría las declaraciones en sede judicial y que les implican en los presuntos delitos de blanqueo de capitales, prevaricación, cohecho, fraude, tráfico de influencias, malversación y corrupción entre particulares.
En primer lugar, los agentes encontraron en una tablet de Moro un correo electrónico dirigido a Diego García el 5 de mayo de 2014 en el que el primero indicaba: "Está todo correcto, está todo", que a juicio policial podría significar que Moro ya había ingresado el dinero en el banco dominicano BHD.
Cruzando bases de datos policiales, se encontró información sobre seis vuelos procedentes de República Dominicana a España en los que Luis Vicente Moro era pasajero, coincidiendo con las fechas en las que se adquirió Emissao y se materializó el pago de las comisiones.
Además, en la agenda electrónica de Ignacio González se encontró información de reuniones de éste con Luis Vicente Moro y Edmundo Rodríguez Sobrino el 24 de julio de 2014, así como en la agenda de Edmundo Rodríguez aparecía una reunión entre éste, Luis Vicente Moro y Diego García Arias la misma semana. En septiembre de ese mismo año, Moro realizó un viaje a República Dominicana. Según los agentes, dichas reuniones podrían guardar relación porque coinciden con la fecha en la que Moro ingresó el dinero de la presunta comisión.
La pirámide delictiva y el cobro de comisiones
Tanto Diego Arias como Ramón Navarro habrían servido como testaferros o "canalizadores" para que las comisiones por la compra de Emissao llegaran finalmente a Luis Vicente Moro, Edmundo Rodríguez Sobrino e Ignacio González, quien "ocupaba la cúspide de las decisiones sus instrucciones se cumplían", según contó Diego Navarro.
Los dos directivos de la Triple A colombiana declararon a principios de noviembre en la sede de la Fiscalía Colombiana ante el juez instructor García-Castellón y el fiscal retirado del caso, Carlos Yáñez.
De esas declaraciones se desprende que por la compra de Emissao se pagaron comisiones y que el reparto fue el siguiente: Edmundo Rodríguez Sobrino recibió 2,7 millones a través de las sociedades Amalfi y Rafaello, de los cuales 1,8 corresponderían a Ignacio González.
Diego García Arias realizó la valoración de la sociedad brasileña, negoció y gestionó los pagos con Sebastiao Cristovam y cobró la cantidad de 1,5 millones, de los cuales 200.000 serían para Ignacio González y 400.000 para Luis Vicente Moro.
Luis Vicente Moro recibió aproximadamente 900.000 euros por la participación en la operación, aunque Diego García y Ramón Navarro se lo habrían hecho llegar a través de cuentas y/o inversiones inmobiliarias en República Dominicana. En sede judicial él ha negado que él o su familia tengan cuentas en el extranjero.
Ramón Navarro habría recibido 1,4 millones, de los cuales 500.000 euros serían para Luis Vicente Moro. Todos estos datos aparecen reflejados en el informe de la UCO, basándose en las declaraciones de los dos directivos en Colombia. La declaración en sede judicial de Rodríguez Sobrino, que se ha prestado a colaborar con el Ministerio Público, coinciden en gran parte con estas cantidades.